Gustavo Vera realizó la presentación de su libro «Gestión legislativa 2013-2017», en la sede de la ONG Alameda, ubicada en el barrio Parque Avellaneda, de la Comuna 9. El libro sobre la gestión legislativa del bloque Bien Común, fue editado por el Sindicato de Camioneros, que conduce Hugo y Pablo Moyano.
En el evento se destacó que, por primera vez, un diputado por la Ciudad devolvió, cada mes, de su salario, un 60% al pueblo, alcanzando al fin de su mandato el total de 1.500.000 pesos entregados a distintas entidades de bien público. Asimismo, no tuvo tapujos en publicar y difundir su recibo salarial, como su declaración jurada que, como única propiedad, mantuvo a lo largo de sus años legislativos, una moto 125 cilindradas valuada en 6 mil pesos.
Vera, ante el público, que había completado la planta baja de la calurosa esquina de Lacarra y Av. Directorio agregó que «este método de solidaridad concreta con el sueldo fue propuesto como ley para equiparar el salario del legislador porteño a director de Escuela o jefe de guardia de Hospital Público. La abrumadora mayoría de los diputados rechazaron de plano si quiera discutir cuanto debería igualar el salario de un diputado con las dos profesiones de mayor responsabilidad de la comunidad, la salud y la educación».
EL RENDIMIENTO NO SE ATA AL SALARIO
El salario, equiparado a un director de escuela, no significó bajo rendimiento legislativo. Por el contrario, Vera y su bloque Bien Común, pese a no contar con experiencia parlamentaria ni aparato partidario de larga vida, ocuparon el puesto número cinco de los legisladores con mayor labor parlamentaria, ya sea en presentaciones de leyes o pedidos de informes.
Fue tan potente el trabajo legislativo que el año 2015, el PRO con Carmen Polledo a la cabeza, decidió quitar a Vera de dos de las cinco comisiones que cubría como vocal y a la Comisión Especial de Trata la aislaron.
«Esto no es menor. El Papa Francisco se hizo amigo nuestro y no sólo por mi caso porque nosotros no estamos detrás del dinero. Lo demostramos en la Legislatura que fuimos para servir al pueblo, y no a servirnos del pueblo. No tener al dinero como fin último nos lleva ahora a no querer ningún cargo de los ofrecidos en la función pública. No queremos perpetuarnos en cargos con sueldazos y comodidad», aseguró Gustavo Vera quien confirmó que vuelve al aula como docente de nivel primario.
La presentación del libro fue coordinada por Ximena Rattoni (dirigente del gremio del gas en la CTA-A), quién desatacó que haber devuelto el sueldo a personas o instituciones con necesidad no desalentó la tarea legislativa. Al contrario, siendo un unibloque, sin experiencia parlamentaria y sin abandonar ninguno de sus frentes (los coloquios sobre nuevas formas de esclavitud en el Vaticano, la Red Nacional Antimafia, la Fundación, los emprendimientos textiles con su pelea gremial, el comedor comunitario, etc) terminó con Gustavo Vera votado en el 2016 y 2017, por la encuesta de revista Comunas, como el mejor legislador porteño, sumado a que en estos cuatro años por proyectos de ley y pedidos de informes se ubicó entre los cinco legisladores más activos, según la Revista Qué, que hizo los cálculos.
Vera presentó desde el año 2014: unos 25 proyectos de ley, 52 proyectos de declaración, 9 proyectos de resolución y 34 pedidos de informes. Esto deja un total de 120 presentaciones legislativas a comienzos del 2017.
Vera logró sancionar la ley que quita habilitaciones a todo local comercial que sea medio para la explotación sexual y la trata de personas. Un reclamo histórico de las ong’s, la justicia y diversos partidos que fue recién sancionada hace un año con 40 votos a favor.
Los amparos judiciales de Vera y su bloque Bien Común son recordados en materia de defensa del bolsillo del pueblo como el freno a los parquímetros en los barrios, o con la suba de la tarifa del subte. En cuanto a la defensa del patrimonio urbano y el medio ambiente, con el amparo por la obra del Palacio Roccatagliata en Coghlan o Zona Calma en Villa Real, y por la defensa social en el incendio del conventillo de La Boca, donde las familias damnificadas tuvieron una solución habitacional tras meses de acampe.
Las denuncias penales de Vera alcanzaron a políticos corruptos ligados a la mafia de la trata, como la ex legisladora Lidya Saya, que recaudó de los prostíbulos dinero para la campaña de Gabriela Michetti senadora.
Por el lado del uso de tierras públicas para negocios privados, más conocidas como usurpaciones VIP, la denuncia penal abarca a la imputación de los últimos tres directores de concesiones que entregaron más de 45 terrenos propiedad de todos para negocios de pocos, entre los más recordados se encuentra la cancha de Golf que quita 45 héctares al Parque Roca en Lugano o el Centro de Eventos Costa Salguero en la Costanera Norte.
Un sello imborrable es el trabajo sobre la inseguridad pero desde el punto de vista de crimen organizado. Así se configuraron Mapas del Delito en diversos barrios junto a las iglesias y los vecinos autoconvocados. Entonces las denuncias de la ong Alameda, más la recibidas en la Comisión Especial de Trata se potenciaron con los vecinos desde los barrios en las parroquias.
En salud Vera denunció permanente la atención en clínicas privadas por parte de los Legisladores, y empleados como en los organismos de control, dejó al desnudo las razones de la crisis de la salud pública en la cual se atendió durante toda su gestión el titular del bloque Bien Común.
Otro proyecto que dejó una huella son los 350 mil inmuebles ociosos que no se alquilan ni se venden. La propuesta de Vera para subir los impuestos aquellos que hacen especulación inmobiliaria mientras miles están hacinados o sin casas marcó una política pública aunque por intereses económicos de minorías aún no se impuso como ley.
Gustavo Vera siempre ligó su tarea parlamentaria a los intereses del movimiento obrero organizado. Al punto de participar de los paros, actos o movilizaciones como actividades más de reflexión por la unidad de los trabajadores. Es recordado que por su iniciativa se declaró el Día del Recolector de Residuos, a partir de la historia de sobrevivencia de Maximiliano Acuña, quien viajó al Vaticano a ver al Papa Francisco en noviembre con una delegación de Camioneros encabezado por Pablo Moyano.
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