- Envío 1: Villa Talar, introducción y origen.
- Envío 2: Primeras acciones de la Asociación de Fomento de Villa Talar.
- Envío 3: El fin de 1919 y comienzos del año 20
- Envío 4: El año 20.
- Envío 5: Algo sobre los primeros años veinte
- Envío 6: 1924. Balance y promesas
- Envío 7: Hasta llegar a 1927
Villa Talar
Un aporte sobre los orígenes y primeros años de un barrio
casi desaparecido de Buenos Aires
por Marcelo J. Bourdeu
Envío III
El fin de 1919 y comienzos del año 20
El fin de 1919 se acercaba. Fue un año importante para Villa Talar, pero no fácil, ni allí ni en el país en general.
Pongámonos un poco en situación. El mundo estaba viviendo, razonablemente esperanzado, el fin de la primera guerra mundial, llamada con más exactitud, la «Gran Guerra» europea.
En la República Argentina, promediaba la primera presidencia de Hipólito Yrigoyen. El Intendente Municipal era, interinamente, Saturnino García Anido a quien sucedería desde diciembre del 19 hasta octubre de 1922 José Luis Cantilo.
Efectivamente, el 19 no había sido un año fácil. Como situación de fondo el país estaba, trabajosamente, tratando de salir de los trastornos económicos que la guerra trajo por la reducción de compras y transportes para los productos argentinos. El año se había inaugurado dolorosamente. Resumiendo lo más posible, ocurrió que el 7 de enero, los obreros de los Talleres Metalúrgicos Vasena (en Parque Patricios) declararon una huelga en demanda de más justas condiciones laborales. La empresa trató de quebrar la huelga con obreros que no adherían, lo que desató actos de violencia de parte de los huelguistas como saqueos a armerías, incendio de iglesias y toma de talleres. Aquí hay que señalar que el primer sindicalismo argentino (y el mundial) estaba dominado o muy influido por el anarquismo que en su oposición a toda forma de autoridad favorecía el caos como terreno propicio para su avance. El día 9 se declaró una huelga general. Yrigoyen ordenó reprimir lo que -como suele lamentablemente ocurrir- tampoco se hizo con sutileza. Síntesis: entre el 7 y el 11 de enero, la violencia de un lado y del otro provocó más de 600 muertos y alrededor de 3.000 heridos. Nuestra Historia llama a esto, elocuentemente, «La Semana Trágica».
Más allá de este horrible principio de año, Yrigoyen debió afrontar en ésta su primera presidencia (1916-1922) más de 300 huelgas lo que da una idea del clima en que vivía el país.
Pero limitémonos a nuestro tema. El año se cerraba alimentando esperanzas de mejoras vecinales. El domingo 7 de diciembre comenzaron a dar frutos algunos de los incansables pedidos de la Asociación de Fomento de Villa Talar. Ese día se efectuó en la Villa -desde temprano y organizada por la Asociación misma- una gira de inspección del Delegado Municipal de la zona norte de la Capital, Señor Lorenzo Balleto. Aunque no dispongo de precisiones sobre las atribuciones de este funcionario surge de la nota periodística que su labor consistía, al menos en parte, en tomar contacto directo con las realidades barriales para asesorar al Intendente Municipal.
El propósito de la gira era la constatación visual y en el lugar («in situ» y «de visu» diría un amante de los latines) de las numerosas deficiencias denunciadas y con las necesidades de mejora. Falta de desagües, de alumbrado y de calles empedradas eran las principales necesidades de los vecinos. Todo esto quedó ampliamente mostrado y demostrado, a juzgar por las medidas que se tomarían más adelante.
El delegado municipal fue acompañado en su recorrido por el barrio por los integrantes de la Comisión Directiva de la A.F.V.T., por el Diputado Nacional Dr. Francisco Beiró, por el concejal Dr. Amuchástegui, y otro funcionario, un Señor Manzano, director de la «sección conservación niveles y calzadas». (En cuanto al Dr. Beiró, acotemos que su familia fue vieja vecina de Villa Devoto, con la que siempre siguió vinculada. Justamente en febrero de este año 2008 la Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto logró que la Legislatura de la Ciudad aprobase una ley protectora de la casa del Doctor Beiró, salvándola del riesgo de la demolición. El Dr. Francisco Beiró, diputado como ya dijimos a la fecha de esta gira, fue luego -en marzo de 1928- elegido candidato a Vicepresidente de la Nación por el Radicalismo Yrigoyenista. Integró así la fórmula ganadora Yrigoyen-Beiró y debía asumir el cargo el día 12 de octubre de 1928. Pero eso no pudo ocurrir pues Beiró falleció en el mes de julio.)
Concluida la gira que comentamos, la comisión directiva de la A.F.V.T. obsequió a los visitantes con un almuerzo que se sirvió en el Restaurant y Bar San Martín.
No puedo resistir la tentación de comentar algo sobre este lugar histórico de Villa Devoto. Se trata del bar «alemán» situado en la ochava sur de la Av. San Martín y Pedro Morán. Soy -como lo fue mi padre- uno de los muchos que en su jardín frontal, bajo las palmeras y el cielo, tomaron, en alguna noche de verano y junto a amigos cómplices, sus primeros chops de adolescente. No sé si el bar existe actualmente, pero sin duda muchos recuerdan su mobiliario exterior con las redondas mesitas metálicas y pequeñas sillas del mismo material, equipamiento entonces habitual de las «cervecerías».
El caso es que en ese «bar alemán» se homenajeó a las autoridades visitantes. Es una lástima que la fotografía no estuviese entonces más difundida ni fuese tan nítida como puede serlo hoy. Tenemos que conformarnos con lo que los periodistas del momento decidieron registrar. Digamos entonces que el periódico «La Época», del lunes 8 de ese diciembre del 19 señala que concurrieron a este almuerzo los señores: Lorenzo Balleto, Francisco Beiró, José A. Amuchástegui, Diego Manzano, Romeo, Temoni, Elmi, Damián Díaz, N. Nazarielli, Salvador Gatti, Leopoldo Fasquel, Manuel Garrido, José Venetolo, Juan Vernengo, Leopoldo Mata, Juan Arbelles, Julián Bourdeu, José Pedro Fernández, Senén Morla, José Abbiate, R. Argentino Calvo, Ignacio A. Bordenave, Hércules Barberis, Jerónimo Belgrano, Antonio Daglio, Adrián Bulo, Eduardo Charpentier, Eduardo Villagra, Camilo Poltti, Atilio Cervino, Andrés Calzetta, Honorato Accialini y Rómulo Barberis. Quizás algún vecino actual reconozca aquí el nombre de un pariente o viejo conocido de la familia.
Todas estas gestiones y esta gira de inspección -reforzadas por otras constantes demandas- darían finalmente resultados positivos. Aunque claro está que, de acuerdo con una especie de estilo nacional, no con demasiada rapidez…
Los primeros días de 1920 fueron testigos del inicio de una acción conjunta de varias entidades vecinales de la parroquia de San Bernardo. En relación con las parroquias -divisiones zonales de la Iglesia Católica- recordemos que entonces se las empleaba también para delimitar jurisdicciones electorales y de allí su influencia en la vida política de la ciudadanía. La parroquia de San Bernardo fue creada por decreto del Poder Ejecutivo Nacional el 11 de abril de 1894 y comprendía los barrios de Villa Crespo (su sede), Caballito, parte de Flores, Villa Gral. Mitre, Santa Rita, Villa Devoto, Villa Talar, Villa del Parque (con Agronomía y Parque Chas), Villa Ortúzar, Chacarita, Colegiales, Palermo y Almagro.
Según lo expresa «El Progreso» del 4 de enero, la A. F. de Villa Talar había invitado a las asociaciones del mismo carácter existentes en la referida parroquia a efectuar en común una gestión ante las autoridades municipales. Es justo señalar que -siempre según la fuente citada- esa invitación tenía un cercano antecedente en otra formulada por una «Asociación Defensa Vecinal» de la que carezco de más datos.
¿Qué motivaba la necesidad de unirse para actuar ante la Intendencia Municipal? Pues que existía un proyecto de ensanche del Cementerio del Oeste o de Chacarita, que implicaba entre otras cosas «la clausura definitiva y grave de arterias importantes como la avenida Warnes y otras». Este proyecto fue inconsulto y se lo consideró «descabellado» y «no conveniente para los respetables intereses de los habitantes y propietarios» de la zona afectada. Concluye así «El Progreso»: «Entendemos asimismo que las asociaciones de fomento que circunstancialmente se confederen con ese objeto, deben señalar al señor Intendente la conveniencia de fundar una necrópolis en el Sur, para evitar a su numerosa población las molestias que origina el traslado actual a la Chacarita y la necesidad que existe en ordenar a una comisión de médicos e ingenieros el estudio de un sistema de cementerio en relación con la grandeza de la metrópoli».
Es evidente que el proyecto de ensanche afortunadamente no prosperó. No hay datos para asegurar que eso ocurrió por la acción de las asociaciones vecinales, pero podemos suponer que esa acción influyó y que los vecinos de Villa Talar fueron parte del éxito…