A esta altura ya sabemos que un año no está compuesto, exactamente, por 365 días, sino que además de 365 días tiene 6 horas que, a lo largo de 4 años, suman un día más. Es por esa razón, que para solucionar el desfase que se produce, se agrega un día cada 4 años: el 29 de febrero. #bisiesto
La Tierra tarda, en dar una vuelta alrededor del sol, 365 días y 6 horas. Esas 6 horas, cada 4 años, suman un día completo. Para corregir ese desfasaje horario se agrega un día más al mes de febrero, el mes más corto del año: el 29 de febrero, una fecha que como todo sabemos solo ocurre cada 4 años.
Pese a que usamos el calendario gregoriano, el año bisiesto comenzó a tenerse en cuenta desde el 44 a. C., dos años antes de que comenzara a regir el sistema juliano. Fue allí que se llegó al acuerdo de que todos los pueblos europeos tenían que dividir el año en 365 días y cada cuatro se celebraría el año bis sextum (dos veces sexto) que tendría un día más. Pero no concluyó allí, sino que también se determinó, que por única vez, se establecería un calendario único de 445 días con el que corregir el desfase acumulado.
Pero, transcurriendo el tiempo, los idóneos en el tema se dieron cuenta del error cometido por los romanos al determinar que cada año tenía 365,25 días, cuando, en realidad, el año tenía 365,2421, o sea que, tenía 11 minutos adicionales. Calculando el tiempo transcurrido entre nuestros tiempos y el siglo XVI, es evidente que sobraban 10 días que había que poner en algún lado y fue por eso que el Papa Gregorio XIII, en 1582 asesorado por el jesuita alemán Cristopher Clavius, reemplazó el método Juliano (de Julio César) por un sistema más exacto: el calendario gregoriano. A partir de ese momento, las naciones de origen cristiano comienzan a usar el calendario gregoriano, no así algunas regiones de Escandinavia, que recién lo incorporaron en el siglo XVIII.
La mala fama de los años bisiestos
Hay quienes dicen que los años de 366 días, como el 2020 que está por llegar, traen mala suerte y se tejen todo tipo de supersticiones. Es cierto que han sucedido hechos trágicos en años bisiestos, tales como el hundimiento del Titanic (1912), la fecha de apertura del campo de concentración de Auschwitz (1940), el asesinato de Gandhi (1948) o Martin Luther King (1968). Pero también es cierto que todos los años ocurren hechos trágicos. Así que les propongo relajarse y encarar el nuevo año con buena onda y las mejores expectativas. ¡Salud y Feliz 2020!
