Los Varela – Diez horas en la vida de los hermanos Renus

De la serie: “Los Varela, una familia villamitrense”
Alberto Pereira Ríos

V-

Diez  horas en la vida de los hermanos Renus

domingo  23 de diciembre de 1934
Evocaré  un suceso  extraído de  una crónica publicada en el periódico “Villa Mitre” en su edición del mes de enero de 1935 (1),  en la cual se hace referencia a un infortunado suceso, cuyos protagonistas  fueron dos niños de ocho y diez años víctimas de su propia ingenuidad, y del ciego impulso de un impredecible fenómeno irruptivo. #hermanosRenus #arroyoMaldonado

 

Mucho tiene que ver el  Maldonado en la vida de nuestro barrio y en  la trama de esta historia. Fue desde siempre una presencia temible y gravitante. Al acecho del sosiego de los vecinos  con viviendas adyacentes a su cauce, inermes ante sus efectos. Veamos algo de su historia: Hacia la primera mitad del siglo XX era un surco hediondo a cielo abierto de aguas sucias, que dividía  al barrio de Villa Gral. Mitre en dos partes casi iguales. Su nociva vecindad se anidó subyacente, en la mente del vecino durante décadas, tal inevitable, tanto como indeseada simbiosis, perduró aún más allá de su entubamiento; dicho con precisión,  hasta ya entrado el siglo XXI. 

En 1934, estaba entubado  desde su desembocadura hasta  la calle Bolivia (4), a partir de allí, se lo veía en su lecho natural. 

La paralización de los trabajos de su entubamiento,  a causa de la crisis de los años “30”, generaba airadas protestas del vecindario que exigía al gobierno municipal la culminación de las obras.   

Su presencia, estuvo también vinculada  a la literatura; así pues, Borges, lo evoca  con precisión de cirujano y elegancia literaria: “El  Maldonado, reseco y amarillo sanjón, que, estirándose sin  destino desde Chacarita, y que, por milagro espantoso, pasaba de la muerte de sed a las disparatadas extensiones de agua violenta, que arrasaban con el rancherio de sus orillas”      

En paralelo al eje central del relato, el lector verá  reflejada en esta narración, el marco ambiental de esos años, que revelan hábitos, ocupaciones y juegos, tanto como  el imprevisible acecho de infortunios no deseados.   

La dramatización de esta   historia transcurre entre las nueve y las siete de la tarde del domingo 23 de diciembre de 1934.

Los Renus vivían en Condarco entre Monte Dinero y Deseado (2) frente a la fábrica de cigarrillos “Particulares” Su vivienda  no se apartaba del común de la época: Jardín al frente, las habitaciones se alineaban en “chorizo” (3) protegidas por un alero de chapa acanalada que formaba de hecho un corredor.  En el patio se veían macetones de “malvones multicolores” y un juego de sillones de mimbre; hacia al fondo, el piletón, con su tabla de lavar (4) más atrás, el horno de barro y la huerta, luego,  enmarcado por un tejido de alambre el infaltable gallinero. 

La casa “chorizo” fue por más de un siglo una solución que daba respuesta a las necesidades de la vivienda popular, la cual fue absorbiendo muchos de los cambios de la composición y crecimiento de quienes la habitaban.

La familia estaba constituida  por el matrimonio y dos niños de  8 y 10 años, llamados Osvaldo y Oscar, más conocidos por sus apodos de  Momo y Ori respectivamente.

De 9 a 10 hs. am

Se anunciaba un día de mucho calor.

 Los rayos de un  sol deslumbrante filtraban por entre las celosías de la ventana del cuarto de los niños. Una tenue fragancia a alcanfor (5) impregnaba la habitación. Momo se agitaba sudoroso en su lecho balbuceando algo incomprensible. Ori estaba ya sentado sobre su cama dispuesto a vestirse, sobre  su espaldar, pendía el escudo de “Boquita”, grabado en madera. En  la mesa de luz, dos revistas: El “El Gráfico” con la imagen de Roberto Cherro, ídolo indiscutido del equipo de la ribera y la revista más  popular de los años “treinta” “ el “Pif-Paf”. En  ese instante, la madre irrumpió  con la intención de espabilarlos.

Roberto Cherro

-¡Chicos, vengan a tomar la leche!– Al advertir la alteración de Momo, se acercó  a su cama, acariciando su rostro. El niño despertó,  y al ver a su madre, solo atinó a abrazarla con rostro  lloroso. 

 -¿En qué soñabas?

-Soñe … soñe  …que …el agua   me tapaba, yo intentaba salir … ¡pero algo me lo impedía, no podía respirar  ma’ … ! 

-Bueno, bueno, ya pasó,  solo fue un mal sueño–  Acongojado aún, asintió con expresión resignada…


La cocina era amplia, en su contrafrente, entrando desde el vestíbulo, (preludio de living), se destacaba una  mesada, con un ícono de la década anterior: el calentador Primus, a su lado enfiladas: la cocina económica que funcionaba a leña, y la “¡antecesora de la heladera eléctrica conocida como  “yelera”. Era esta  un  mueble bajo de madera, con dos compartimientos revestidos en zinc, en uno de ellos se guardaba el hielo comprado (6)  Arriba, una alacena sin cerramiento que dejaba ver recipientes y enseres entre los cuales se destacaba una robusta  plancha de hierro que funcionaba a carbón.

Ambos se sentaron frente a la mesa de pino, cubierta de un colorido mantel de “hule”. 

Los aguardaba una  humeante “cascarilla” (7) servida  en enormes tazas de loza. A ambos lados, dos platos  colmados con las consabidas rodajas de pan untado con manteca. “La Philco de “capilla” ambientaba la escena con sonoridades de tango. (En esos años,la radio acabó por instalarse en la rutina de los hogares). 

-¡ Mamy- , -el timbre-, -Voy a ver-  -dijo Ori- 

-No- vos  terminá tu desayuno, -voy yo-.

cocina económica a leña

-Señora, ¿Está el Ori? (A su frente  dos pibes de unos once  años)

-Está tomando la leche-, y después tiene que hacer unos mandados ¿Para qué lo buscan?

Para avisarle que el “desafíó” (8) es a las cinco y media, en  la canchita de Argerich y Luis Viale.

-Oigan, ¿no les parece que hace mucho calor para andar jugando a la pelota a la tarde?

– ¡Noooo….  se-ño-ra-aaa ….! -a la tarde va a refrescar- y antes de escuchar la respuesta, se las picaron.


Las madres de familia de esa época, no ganaban para agobios. Una de las imágenes más penosas de los abuelos de hoy, es las de sus madres fregando en piletones para lavar la ropa de cama, prendas interiores, camisas, repasadores, servilletas y manteles con una asiduidad tan profusa y continuada que se parecía a una obsesión torturante. Si los desahogos económicos lo permitían se tomaba una lavandera, pero la mayoría de las mujeres debieron soportar siquiera parcialmente, esa tortura doméstica. Se agravaba  la penuria con las rajaduras de la piel de sus manos, largamente metidas en el agua (y ya castigadas previamente por la limpieza cotidiana de la cocina) Por esas grietas en carne viva, penetraba el potasio del jabón lo que aumentaba su irritación , hasta hacerlas casi incurables, al menos durante el invierno.

La tabla de lavar era de madera con estrías transversales sobre las que se apoyaba oblicuamente la ropa, que necesitada de ser restregada para que aflojara sus manchas. Recién a fines de la década de los años cuarenta aparecieron los primeros lavarropas. Y con ellos su bien ganada liberación.  

-Andá a comprar un kilo de “flautas” a Los Lagos (9) y después pasás por el almacén de don Rafael (10) te dejo la lista  así no te olvidás de nada. 

¡Ah!, andá con  la bolsa grande, así no perdés nada …

-¡Acá que dice mamá? -No entiendo-

-Harina- 

-ah…, vá con “h” 

-¡Dale apurate!-

-¡No pierdas la plata eh!-  -dos pesos te tienen que alcanzar para toda la compra, y no te pongas a jugar a la pelota con esas zapatillas que te las compré la semana pasada-

.- bueno má…

-¿Me acompañás Momo?

-No- dentro de un rato empieza la Pandilla Marilín (11)

¡Dale falta como media hora todavía… vamo’ y venimo’ de raje dale …

¡¡¡¡No ….quierooooo…..!!!, 

-¡¡-Maricón!!!- 

Salió medio “chivo”. En la vereda de al lado había unas pibas jugando a la rayuela , Susy, su vecina, al verle le dijo:

 -¡¡¡hola Ori!!!, mañana voy a tu casa a saludar a tus papás-

-¿Porqué?-

– Es “Nochebuena”

-¡Ah ….!   por eso …y sin hacer comentario se despidió con un gesto.

El Ori era un “rubión” de rostro agraciado, con modales y espíritu de calle de barrio, sin embargo, según mentas, tal  desapego a las formas, no era obstáculo que le impidiera estar siempre en la mira de algunas de las pibas de la zona. Momo era su contracara. Introvertido, cuidadoso, obediente y aún muy apegado a sus padres. 

Cuando llegó a la esquina de Deseado lo pararon  un par de compinches que le preguntaron si había recibido el mensaje. 

-Ori, jugamo’ “un cabeza”

Bueno, dale,  ¡pero a die’ nada más eh!,  porque tengo que hacer …!

“El cabeza” era uno de los clásicos de la “purretada” de entonces (12) se jugaba con “la saltona (la de trapo no picaba) (13) el lugar era una vereda cualquiera con  un árbol que oficiara de poste, ya que el otro era la propia pared, “aquella que al decir de Héctor Gagliardi,sabía devolver los pases”) (14) Hecho  lo cual, salió apurado  a cumplir el encargo de su madre.

radio capilla

De 10 a 12.30 am:

Los niños de antes eran los verdaderos creadores y héroes de sus propios juegos, lo que demostraba su gran libertad creativa a bajo costo, y con prescindencia de pautas adultas. 

La virtud más grande de los juegos de antes era la calidez humana que surgía de   las relaciones directas con amigos reales. Ser parte de una”barra” aportaba identidad y prestigio. Recuerdo que para jugar con alguien primero había que conocerlo.

 –¿Y vo’ quien sos?– La frase implicaba un rechazo a todo aquel que  no era parte de la identidad grupal. 

Había diversidad de juegos, en los que prevalecía aquel que para  su ejecución, era el más habilidoso; condición que le permitía asumir un liderazgo. Por ejemplo, el goleador de la barra despertaba la admiración y el respeto de sus compañeros. En estos tiempos, tales formas de convivencia  infantil han desaparecido. Hoy día los pibes pueden jugar con perfectos desconocidos e incluso con personajes de ficción, a través de sus laptops y consolas. Pero es cuestión de gustos, yo no creo que los chicos de hoy la pasen mal dentro de  clubes o en sus casas, aunque si me preguntan, diré que a mí me gustaba jugar en la calle. Alejandro Dolina decía: “El juego más importante era la exploración del mundo, y ese no tiene reglas. Cuando uno es chico, el juego principal es mirar y ver, y dejarse estimular por esa maravilla que es lo desconocido. Caminar, meterse, treparse embarrarse ¡¡¡vivir!!!, ese es el juego principal”. 

El Ori se acercó al lugar donde habitualmente se jugaba a las “bolitas” El sitio elegido era una vereda  mitad piso de ladrillos mitad de tierra lisa. Mínimos espacios que podían ser universos virtuales, pero, acotados por límites. Dentro de la cuales, se trazaba  la “canchita” semejante a un cuadrado con un agujero en el medio. Había “punteras”, “lecheras” y “bolones” que  mostraban   el deterioro propio de enésimos entrechoques. El juego consistía en un ciclo de quema y hoyo favorable, lo cual, era recompensado con una bolita ajena. Pocas veces se aceptaban los rulemanes  de acero, por el deterioro que causaban a las punteras rivales.

Un par de ocasionales adversarios  aguardaban al Ori ávidos de cobrarse pérdidas anteriores. 

 La  otra vez jugamos a la cuarta y al gallito” ¿Cambiamo’ ?

-bueno,  entonce’ hacemo’ un  hoyo y quema-

jugar a las bolitas

Sucias las rodillas, despeinados, concentrados solamente  en los choques de las punteras. En ese ámbito espacial, se ponía en  el juego una pasión irrefrenable. ¡Las bolitas!, un mundo apasionante para los chicos que codiciaban  las más transparentes (los ojitos), cuanto más traslúcidos más se cotizaban, y se atesoraban con precoz avaricia.

-¡Ori!,  Mama dice que vayas-! 

 -¿Que hora es? 

-Cerca de la una-

-¡Uyyy -,-Chau chicos, me las pico-

¡Eh ….! , siempre te espirás ! (15) cuando vas ganando, ¡flor de piola eh!

-Callate vo´, que si me que quedo no te queda ni una, no te queda.

-No ves que me llama mi vieja- 

-Vamo- Momo. 

De 12 30 a 15 .30. hs pm.

Almuerzo y siesta;   

-¡Momo andá  a lavarte las manos! Y vos, ¡andá bañarte!, no vas a ir a la cama con esa mugre …-¡¡¡mirá como te has puesto-!!!

Luego del almuerzo, todo el mundo iba a  dormir la siesta 

Para los adultos la “siesta” en domingo era un hábito sagrado.  Para los niños en cambio, una suerte de imposición que debían aceptar por fuerza, aunque siempre a regañadientes. 

Antes, de acostarse, disputaron  por la dirección del ventilador. El  calor era tan sofocante que solo lograron dormitar un rato. 

De 15.30 a 18 hs. am:

El padre les avisó que el partido iba a empezar. Fanáticos de Boca los tres, se ubicaron  en el vestíbulo en torno a la “cantora”, a escuchar a Lalo Pelliciari que iba a relatar el partido de Boca frente a Huracán por la última fecha del torneo de primera. No había mucho entusiasmo, ya que, al margen del resultado Boca ya era el campeón, solo estaban pendientes de  los goles de Cherro. El ídolo en ese año, aunque ese día, los mejores goles los hizo Herminio Masantonio, centro  de Huracán. (Boca perdió 5 a 2)

De 18.30. a 19 hs. am:

Tardó en convencer a Momo que lo acompañara.

-¿Para qué querés que vaya si no me ponen ni de arquero?

-Vení por si falta alguno- -Después te compro un Laponia de chocolate, te compro.

-¡Te  voy hacer acordar eh!,  por si te hacés el burro como la otra vez.

Tomando en cuenta el calor reinante acordaron con sorprendente buen juicio que, el  ganador sería el equipo que primero llegara a convertir tres goles. No había “pito”, razón por la cual a veces tales  “desafíos” terminaban a las “piñas”.                 

 Habían transcurrido unos veinte minutos con el partido empatado cuando advirtieron que atmósfera era tan sofocante, que era imposible seguir jugando. De pronto el cielo se había cubierto  de negros y amenazantes nubarrones, sin transición, se había hecho noche, solo las descargas eléctricas iluminaban el horizonte. Los pibes pusieron fin al picado. Alguien pegó el grito: ¡¡¡Araca muchacho’, rajemo´que se viene una tormenta  grossa…!!!

Chau me las pico, -dijo Ori- y dirigiéndose a sus compañeros de equipo; y  les espetó: -¡no’ vemo’ mañana a la noche eh …! vayan juntando “guita” pa’ las “cañitas” y los  cohetes-.

 -Vamo’ Momo-  -apurate- Atravesaron el baldío;  por Luis Viale enfilaron hacia  Nazca. El Momo se retrasó, los truenos lo asustaban y se puso a lagrimear, el Ori tomándolo de la mano le dijo -No le tengas “chucho” a los truenos, solo meten barullo-  Ante las primeras gotas comenzaron a correr. Cuando estaban a unos metros de Nazca, comenzó a diluviar. Doblaron  a su izquierda enfrentando las vías, intentaron parar al tranvía 84, el cual, en ese instante estaba a punto de  abordar el puente. Tal vez a causa de la espesa cortina de agua, el motorman no los vió. No les quedó otra que cobijarse bajo el puente. Se ubicaron  sobre el talud de pendiente menos pronunciada. El lecho del arroyo solo contenía a su llegada un menguado caudal de agua borrosa. Allí esperaron que cesara el  temporal. Quince minutos después todo cambió; Un súbito aluvión de aguas encrespadas irrumpió con violencia sorprendente cubriendo en segundos ambos taludes, y arrasando todo a su paso. El Ori abrazó instintivamente a su hermano para protegerlo. Propósito vano; el torrente los envolvió  inmisericorde en su vorágine. 


A la mañana siguiente un grupo de voluntarios organizados por Mateo Varela Funes, amigo y correligionario del padre de las víctimas, buscó sus cuerpos en el cauce.  Al cabo de afanosa búsqueda los hallaron a la altura de la calle Bolivia próximos a la entrada del pluvio conducto. 

Un sentimiento generalizado de dolor  cundió irreprimible por todo el barrio.

infortunado suceso en el Arroyo Maldonado

En la imagen de arriba se percibe los  restos de encofrado donde quedaron atrapados los cuerpos de los infortunados niños.

En la inferior, el grupo de rescatistas que hallaron sus cuerpos.

Epílogo: La indignación popular que provocó la trágica muerte de los niños,  proporcionó un sólido argumento a los fomentistas para respaldar sus justos reclamos ante las autoridades, tendientes a lograr la reanudación de su entubamiento. Lograron su objetivo, al poco tiempo Obras Sanitarias de la Nación, prosiguió la ejecución del proyecto. Todo avanzó favorablemente, a partir de aquel doloroso suceso; tanto que, a poco más de un año, o sea, el  9 de julio de 1936, se inauguró la avenida Juan B. Justo sobre el conducto, en el tramo comprendido entre Palermo a Nazca (16). 

Para  culminar, solo cabe expresar un sentido recuerdo a modo de homenaje a los  desventurados Alfredo y Oscar Renus, quienes por algún motivo insondable, se convirtieron  en providenciales agentes del destino, a través del cual, se logró mejorar la calidad de vida de los habitantes  de Villa Gral. Mitre. 

 Ambos  estarán  por siempre  en la génesis de nuestro barrio.  A.P.R.   

Referencias

 1)  Periódico “Villa Mitre” fundado por El Centro de Fomento y Cultura “Villa Gral. Mitre” en 1923, Tuvo vigencia hasta 1960.

2) Hoy Dr. Luis Beláustegui y Remedios de Escalada de San Martín.

3) Habitaciones corridas que formaban parte de la estructura de las viviendas de los barrios de la época.

4) Infaltable en los hogares de entonces.

5) Una sustancia opaca de olor agradable que llevaban los niños de la época colgado como un relicario de su cuello, y que según la creencia  generalizada los preservaba de las bacterias del ambiente. 

6) Eran las primeras heladeras domésticas; consistía en un mueble de madera en el cual se ubicaba el   hielo  en forma de barra, destinada a conservar los alimentos más vulnerables y bebidas. Otros se ventilaban   en fiambreras. Se trataba de un cubo de alambre tejido con armazón de madera y puerta provista de un gancho que la mantenía cerrada. El artefacto se colgaba de un clavo en lo alto de una pared, donde siempre había sombra. De este modo la carne y fiambres quedaban en sitio aireado  y a salvo de insectos y gatos.

7) Chocolate de menor valor.

8) Se alude a un partido de fútbol que se efectuaba  en la calle o en baldíos del cual formaba parte niños  ó adolescentes que confrontaban con   improvisados equipos que representaban a sectores distintos del barrio u otros.

9) Panadería ubicada sobre la calle César Díaz entre Terrada y Nazca.

10) El almacén de don Rafael funcionó  hasta muy entrada la década de los años “50” Estaba ubicado el el esquina noreste de las calles Condarco y César Díaz     

11) Tal programa estuvo vigente durante más de tres décadas y  destinado a descubrir talentos infantiles en interpretación y  canto

12)Purrete”, apelativo cariñoso que  la gente adulta empleaba para referirse a los niños.

13) Pelota de goma, (había que tener mucha destreza para manejarla,  el que no lo lograba, caía en el  descrédito ante la barra.  Como era un “burro”, su destino era el arco.

14) Conocido como  “el poeta de las cosas sencillas”.

15)  Palabra proveniente del lunfardo  que  significa:  marcharse  de prisa

16)  Para lograr tal finalidad  es justo recordar las esforzadas y exitosas gestiones  de los directivos del Centro del Fomento y Cultura “Villa Gral. Mitre” y tocó al su presidente Luis López Delgado dirigirse a la multitud congregada con elocuentes palabras a fin de  exaltar la importancia y trascendencia de la obra.   

Puente sobre el arroyo a la altura de NazcaPuente sobre el arroyo a la altura de Nazca (foto tomada por el periódico Villa Mire en la mañana del 24 de diciembre de 1923, en ocasión de la búsqueda de los cuerpos de los infortunados hermanos Renus.

1934

Algunos sucesos, que ese año, impactaron en la opinión pública  local e internacional, provocando expresiones y reacciones, diversas: 

Recelos: derivados de lo  que el mundo más temía;  Hitler, era proclamado canciller-presidente de Alemania.

Duros mensajes de censura a las multinacionales que incitaron  la  guerra  entre Bolivia y Paraguay. El mundo, había tomado  cuenta del estado deprimente de sus pueblos, hartos  de ser víctimas directas de la contienda.  

Admiración: provocada por  la   suma perfección y elegancia   de una singular pareja de bailarines: Fred Astaire y Ginger Rogers.

 Devoción popular: por la voz y figura de Carlos Gardel,  que el cine difundió  hasta hacerlas universales. 

Conmoción y Veneración: por el Congreso Eucarístico Internacional, realizado en Buenos Aires; el cual  congregó a una multitud hasta entonces nunca vista en la ciudad. La cabecera del acto, estaba ubicada al pié  del Monumento a los Españoles, señalada por una gran cruz de 35 metros de altura. 

Indignación: Fue la inequívoca reacción de  todos aquellos que siguieron a través de la prensa, la ominosa trayectoria  de una pareja de jóvenes delincuentes que consumaban sus espectaculares atracos  y crímenes con una crueldad desconocida hasta entonces. Fueron ellos: “Bonnie” Parker y “Clyde” Barrow (1) En tanto,   el  público,  aguardaba como y donde culminaría su desvarío.  

Asombro: provocó en los porteños, la aparición de una gigantesca nave de inusual figura, que irrumpió  ante sus ojos volando a muy baja altura. Era el fruto del último avance de la industria aeronáutica. El “Dirigible”,oficialmente llamado: “Graf Zeppelin”, que había atravesado el Atlántico procedente de Alemania.

A propósito de lo cual, un periódico  de la época, revivió una frase del “Quijote” que decía: : ¡Cosas veredes  amigo Sancho, que no creyeres …! 

Los argentinos de fiesta: Una noticia  fue recibida con gran beneplácito por la  gran mayoría; Una ley nacional instituyó el   sábado “inglés”

Nacimientos: Nacieron en ese año dos figuras icónicas del cine del siglo XX, Brigitte Bardot, y Sofia Loren. Y en Buenos Aires, un campeón del boxeo mundial, nuestro siempre bien recordado Horacio Accavallo. En lo que atañe a nuestro barrio, viene al caso  recordar que en esa década se instalaron algunos de los servicios básicos, y se generalizaron  las obras de pavimentación (2) de sus calles por cuenta de sus vecinos. (3) La paternidad de tal  iniciativa debe atribuirse al Centro de Fomento “Villa Gral. Mitre” que contenía a la biblioteca “Ciencia y Labor”, el cual   funcionaba, en dos modestas habitaciones de una casa ubicada en la calle Artigas 1778, a unos metros del cine Presidente Mitre. 

Alberto Pereira Ríos 

Mar del Plata, Bs. As. – agosto de 2019
Todas las notas de Alberto Pereira Ríos en:

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