Hoy mas que nunca me senté frente al gran ventanal de mi casa, casualidad o no llovía en San Juan, solo con mi amigo el mate me puse a ver las pocas fotos que el tiempo me dejo, encontré medio amarilla una de mis primeros pasos por el colegio, mi querido colegio, el instituto La Asunción, queda, creo que todavía está, en la calle Núñez entre Conesa y Cramer, pasaba por la puerta el colectivo 405 mas tarde 157, empezó siendo una casa con su jardín de infantes y primaria, en realidad era una escuela familiar, la directora era María Baccino que vivía enfrente, fue creciendo con el tiempo y cuando di mis primeros pasos en el jardín de infantes, no había sala de 3 y 4 años, ya había secundario, como decía era una escuela familiar. La maestra de primer grado, mi maestra, la que me enseño a leer y a escribir era la hermana. Otro hermano era Ricardo Baccino, rector del secundario y profesor de matemáticas, excepcional para hacer cálculos en el aire. José Baccino, profesor de historia de primer a tercer año, sabia un montón, esos eran los que recuerdo de la familia, nunca me voy a olvidar esas mañanas frías en el patio,…..tu que fuiste tejida, con los colores del cielo y con la imagen de María…., así comenzaba, la oración de la escuela era una sentimiento, llegó hasta formar parte de nuestras vidas como quien reza el padrenuestro, después cada uno a su aula, por la mañana castellano, por la tarde ingles, también recuerdo mi primera maestra de ingles, miss Alcira, todavía hoy guardo los cuadernos de primer grado. Qué alegría el muy bien 10 felicitado, cuanto orgullo, o el very good, por haber conjugado el verb to be correctamente, realmente era una familia, con la mayoría de los chicos y chicas que empezamos ese jardín de infantes allá por el año 1963 egresamos después en el 1976, algunos bachilleres otros peritos mercantiles, mirando la foto, algunos nombres . Sepan disculpar se me borran con los años, los tengo presente, Daniel Dursi, Beto González, Patricia Fraga, Denaro, Mónica Fernández. La negra (cariñosamente) Pratt, tocaba el piano como los dioses y bailaba muy bien, Ciliberto, Franco, Goyi, Morrone, Casella, Mónica Gallegos, Daniel Iglesias, Roxana Fortunato con el tiempo se fueron agregando mas hasta llegar a la secundaria, con Carlitos Manteo, José Santos, Héctor Fuentes, Eguia, Romano, en fin había muchos más, si alguno lo lee espero me sepa disculpar pero los años no pasan solos, así fue como esa casita se transformo en un edificio de tres pisos, en el ultimo estaba el gimnasio techado, donde también hicimos un baile para recaudar fondos de viaje de egresados, cuantos noviazgos, cuantas horas compartidas, la salida de la tarde es lo que mas me quedo como recuerdo de vida, los martes y los jueves mi abuelo me esperaba en la esquina de Cramer, era empedrada y de una sola mano, y Núñez, con mis pantaloncitos cortos, grises, mi camisa celeste corbata azul y blazer azul marino, cruzaba ante su atenta mirada y me abrazaba después del beso me regalaba siempre, con mirada cómplice, de compinche, unos chocolatines Milkibar, el trayecto hasta casa, vivía a la vuelta, Republiquetas y Vidal, era en silencio, disfrutando el chocolate y su compañía, contando las baldosas, mirando las hojas de otoño y las flores en el verano, atrás quedaba la ultima campanada de salida, no éramos blancas palomitas, éramos gorriones azules desperdigados por la calle, sabiendo que mañana nos volvíamos a ver, hasta que 30 de noviembre de 1976, el timbre sonó por ultimas vez para nosotros, no se cerraron las puertas de la escuela, se abrieron las de la vida, muchas veces, cuando viajo a buenos aires mi paseo infaltable es mi barrio, y pasar frente a mi escuela, Núñez ahora esta asfaltada, Cramer es avenida de doble mano, pero esa esquina sigue guardando el encanto del chocolatín Milkibar que me regalaba mi abuela, y ese campanazo de amor que sentíamos todas las mañanas.