SUDESTADA en Boedo y San Juan por Ricardo Lopa

Boliche, café, libro. Ella y una silla vacía. Espera, ansiedad, eternos segundos que se van. Espera. La mesa de enfrente es mi lugar, la veo preocupada. Revuelve el café sin cesar, como queriendo los nervios calmar. Mira por la ventana llueve, ansiedad. Sin prisa consume, como no queriendo terminar. Los segundos son minutos.

Cierro el libro, último sorbo, me incorporo. La de la mesa de enfrente continúa sola. Me ficha, pidiéndome la explicación que no le puedo dar. La mesa, ella y una silla vacía, yo, el de la mesa de enfrente, para el cuadro completar. Enfilo en busca de la salida, el invierno y la lluvia que parece arreciar. Vuelvo la cabeza, él, acaba de llegar, la tormenta comienza a pasar. Enfilo por San Juan, chau profe, me saluda un pibe al pasar.
 
Al otro día, vuelvo al boliche de Boedo y San Juan, me acomodo en mi lugar. Feca cortado para empezar, la lluvia continúa no parece amainar. Ella acompañada se acurruca en su galán, dialogan sin cesar, manos entrelazadas, Él no la deja de fichar, el zomo arrima un par de gaseosas para acompañar. El chamuyo de la pareja comienza a disminuir, yo en mi lugar, comienzo a presentir. Él se incorpora, beso en la mejilla, chau, después de garpar. Ella, pálida, unas lágrimas por su rostro comienza a derramar. La miro, parece que me quiere explicar. Le alcanzo un pañuelo, me empieza a contar. El chamuyo con el quía no viene de amistad, solo en buscar de alguien para descargar. Le presto atención, le digo, todo va a pasar, se empieza a calmar. Me agradece, tomo el diario que me alcanza el mozo del bar, comienzo a hojear, cada uno en su lugar.
 
Ella en una mesa, yo en la otra. Ella mirada presta en la entrada, que ahora es salida. Yo abstraído, pero hasta ahí nomás. Ella vuelve a llorar, esta vez de alegría, porque a Él lo ve entrar, previo sobe, todo vuelto a empezar. Me levanto, pago, pequeña mueca de saludo, retribuida, me digo, misión cumplida. Afuera la sudestada, persiste, aún más. Paragua, solapa en alto, enfilo por San Juan, chau profe, me saluda una piba al pasar.  
Ricardo Lopa
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