Algunos de quienes circulan y/o residen en esa área describen que se sienten abandonados y consideran que están «viviendo en un infierno». Denuncian la falta de un adecuado plan de contingencia que debería haberse activado con la construcción del paso bajo nivel, lo cual disminuiría los congestionamiento de tránsito (Nazca y Nogoyá) y el peligro constante que significa el paso a nivel de Nogoyá; se quejan porque no pueden dormir por el ruido de las maquinarias trabajando día y noche; aseguran que se incrementó la inseguridad con arrebatos a transeúntes y robos a domicilios; reclaman que se reemplacen las luminarias del alumbrado público que están quemadas y transforman la zona en una «boca de lobo»; piden más limpieza para evitar aguas estancadas en estado de putrefacción.
Un tren casi atropella un colectivo 47 en el P.A.N. de Nogoyá
El medio de comunicación Aquí Villa del Parque – Vocero Vecinal, nos hizo llegar este comunicado de prensa que refleja el momento de pánico que vivieron ayer los pasajeros que se encontraban a bordo de una unidad de la línea 47 cuando casi lo atropella un convoy del ferrocarril San Martín a la altura del cruce de Nogoyá. También se describe el estado de situación de esa área de la ciudad próxima a la obra en construcción del túnel de avenida Nazca que algunos de sus residentes describen como «vivir en el infierno».
Se sabe hace muchos años que la Comisión Nacional de Regulación del Transporte catalogó a este paso a nivel como el más peligroso de la Capital Federal. En ese lugar ocurren al menos dos colisiones por año.
Desde que comenzó la construcción del túnel de Nazca la situación es más compleja aún.
A las 17.30 hs aproximadamente del día 4 de abril una unidad de la línea 47 casi es atropellada por un convoy del ferrocarril San Martín.
Anabella, una de las pasajeras contó el dramático momento que le tocó vivir: «El colectivo se dirigía de Chacarita a Liniers. Comenzó a cruzar el paso a nivel con la barrera en alto pero quedó atascado en las vías debido al congestionamiento del tránsito. «Cuando el tren se fue acercando, el chofer tuvo que abrir las puertas y los pasajeros abandonamos el vehículo corriendo, en medio de gritos y ataques de pánico».
Por supuesto, aquí hay una responsabilidad ineludible del chofer del colectivo que no debió lanzarse a cruzar sin tener despejado el otro lado del P.A.N.
Pero no menos cierto es que este cruce lo mismo que la intersección de Nogoyá y Nazca son un verdadero embudo para el tránsito desde que comenzó la construcción del túnel de Nazca. Además, en este lugar, en el medio de la calzada, hay un chapón cubriendo un pozo; el fin de semana largo esa tapa se desplazó y personal de la obra debió cercarlo para que no cayera ningún auto. Esta circunstancia redujo aún más el espacio de circulación.
En los últimos tiempos los percances en el P.AN. de Nogoyá no son nuevos. En el mes de febrero, cuando se suponía que estaba suspendida la circulación del tren, había formaciones que pasaban mientras la barrera permanecía en alto, algo que generó varios incidentes que por gracia de Dios no pasaron a mayores.
Cabe consignar que según la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, el 8,3% de los muertos se registran en colisiones ferroviarias con vehículos. El paso a nivel más peligroso de Capital es el de la calle Nogoyá (a 140 metros de Nazca), sobre la traza del ferrocarril San Martín, en el barrio de Villa del Parque. En ese lugar ocurren al menos dos colisiones por año.
«Vivir en el infierno»
Por supuesto, el solo hecho de la obra en construcción del túnel de Avenida Nazca está generando trastornos significativos a quienes viven y/o se ven obligados a circular por esa área.
Pero que muchos sientan que están atravesando «un verdadero infierno» (como ellos mismos lo describen), no tiene que ver estrictamente con la obra pública que se está llevando adelante sino con el abandono, desidia, desinterés, falta de recaudos, imprevisión y atención para llevar adelante un plan de contingencia que minimice los efectos sobre la población de esta obra en construcción.
Al ruido de las maquinarias trabajando, que en ciertas jornadas no se detienen ni de día ni de noche, impidiéndoles a los residentes más cercanos tener las horas de descanso indispensables, se suman sectores como el de Nogoyá y Nazca que en las noches se han convertido en una verdadera «boca de lobo» porque se quemaron las luminarias del alumbrado público, hay agua estancada en los cordones de las veredas en estado de putrefacción, los arrebatos a transeúntes son cotidianos y los robos a los domicilios se multiplican.
Frente a este panorama, los vecinos solicitan que los agentes de tránsito estén la mayor parte del día dirigiendo la circulación vehicular, tanto en el paso a nivel de Nogoyá como en la intersección de esta arteria con avenida Nazca.
Piden que se aumente considerablemente la presencia policial con más patrullaje y efectivos dado el aumento exponencial de hechos de inseguridad.
Está demás decir que es requisito imprescindible que se cambien las luminarias y extremar la limpieza, evitando el anegamiento de aguas en tiempos de dengue.
Los vecinos demandan que los funcionarios de turno tomen urgentemente cartas en el asunto y apelan, especialmente, a las autoridades de la Comuna 11 para que se hagan eco de estos reclamos y los eleven a quienes corresponda.
Basta darse una vueltita por el lugar para ver lo que está sucediendo.
Fotos:
– Cruce de Nogoyá y la vía, durante el día.
– Vista nocturna de las obras, totalmente a oscuras
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