El próximo sábado 24 de enero desde las 11h. comienza el ciclo Buenos Aires Celebra 2015 con los festejos de la colectividad boliviana, en el marco de la Fiesta de la Alasita en el Parque Indoamericano y en el Parque Avellaneda, con entrada libre y gratuita.
La Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural homenajea a la comunidad boliviana en La Fiesta de la Alasita, que se desarrollará desde las 11 hs en el Parque Indoamericano y en el Parque Avellaneda.
Este festejo, en el que se compartirán las artesanías y tradiciones ancestrales de este país hermano se rendirá honor al Ekeko (Dios de la Abundancia), es organizado junto a la comunidad boliviana y de la Asociación de Artesanos y Artistas.
Durante toda la jornada habrá espectáculos artísticos, así como stands gastronómicos y culturales para que todo el público presente pueda disfrutar de una de las fiestas más tradicionales de esta comunidad hermana.
La fiesta de la Alasita se celebra todos los 24 de enero en la ciudad de La Paz y se extiende por el lapso de aproximadamente tres semanas.
Ésta tradición, que se originó en la época prehispánica, adquirió aceptación y vigencia en la sociedad de la época colonial. En la actualidad, es un elemento cultural común de la sociedad boliviana y una de las fiestas tradicionales más importantes de Bolivia.
Este evento se suspende por lluvia.
BUENOS AIRES CELEBRA la FIESTA DE LA ALASITA
CUANDO: Sábado 24 de enero.
A QUÉ HORA: Desde las 11 h.
DÓNDE:
– Parque Indoamericano (Av. Fernandez de la Cruz y Av. Escalada, Villa Soldati).
– Parque Avellaneda: se llevará a cabo en El Espacio Cultural Chacra de los Remedios. Organizan: «Centro Cultural Autóctono Wayna Marka» y vecinos de Parque Avellaneda.
EKEKO
(fuente www.portaldesalta.gov.ar/ekeko.html)
Con los nombres de Ekeko, Iquiqu o Tonupa se conoce al dios de la abundancia y de la Felicidad para los Aymaras y Collas cuyo culto abarca desde el centro de Perú hasta el noroeste de la Argentina.
Se lo representa con un muñeco realizado terracota y generalmente mide 20cm de altura y es la representación de un hombre con las típicas vestiduras de la región andina. En su cuerpo cuelgan bolsitas conteniendo tabaco, cereales y billetes enrollados a modo de ofrendas para favorecer la compra de bienes materiales. Quien tenga un Ekeko puede colocar aquellas ofrendas en miniatura que simbolizan aquello que desea obtener colgando del muñeco o a su alrededor.
Pero para que los deseos se concreten es necesario hacer «fumar» al Ekeko, quien presenta en su boca es espacio para el cigarrillo, mientras de agrega la ofrenda o, según dicen, los días viernes es más efectivo. La concreción del deseo se asegura si sale humo del cigarillo como si el Ekeko fumara.
Historia:
El ekeko es una deidad venerada desde siglos antes de la conquista del territorio por los españoles. Sus seguidores creían que ahuyentaba la desgracia de los hogares y atraía la fortuna.
Se piensa que se originó entre los Tiwanaku, habitantes del altiplano boliviano y de las riberas del lago Titicaca. Tras la conquista por los incas, estos adoptaron la deidad, y la convirtieron en símbolo de la fertilidad y la buena suerte.
En sus inicios, el Ekeko era de piedra, jorobado, tenía rasgos indígenas y no llevaba ningún tipo de vestimenta: su desnudez era el símbolo de la fertilidad.
En la colonia el culto a la deidad tomó nueva fuerza y, en La Paz, durante el cerco que ésta ciudad soportó durante un alzamiento indígena contra el control español.
La Iglesia Católica intentó erradicar su culto en tiempos de la conquista, sin mayor éxito, aunque la imagen llegó a sufrir ciertos cambios: fue vestida y sus rasgos cambiaron a los de un mestizo.
Hoy en día, existe en la sierra sur del Perú como en el occidente de Bolivia la creencia de que el ekeko es capaz de conceder los deseos de sus seguidores si estos le ofrecen una copia de ellos en miniatura, y muchos tienen en casa una imagen para que les resuelva los problemas, dejando dinero a su lado y manteniendo un cigarro encendido en su boca, que sólo puede consumirse hasta la mitad. Las figuras que le ofrecen son de cerámica, metal o piedra, reproducciones exactas del objeto de sus peticiones: automóviles, electrodomésticos y alimentos. Cuando se desea amor, se le entregan miniaturas de gallos y gallinas.
La deidad es conocida en los diferentes lugares del mundo donde colonias de emigrantes bolivianos han extendido su culto.
La figura del Ekeko tomó gran popularidad en la provincia de Buenos Aires (Argentina) durante el periodo hiperinflacionario de los años ochenta. Allí sus adeptos lo tomaron como una especie de patrono de la fortuna.