Hola:
El 07/03/2010 a propósito de la demolición de la vieja casona familiar de la calle Manzoni 183-185-187 escribí un nostálgico recuerdo de la barra de la esquina de mi querido barrio de la infancia.
El tiempo fue trascurriendo y, aquellos alrededor de 25 pibes que en la décadas del 50 y 60 éramos de edad escolar y vivíamos en Manzoni entre Ramón L. Falcón y Caxaraville y en Rafaela entre Dante y Leopardi y que nos reuníamos en la esquina de Manzoni y Rafaela, la vida nos fue separando tras la búsqueda de nuevos rumbos, a través de distintas actividades laborales y/o profesionales y la conformación de cada familia.
En esa época, nos sentíamos todos iguales es decir, sin distinción de religión, apellido, posición económica etc., éramos solamente pibes que queríamos jugar y divertirnos de una manera pícara pero sana, respetando a los padres, los maestros y la autoridad. El destino hizo que casi 60 años después, 13 de nosotros nos reuniéramos nuevamente.
La vida nos desperdigó, pero el recuerdo de nuestra imborrable infancia en el querido barrio de Villa Luro, nos atrapó nuevamente. A instancia de inquietos compañeros de aquella época como Eduardo Anidjar y otros, se logró que nos conectáramos 5 pares de hermanos y tres amigos. Estos 13 ex pibes nos juntamos el 28 de marzo de 2014 en la antigua casona gallega que data del año 1928, el “Valle Miñor” de la Calle Rafaela 4836.
Así hombres de alrededor de 70 años, canosos, con poco pelo, entrados en kilos, algunos ya abuelos y jubilados nos abrazamos como si los años no hubieran pasado. La visión actual de nuestros amigos de la infancia se mezclaba con la imagen de esos chicos de pantalón corto o de reciente pantalón largo que recordábamos en nuestra mente.
Allí estábamos Juan Carlos “el gallego” Lamela y su irreconocible hermano Héctor, Horacio Kiernan y su hermano Edgardo, José “Pepe” Anidjar y su activo hermano Eduardo (líder del logro de la reunión), Agustín Vecchio y su hermano José María “Pepito”, el “Negro” Juan Carlos Iglesias, el “Flaco” José Morgade, Pedro Aníbal “Niber Farinella, mi hermano Mario Oscar Romi y yo.
La comida comenzó alumbrada con velas (haciendo honor a los cortes de luz que caracterizan a nuestra época) situación que, cuando llegó la luz, no modificó el tenor de nuestras charlas predominantemente evocativas plagada de recuerdos y anécdotas de un tiempo pasado que ha dejado huellas indelebles al punto tal que, eran narradas como si fueran vivencias recientes.Esta experiencia de un grupo de pibes que en nuestra infancia vivimos en el barrio de Villa Luro y que la curva evolutiva de la vida nos dio la oportunidad de re-vivenciar esa época lejana de nuestras existencias, fue un hecho irrepetible para cada uno de nosotros y su recordación ha sido como una mágica ilusión
Dr Juan Carlos Romi “Carlitos de la peluquería”