Bueno Homero, te mandaste para festejar los 101, el 1º de noviembre. Feca de por medio la parlamos meta y ponga. Y ahora nos despedimos, pero vos la batiste de prima, y yo, de puro caradura. En la charla, el barrio, cantó, primero yo, pero no vino de uno, como Boedo, Pompeya o Patricios, vino del Sur. Y vos Barba, sos hombre de todo ese arrabal que describís en tus canciones, que abarca todos esos barrios, los agrupa con sus comunes características, a pesar, de sus particularidades, que las tienen, pero que los une en un todo indestructible. El tiempo malévolo pasará, vos te piantaste, y acá estás, me parlás y te parlo, y te volvés a ir, y te voy a seguir, no te quede duda, “que ayá en el horno se vamo’ a encontrar ”. Y también de seguro, que allá, vos y yo, yo y vos, le vamo’ a batir al Barba Mayor; somos del Sur. Quizás vos más de Pompeya, quizás yo más de Boedo, pero del Sur, al fin.
No te gustó un joraca, cuando comparé nuestra condición de hombres de Boedo y te tiré para ajoba.
Claro, te engranás, y está bien que lo hagas y te duela, pues tan solo duele lo querido. Me confirmás, que si bien vivías en el límite borroso con San Cristóbal, siempre te sentiste hombre de “Buedo”.
Me tirás “Buedo”, claro solo el punto de Boedo, batilana “Buedo”
Me batís, que de pibe y adolescente, como Buedense tu pequeño trozo de manzana, era Garay y Danel. Pasaje que te supo ver de cortos y también orgulloso haber llegado a los largos.
Me decís que recordás, que cada integrante de la cuadra era patrón y soto de la misma y propietario sin título de la esquina, legitimado por años de usufructo. La esquina de Garay y pasaje Danel, solía incorporar adherentes de las cuadras vecinas, obraba como un fuero de atracción sobre los que no tenían sentido de pertenencia en otros lares. Por ahí andaban, Los Bancheros, Pancho Caso, Los Hermanos Sureda, y Catulín, entre otros gomías. Ah, me olvidaba de Francisco Sabelli, ¡qué “papa” tenía el “loco”! Claro, -continuás chamuyando- que los límites de influencia estaban dados hasta donde comenzaba a tener ingerencia otra barra de otra cuadra con otra esquina de parada.
Y para confirmar tu pertenencia en Boedo, me decís que no fue una, sino varias esquinas donde paraste; como la de Boedo y Pavón y su boliche, la del “Carpintero”, de Loria y San Juan; hay Tano Julián en que andarás, y la militante del Japonés, en San Juan y Boedo, que luego te la van a etiquetar, bueno, bienvenida sea. Y que fue esquina primero, “San Juan y Boedo antigua”, y barrio después “San Juan y Boedo antiguo”. Rivero y el dogor Troilo, tuvieron mucho que ver.
Pero, me batís, que compartiste afecto, tu afecto, con otro barrio, y, claro; Pompeya, te estaba esperando. Viste Hombre que no eras solo hombre, de Boedo. No pongas jeta enculada gil, el amor es uno, y el tuyo también, y fue el Sur. Ah, y vas por más. Y tu esquina, producto del Luppi, allá en Pompeya, bien pudo haber sido Centenera y Tabaré, ó Centenera y Esquiú. Por ahí, desfilaron, de seguro, Pancho Rabanal, Antonito Musladino (el herrero “manoblanca”) Pepe Dames, Sadi Mozo, y demás de la pesada. Y como la aguntaban los muchachos, pues, no cualquiera se la banca, en el límite borroso de ciudad y pampa. Pues Soldati y Lugano, eran la pampa por venir, y por llegar.
Pero, de puro porfiado y antes de piantar, me querés chamuyar de otra esquina impardable. Si, la esquina tanguera de Rioja y Caseros, y posta que en el café Benigno de unos metros ahí nomás, me decís que frecuentaste afectos incomparables, como hombres de la talla de Los Malerba, la piba Lamarque, Barbieri, y Cátulo, el que se anotaba en todas.
Pero, quedate tranquilo, te reconozco como hombre de Boedo y otros barrios que integran la familia del Sur, formada por Boedo, Patricios y Pompeya, y te alegrás. Comunidad de hecho, con fisonomía edilicia y social bien definida. Porque, a pesar de los años transcurridos, Boedo no es Madero, ni Patricios es Palermo “Sojo” y mucho menos Pompeya Palermo “Hollywood. Ojo Homero, ni mejores ni peores, es el Sur. Bueno, en lo edilicio, claro, aquellos mejores, pero, sin el aroma de Barrio del Sur, que no es poco.
A esta altura, para que no haya recelos en la cantada, bato y pregunto, ¿sos el indicado para el chamuyo del Sur? No hay lugar a dudas. Si bien toda comparación es ingrata e injusta de movida, quien mejor que vos Barba, para graficar al Sur y su gente
Y vos, con tu Aña que siempre te acompañó, fuiste hombre de la Confederación del Sur. Del Boedo culturoso, del Patricios milonguero y del Pompeya del metejón. Y así lo hiciste saber en tu “Sur”, donde reflejás el tipo querendón que supo caminar por “San Juan y Boedo antiguo, cielo perdido,
Pompeya…
Claro, el tiempo no se detiene, y malévolamente los años pasan, y la vida se pianta, junto con la “arena” de la futura Almafuerte del Parque querendón.
Nostalgias de las cosas que han pasado, “arena” que la vida se llevó, pesadumbre de barrios que han cambiado, y amargura del sueño que murió (“Sur” – Manzi-Troilo)
Y te despido Barbeta, viste, la vida es un eterno ir. Ahora, te pido de sotamanga, que me reserves un lugar cerca del Chiba, que de seguro debe manyar sobre Boedo, Pompeya y Patricios, pues tu chamuyo siempre presto, le habrá llegado, justo a él, siempre tan abierto a la cuota de oreja fresca.
Ricardo Tito Lopa
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Boedo, noviembre de 2009