por Agustín Gallego
Secretario de la Junta de Estudios Históricos de Coghlan
Salí a caminar por las calles de Buenos Aires y, conducido por un incierto presagio llegué hasta el Patio de la Reconquista, dentro de la Iglesia San Juan Bautista, donde se encuentran enterrados los combatientes de las Invasiones de 1806 y 1807, tanto patriotas como ingleses. Abrumado por los recuerdos, me detuve frente a la imagen de Santa Clara, donde cada 12 de agosto la Profesora María Elena Perri, con el incondicional acompañamiento del Regimiento de Patricios, convocaba a una multitud de estudiantes y docentes para celebrar el día de la Reconquista, tema que constituía su gran pasión.
Y así, en muchas ocasiones he transitado por los rincones de esta ciudad que Elena tanto admiraba y me había enseñado a valorar.
Hoy quiero contar quién ha sido María Elena Perri para mí. Lo hago como símbolo de gratitud por todo lo que recibido de ella, por muy poco que haya sido el tiempo en que Dios me permitió integrar su espacio laboral.
Durante estos últimos dos años, periodo de trabajo compartido, me ha ayudado a transitar el camino de la vida transmitiéndome, con inteligencia, simpatía e intuición, incuestionables consejos y alentándome a cultivar un espíritu revisionista y crítico basado en el esfuerzo del estudio.
Con emoción, pienso en el talento, amor y pasión que ha puesto, en los alumnos, en las clases, en las conferencias, en los seminarios y en las múltiples asociaciones históricas que integró.
Elena, notable vecina de Coghlan, nació en Palermo. Poco después su familia se trasladó a la ciudad de Santa Fe, donde cursó sus estudios primarios y secundarios. En Paraná, provincia de Entre Ríos, culminó el Profesorado de Historia. Recordaba, siempre con cariño, que para acercarse al establecimiento educativo debía cruzar el río en una lancha, que demoraba tres horas en hacerlo. Luego realizó cursos de posgrado en la Universidad del Litoral. En 1956 retornó a Buenos Aires y continuó sus cursos de posgrado en la Universidad de La Plata. Posteriormente, dictó cursos en las Universidades del Litoral, Misiones, Neuquén, Córdoba y en el Municipio de la Costa, aparte de conferencias en distintos países de la región.
Tuvo una intensa actividad dentro del campo educativo, siendo parte del Instituto José Manuel Estrada, primera cooperativa de enseñanza gratuita, de la Comisión Próspero Alemandri, artífice de las leyes de educación, y del Colegio Nacional Nº 12 D.E. 15 “Reconquista”, donde tuvo a su cargo la Cátedra de Historia.
Llegó a Coghlan en la década del 60. En los ´90 integró la Junta de Estudios Históricos de este barrio, institución para la que dictó conferencias y realizó actividades en complicidad del recordado Alfredo Noceti.
El deseo que desde siempre la acompañó pudo cumplirse: estar presente en los festejos del Bicentenario, y nada menos que ocupando el cargo de Presidente de la Junta de Estudios Históricos de Monserrat, barrio donde nació la Patria.
El pasado 2 de diciembre, falleció Elena, incansable impulsora del estudio histórico de la Ciudad de Buenos Aires.
Su figura será recordada dentro de sus colegas y amigos por la vocación y fortaleza, características reflejadas en su legado. Porteña al fin, fue de las personas más queridas, en la vida.
El texto contiene fragmentos adaptados de la obra “Antes del fin”, de Ernesto Sabato.