Barrio sur que supo ser arrabal. Pateo por sus calles desde hace un eternidad. Son años de andar y andar. Castro hasta San Juan, buscando Boedo, hasta el boliche llegar, la mesa del fondo es mi lugar. Parece que nadie se la atreve a ocupar, pues soy vitalicio sin carnet, trompa de hecho, resistencia que genera derecho.
Empilche, de jetra, nada normal en la actualidad. En ese rincón medio olvidado, está mi mundo al que le arrimo el bochín. De la mano de Manuel, el mozo de moño del lugar, aparece el feca tradicional. Cacho el broli que suelo llevar, y ficho el ambiente que siempre alguna dama parece adornar.
Boliche, café, libro, falta la dama para el cuadro completar. La mesa de enfrente vacía, una señorita la va a ocupar. No tiene libro, sí un celular que lo mira sin cesar. En la calle la sudestada manifestada en llovizna comienza arreciar, sin ganas de parar.
Ahí está Ella, me ignora, espera a Sebastián, según el chamuyo escuchado por el celular que acaba de sonar.
El no viene, se comienza a inquietar, la relojeo sin la vista fijar para no incomodar. Ella y una silla vacía. Espera, ansiedad, eternos segundos que se van. La veo preocupada, se le acerca el zomo, simplemente un té, la excusa para el calvario estirar. La ceremonia de la tetera y el saquito, para el tiempo pasar y los nervios calmar.
Mira por la ventana llueve, no parece parar. La infusión la estira, sin prisa consume, como no queriendo terminar, los segundos son minutos.
Me concentro en el libro que me arrima recuerdos del Grupo Boedo. La curiosidad invita a investigar su polémica con el Grupo Florida 1924/25. Estoy en la confitería que fue boliche escrachado en la actualidad como esquina Homero Manzi. Mi mente pianta pa’ el norte patacón por Boedo en busca del 837 donde estuvo la Editorial Claridad de Antonio Zamora, cuna de los literatos de Boedo, al fondo imprenta Lorenzo Raño, al frente Boedo 841 la Librería de Munner.
“Los Nuevos” es el nombre de la colección de libros elegida por Antonio Zamora, director de la Editorial Claridad, Boedo 837, para difundir la obra de aquellos a quienes consideraba los flamantes valores de la literatura argentina, tal los casos de Elías Castelnuovo (Tinieblas 1923 y Malditos 1924), Leónidas Barleta (Los Pobres 1927), Roberto Mariani (Cuentos de Oficina 1925), Álvaro Yunque (mención-Versos de la Calle 1924) entre otros (C. Tiempo: “Versos de Una”- Clara Beter. 1926). Estos escritores (que van a formar el Grupo Boedo) se habían conocido en la entrega de premios de un concurso de poesía organizado por el periódico “La Montaña”. El objetivo era conformar una biblioteca de autores que desarrollaran un arte realista, de crítica social y que privilegiasen la construcción de personajes populares y escenarios marginales en un lenguaje simple y coloquial
Grupo Florida. La revista Martín Fierro – eje de reunión del Grupo de Florida, fue fundada en febrero de 1924. Su primer director fue Evar Méndez y estaba codirigida también por Oliverio Girondo. Y la integraban entre otros; González Lanuza, Mallea. El arte por el arte mismo, era su premisa.
“la intención del Grupo no era para Yunque reformar la literatura, como pretendía Florida, sino el mundo. Hijos de obreros, o de la clase media baja, buscaban en el arte una herramienta de transformación social y se oponían radicalmente al esteticismo…”
“En Boedo y Florida, Yunque establece una profunda dicotomía entre ambos grupos: ”Boedo era la calle, Florida la torre de marfil…marca el comienzo de la polémica hacia el año 1925. Como principal órgano del movimiento de Boedo, señala a Los Pensadores/Claridad, aunque agrega Dínamo y a Extrema Izquierda” (Álvaro Yunque -Boedo Orígenes de una Literatura Militante- Leonardo Candiano-Lucas Peralta, pág.46/47)
“…Gracias a la acción de Boedo, la clase trabajadora irrumpe en la literatura a través de una mirada propia, ya que hasta el momento la esfera cultural estaba en manos de las clases dirigentes…” (Elias Castelnuovo -Boedo Orígenes de una Literatura Militante- Leonardo Candiano-Lucas Peralta, pág.44)
Como veremos, coincidiendo con Yunque, la elección de Boedo como grupo literario, no es solo ideológico, sino profundamente por su característica barrial. Un punto más de apoyo para concluir que Boedo en 1924 era ya considerado Barrio, por su cultura y sus peculariedades.
“…El nombre de los movimientos…tiene un carácter fundamentalmente ideológico y no simplemente geográfico…Boedo era el suburbio chato y gris, calle de boliches , de cafetines y teatrejos, refugio del dominical cansancio obrero… Florida en cambio el centro de Buenos Aires, la vía de las grandes tiendas, la del lujo exquisito…”(Álvaro Yunque-Boedo Orígenes de una Literatura Militante- Leonardo Candiano-Lucas Peralta, pág.47)
Finalizado mi mental recorrido, saciada mi curiosidad, cierro el libro, último sorbo, me incorporo. La de la mesa de enfrente continúa sola. Me ficha, pidiéndome la explicación que no le puedo dar. La mesa, ella y una silla vacía, yo, el de la mesa de enfrente, para el cuadro completar. Enfilo en busca de la salida, vuelvo la cabeza, Él, acaba de llegar, la sudestada comienza a pasar. Enfilo por San Juan, chau profe, me saluda un pibe al pasar.
Ricardo Lopa
contacto: [email protected]
Acceda a todas sus notas en este enlace
(Visited 63 times, 1 visits today)