Parte 2/4 Genealogía de la Vivienda Popular en la Argentina por Prof. Sebastián Otero

Política de vivienda popular y vivienda popular como política
Parque Chacabuco: Barrio Cafferata (1921) y Barrio Emilio Mitre (1923)

DNDA Expediente Nº 890566

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Política de vivienda en Argentina (1887-1930)

Prof. Sebastián Matías Otero
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 Objetivos

barrio CafferataIniciaremos el análisis de la política de vivienda estatal deudora del liberalismo económico en un marco temporal marcado por la primera intervención realizada por Torcuato de Alvear, el progresivo alejamiento de la estrategia de abandonar a la especulación y la renta la habitación popular signado por el conflictivo 1907 y cerraremos con la mención de los proyectos en los que se proyectan las viviendas unifamiliares municipales de parque chacabuco: la creación de la Comisión Nacional de Casas Baratas y la firma del convenio con la compañía de construcciones modernas. el signo a destacar es la institucionalización de la beneficencia como política eficaz en materia por parte del estado.

A continuación, abordaremos la obra de la Comisión Nacional de Casas Baratas: sus propósitos, sus limitaciones, su importancia como articulador de la emergencia del profesionalismo en materia de vivienda, sus debates.

Por último, realizando una pequeña desviación del trabajo, brevemente señalaremos las acciones no oficiales contemporáneas a la Comisión Nacional de Casas Baratas, con el propósito de interpretar la vivienda como debate político y factor de la reforma de la sociedad.



Política estatal de vivienda (1887-1912)

En esta parte del trabajo, analizaremos las diversas políticas de vivienda, desde la irrupción de la problemática de la vivida obrera las primeras obras de la Comisión Nacional de Casas Baratas en la década de 1920; periodo, que abarca casi medio siglo, caracterizado por la escasa intervención del estado en la construcción de viviendas, la cual, no en menor parte podría adjudicarse la limitada acción estatal al pensamiento liberal en materia de vivienda. no obstante, observaremos un desplazamiento desde la prescindencia estatal frente a la política de la habitación obrera hasta la promulgación de los primeros cuerpos legales destinados a intervenir, no sin manifiestas limitaciones, en materia de vivienda popular.

Desde fines del siglo xix hasta el centenario, la política de la habitación popular es abandonada al libre imperio de la oferta y la demanda; en este contexto, la acción privada no dedica sus capitales a la construcción de casas para la clase trabajadora porque, empleados dichos capitales en otras empresas les reditúa mayor interés y porque el hábitat popular contemporáneo- constituido por el conventillo como señalamos en otra parte del trabajo- les producen una renta enorme. la autoridad estatal no puede intervenir en materia de habitación obrera porque de hacerlo “(…) desvirtuará su misión convirtiéndose en empresaria. tan sólo le es dado vigilar las condiciones higiénicas de éstas casas[1]. por otro lado, desde la óptica liberal el acceso a la vivienda propia unifamiliar mediante la autoconstrucción resultaba más conveniente pues servía como aliento a la especulación inmobiliaria, a la vez que canaliza de una manera adecuada la ocupación del tiempo libre. en consecuencia, la acción oficial, tanto municipal como estatal, en este período, destinará sus esfuerzos a regular efectos y no las propias causas de un hábitat; la regulación será mediante un complejo de reglamentos destinados a regular los excesos de un régimen de vivienda popular librado a sí mismo[2]. de todos modos no puede hablarse de inacción en lo respectivo a reflexión y discusión del tema[3]; el debate no fue meramente técnico, en la problemática de la vivienda popular confluían pedagogos, curas, moralistas, empresarios, especuladores, médicos, abogados, políticos, quienes fueron los principales protagónicas.

En líneas generales el estado, según la óptica liberal, no debía tener intervención directa en la construcción de viviendas obreras­: su función primordial era la del control. hubo, sin embargo, algunas escasas acciones directas del municipio como la propuesta de torcuato de alvear en 1887; dicho proyecto constó de 60 unidades de “casas para obreros” construidos por la municipalidad en las calles larrea, melo, azcuénaga, la actual las heras[4]. el monto de alquiler las había puesto sólo al alcance del nivel de empleados de ingresos medios: samuel gache, higienista francés ocupado de la problemática Argentina sentenciaba el desvío del objetivo del proyecto, ”(…) apresurémonos a decir que, según nuestras informaciones, éstas habitaciones no tienen de obreras más que el nombre. todas, o casi todas, están ocupadas por empleados municipales de ingresos modestos”[5]

Hacia inicios del siglo XX, se fue perfilando un cambio marcado por una tendencia hacia el reformismo impulsado por una primera atención por parte de la élite de las protestas obreras, las reivindicaciones socialista que accedieron al parlamento en 1904 y la “huelga de inquilinos” de 1907; a partir de estos sucesos, se evidencia un giro de política liberal. en 1905 se sanciona la primera ley nacional referida a la vivienda, la cual autoriza al municipio de Buenos Aires a emitir títulos hasta dos millones de pesos para vivienda obrera, con los que se intenta construir 300 unidades sobre terrenos fiscales. sin embargo. hay que señalar que dicha ley no paso de ser una autorización a la ciudad capital para realizar una emisión de títulos para la obtención de fondos con el fin indicado; como sostiene diego Lecouna “(…) no se consideró ningún criterio fundamental sobre el problema de la vivienda y los legisladores se declararon incompetentes en la problemática”[6]

En 1907, “(…) se dictó por la comisión municipal, la ordenanza por la cual se acepta la donación hecha a la municipalidad por la señorita azucena butteler, de una manzana de terreno, comprendido en las calles cabo, senillosa, zelarrayán y boulevard la plata, destinado a la construcción de casas para obreros (…)”[7]; ordenanza que marca la institucionalización a nivel estatal de la beneficencia como política de vivienda.

El año siguiente y como reacción frente a la “huelga de inquilinos”, figueroa alcorta pronuncia un decreto comisionando a ernesto quesada el estudio de la problemática de la vivienda popular en europa, para lo que “(…) el Departamento Nacional del Trabajo dará al comisionado instrucciones detalladas para los fines de este decreto”[8]. dichas instrucciones eran relativas al análisis de “(…) los medios puestos en prácticas en las acciones fabriles de europa para proporcionar habitación higiénica barata a las clases trabajadoras y modestas (…)”[9], medios que debían distinguirse por esferas de acción. sometiendo a examen la clasificación de inquietudes proporcionada por el Departamento Nacional del Trabajo, es posible aventurar que estaban ordenadas jerárquicamente según el criterio que prevalecía en la política de vivienda estatal de la época:

a) “la acción privada (individual y social) con fines de lucro;

b) la acción privada (individual y social) con fines de beneficencia;

c) la acción patronal;

d) la acción obrera;

e) la acción del estado;

f) la acción de los municipios o de otras divisiones administrativas.”[10]

A continuación, las instrucciones precisaban el análisis de las “(…)condiciones y fines de cada sistema usado(…)”[11], en especial debían atender los siguientes ítems:

a) “si tiende a hacer a los obreros propietarios de las casas que habitan y de qué modo;

b) qué proporción guarda la renta de las casas habitadas por obreros con el valor de las mismas;

c) como se facilita al obrero el pago del alquiler;

d) duración y clausulas principales de la locación de viviendas obreras;

e) situación topográfica de las casas para obreros con relación al centro urbano y a las fabricas o talleres;

f) medios de comunicación entre las fabricas o talleres y las viviendas de los trabajadores;

g) capacidad de las casas;

h) condiciones higiénicas de las mismas;

i) destino, según se trate de casa de familia o de las habitaciones para individuos o para grupos de trabajadores”[12]

El inciso a) toma una temática que se mantendrá incluso en el interior de la Comisión Nacional de Casas Baratas (CNCB) ; los incisos b), c) y d) ilustran el debate de la capacidad de financiación del potencial destinatario: la capacidad del ahorro de los futuros ocupantes esta en relación con la factibilidad de las obras; este debate no es ajeno a cierto prejuicio clasista a través del cual los sectores dirigentes auscultan el comportamiento de la clase popular, por un lado, sumado a ello, demuestra una incapacidad de crítica radical al sistema. en consiguiente, los trabajadores no podían acceder al financiamiento por falta de conducta en la acumulación, juicio que desprende que la vivienda era categorizada como cualquier otro bien. en un segundo momento, cuando el debate sobre la vivienda se instala en el congreso dando como resultado la CNCB, las disquisiciones sobre hábitat popular estarán signadas, por la tipología, el sujeto acreditado de la vivienda popular, la adjudicación mediante vivienda o alquiler.

En 1910, el intendente municipal, manuel j. guiraldes, elevó un mensaje al concejo deliberante dando cuenta que se había terminado el primer grupo de “casas para obreros” producto del legado de tierras de azucena butteler sumado a los fondos otorgados merced a la ley 4824. el intendente güiraldes propone que se confíe la administración de los terrenos a la sociedad de beneficencia “patronato del obrero”, “(…)compuesta por damas de nuestra mas distinguida sociedad, institución llamada a hacer sentir su acción benefactora cuyo programa comprende desde el alivio de la familia que no le basta su trabajo para llenar las necesidades más indispensables hasta la educación industrial del niño incorporándolo como elemento útil a nuestra sociedad(…)”[13]; luego, es encomendada la dirección y administración del nuevo barrio a una institución de beneficencia denuncia la incapacidad estatal en materia de vivienda para realizar una acción libre de influencias. en los terrenos donados por azucena buteler se construyeron “(…) 64 casas, con un total de 148 habitaciones, de las cuales 56 son para casas de familia y 8 para negocios. la superficie cubierta puede albergar 300 personas (…).”[14]. contemporáneo al proyecto es la edificación, en la manzana comprendida por la calles sali, traful cachi y lynch en Nueva Pompeya, de “ (…) 96 casas de dos y tres piezas, cocina, baño, pileta para lavar y w.c.”[15] ; dicho complejo habitacional fue realizado por la sociedad de san vicente de paul que “(…) lo administra por representación propia(…)”[16]. la obra de esta sociedad de beneficencia fue construida con donaciones que ilustran los múltiples actores relacionados en esta fase de la política de vivienda estatal; por un lado, la municipalidad dona el terreno prohibiendo su enajenación; por otro lado, para las construcciones “(…) el jockey club, donó la suma de 400000 pesos y 54318 pesos moneda nacional fue con lo que contribuyo la sociedad de san vicente de paul, siendo el costo tal del edificio de 454318 pesos moneda nacional.”[17]

A partir de 1912, se producen diversas tentativas que revelan un giro en la política de vivienda, introduciéndose el estado de manera directa en el ámbito habitacional; a partir de dicho año, en el congreso nacional comienzan a proliferar proyectos de ley que versan sobre la vivienda popular. la serie de proyectos de ley demuestra “(…) hasta que punto había madurado la ley idea de una ley que regulara la construcción de viviendas para aquellos sectores sociales con dificultades para acceder al usufructo de una casa para su grupo familiar”[18]. lo cual significa que a partir de este momento “(…)la etapa de la beneficencia había terminado y la distribución de las casas que se construyeran y su manejo consecuente será encarado como una tarea profesional”[19]; es a partir de la discusión en el congreso nacional, proceso que llevara tres años, hasta la promulgación de la Comisión Nacional de Casas Baratas, que la acción oficial se escindirá de la beneficencia y se articulara de manera directa, sin mediación de sociedades de beneficencia entre el estado y el capital privado como en el caso de san vicente de paul- como en el caso del convenio realizado con la compañía de construcciones modernas en 1913.

La Comisión Nacional de Casas Baratas

La acción directa del estado se oficializa en la ley nacional 9677 del 15 de octubre de 1915, la cual crea la Comisión Nacional de Casas Baratas (CNCB), sobre la base del proyecto que había presentado en 1912 el diputado católico juan Cafferata; si bien no fue el bloque político que propulsó la iniciativa, el proyecto recibió el apoyo del radicalismo en el poder. la CNCB se formó sobre el modelo de las “societes des habitations a bon marche” francesa y su misión consistió en difundir y orientar en materia de hábitat, aplicar exenciones impositivas y realizar construcciones experimentales a las que se suponía como elementos ejemplificadores, modelos a ser imitados por la iniciativa privada. residía en la CNCB el convencimiento – en absoluto arbitrario- que el problema habitacional era deudor de la excesiva concentración de inmigrantes en Capital Federal, por lo tanto, interpretaron que su labor debía orientar a una demostración pedagógica de la conveniencia de construir viviendas en el interior del país; conforme a su convencimiento la CNCB tuvo subcomisiones desperdigadas a lo largo del país, aunque es notoria la mayor presencia en la provincia de Buenos Aires[20]

Desde 1919 hasta 1923, el rol de la CNCB -influida por debates sobre carestía de a los alquileres- fue eminentemente constructivo: en 1920 inauguraron los 67 departamentos de la casa colectiva valentina alsina, parque patricios; al año siguiente 160 viviendas de tres y cuatro dormitorios en barrio Cafferata, parque chacabuco; en 1922 los 41 departamentos de la casa rivadavia; y en 1923 otras 50 casas en barrio alvear. entre 1923 y 1929 el ímpetu constructivo se detuvo: sólo se habilitaron 77 casas en barrio alvear (1926), junto a otras casas 30 en el barrio rawson (1928) y se realizó en 1929, el concurso para casa américa. estas primeras realizaciones fueron duramente cuestionadas por su eficacia técnica: “(…) las unidades triplicaban en su costo la típica casita suburbana de dos habitaciones y servicios de la época quedando fuera del alcance de los trabajadores de menores recurso que habían dejado de ser los destinatarios de estas construcciones[21]”. uno de los impedimentos que jaqueó la labor del CNCB fue la financiación: sólo una vez en treinta años conto con los fondos necesarios. en 1945, la CNCB se disolvió cuando todas las actividades dependientes de aquellas fueron puestas bajo jurisdicción de la recientemente organizada administración nacional de vivienda.

Las CNCB orientó sus esfuerzos en la construcción de casas colectivas para alquilar y casa individuales para vender “(…) con el propósito de dar alojamiento sano y barato, y facilidades para adquirir la pequeña propiedad, según circunstancias y necesidades, a las familias de obreros y empleados[22]; de esta manera, se cancelan los debates especulativos, de la época analizada previamente, relativas al destinatario y la financiación. ambas – casas colectivas para alquilar y casas individuales para vender- como obra de la CNCB servirán “(…) para cumplir el propósito de higienizar la vivienda popular y fomentar la estabilidad del hogar, dentro de los limites hasta donde pueda llegar el estado con los medios financieros de que dispone al efecto(…)”[23], en conjunto con la“(…)la desaparición del `conventillo` de la ciudad y de las rancherías y malas viviendas de campaña”[24]; lo que demuestra que el conventillo continua siendo un topos de crítica social, aunque en estos años sólo albergue a menos del 10 % de la población[25].

En la vi memoria de la Comisión Nacional de Casas Baratas [26] se realiza un balance de su gestión, hasta 1922, marcada por avances y limitaciones. por un lado, acreditan como valorable:

(…) la reglamentación de la ley 9677; las modificaciones de la ley pedida al congreso por nota de fecha 30 de julio de 1919, sobre seguro, reducción de tanto por ciento de amortización, edificación en terreno de los beneficiarios, etc.; la presentación a la municipalidad de la Capital Federal sobre conventillo, pavimentos, etc.; las invitaciones a los municipios y gobiernos provinciales; la participación en congresos, antituberculoso del rosario, primero de la habitación en la Capital Federal y el económico social internacional ; conferencia en el museo social argentino en 1920; concurrencia a las exposiciones de montevideo, rio de janeiro y filadelfia; invitación y ofrecimiento de ayuda a las entidades particulares para la solución por ellas del problema; premios de estimulo instituidos para los profesionales; construcción directa por la comisión de distintos tipos de casas, y clase de construcción”[27].

Pero, por otro lado, y considerando que la CNCB tenía como finalidad – en conjunto, con la construcción de complejos habitacionales- el “(…)demostrar prácticamente la posibilidad de que los capitales privados se apliquen con ventajas a la realización de construcciones que, sin dejar de servir a negociaciones beneficiosas para esos capitales, serán obra social(…)”[28], el balance negativo en relación al estimulo a la iniciativa privada, en la cual no se ha obtenido resultados apreciables, “ (…) pues la única iniciativa particular de importancia, de la unión popular católica Argentina, aun cuando está inspirada por la ley nº 9677, – no es resultante directa(….)”[29] de la acción de la CNCB y que “(…)la práctica de este `medio de acción` [por el estimulo a la iniciativa privada] ha demostrado que poco puede esperar por el momento de la iniciativa cooperativista y aun filantrópica, debido a factores emergentes de las modalidades e idiosincrasia de nuestra población”[30]. autocritica que se desplaza hacia un rechazo de la vivienda popular en manos de la beneficencia y las cooperativas socialistas, indicando que la vivienda está inscripta en un campo de acción política

La vivienda incorporada al debate político, como elemento de reforma social, se manifestó en los debates previos a la promulgación de la ley 9677, en los cuales recibió críticas desde el sector socialista en particular de enrique dickmann y Nicolás Repetto; dickmann sostuvo que la CNCB sería un proyecto inverso a la tendencia universal, la cual –en clave evolucionista – se caracteriza por “(…) fomentar y facilitar la iniciativa privada y la colectiva, es decir, fomentar, primero, la inversión de capitales en construcciones, punto de vista del buen capitalista; segundo, facilitar el desenvolvimiento de las cooperativas de edificación; en tercer lugar, vendrá la acción municipal y en ultimo termino la legislación nacional(…)”[31]. las objeciones socialistas eran tanto de carácter moral como producto de la inflexión particular del discurso liberal en materia de vivienda y fundamentalmente porque sostenían que la CNCB marcaría la conducción indiscutida del sector dirigente en materia de vivienda[32]. la propuesta del partido socialista eran: “(…)supresión del cobro de patentes a sociedades de construcción de casa de rentas y cooperativas obreras de construcción; supresión del cobro de todos los impuestos aduaneros que incidían en el costo de los materiales de construcción; afirmación de un criterio social del uso del ahorro”[33]. en resumidas cuentas: un arsenal legal destinado a impulsar las obras de la cooperativa el Hogar Obrero.

Las críticas fueron reciprocas; una de ellas, la realizo juan Cafferata impugnando la viabilidad de la cooperativa en la realización de la reforma social basada en la propiedad de la vivienda unifamiliar: “(…) la sociedad `el Hogar Obrero` fundada en 1906 en la Capital Federal, lleva construidas hasta la fecha más de 2050 casas y ha inaugurado últimamente un edificio de departamentos en la calle martin garcía y bolívar ( entiendo que estas últimas construcción y algunas de las citadas son para alquiler de las casas, lo que si bien constituye un paso adelante y un progreso, no es la solución del problema que requiere la casa propia[34]”. a continuación de lo enunciado, Cafferata, valora el convenio impulsado por el intendente joaquín de anchorena, con la compañía de construcciones en 1913:

“(…) el jefe de la comuna doctor joaquín de anchorena, penetrado de la trascendencia del problema, se puso decididamente al servicio de la idea de la habitación barata, haciéndose acreedor a la simpatía y aplauso del pueblo. debido a su gentilez, me fue personalmente enseñada la maquette que servirá de tipo a las futuras casas, que serán un modelo, habiendo sido estudiadas y previstas todas necesidades, con plano muy semejante al que ha servido para las ultimas habitaciones baratas de bruselas.”[35]

La CNCB también fue objeto de críticas desde la militancia católica, siendo alejandro bunge uno de sus antagonistas; alejandro bunge realizando un análisis de los propósitos de la CNCB en sus inicios considera insuficiente la obra:

“(…) el doctor Cafferata dio con la ley de casas baratas, de que es autor, un paso cuyo significado es el mantener vivo el interés y señalar uno de los caminos. esta ley dará según lo informa la comisión, unas 3000 casas en veinte años. si se tiene en cuenta que de las 200000 familias de trabajadores que habitan en la capital y sus alrededores, unas 150000 ocupan cada una, una sola pieza, se comprenderá que le paso, reducido a ese primer impulso, sería lento. sólo podría considerarse que se ha emprendido de lleno la obra, iniciada con la ley Cafferata, cuando se invirtieran no menos de 10,20 o más millones al año. y esta obra no es exclusivamente una obra de gobierno. debe serlo de todos y de cada uno; del municipio, de las fabricas, de las empresas, de los capitalistas; el estado puede y debe fomentarla y ser un factor concurrente”[36].

Aunque remarca su potencialidad si es encarada de manera eficaz:

“(…) si alrededor de 20000 familias obreras han podido construir su modesta casa propia en la capital, con escasísima o ninguna ayuda del estado, con planes bien concebidos podrían triplicarse o cuadriplicarse en pocos años esos casos.[37]

Por último, en 1940 esboza una síntesis de la política de vivienda en la Argentina hasta la fecha y vincula la inacción frente a la vivienda como medio ineficaz de promover el clientelismo:

“cada vez que se proyectaron aumentos de sueldos y salarios para los servidores del estado, a partir de 1918, hicimos notar la conveniencia de hacerlo no en dinero en su totalidad, sino, por lo menos parcialmente, en forma de vivienda digna; lo cual, por otra parte, libraba el equivalente de los salarios y sueldos para cubrir otras necesidades. (…) desgraciadamente nuestros legisladores, tal como lo temíamos en 1925, no consideraron tan eficaz a los efectos del electoralismo dar vivienda progresivamente como dar dinero de inmediato(…) los aumentos de salarios mínimos y sueldos menores votados después de 1921 representaban en 1938 mil cien millones. y si dos tercios se hubieran invertido en viviendas populares para otorgarlas en arrendamiento libre de costo o en venta, en iguales condiciones, como aumento de salario en especie, en forma de vivienda, no quedaría ya un sólo servidor modesto del estado que no contara con vivienda digna “[38]

Las limitaciones de la CNCB radicaron en gran parte – más allá de la lúcida crítica de alejandro bunge- por la falta de presupuesto la cual implicó el mencionado freno de su actividad constructora como señala la xi memoria de la Comisión Nacional de Casas Baratas[39]:

“(…) la actividad de la comisión respecto de su programa constructivo, mantiene idénticas características a las señaladas en los últimos años, como consecuencia de la escasez de fondos…. es doloroso reconocer que la acción directa no ha tenido la eficiencia requerida en el terreno de la práctica, por falta de recursos y ayuda en efectivo, que su capacidad legal no le permite crear”[40]

Como informa el balance la CNCB no tenía financiamiento propio y dependía de los fondos que de las corridas de los días jueves en los hipódromos[41]. con tal propósito se realizaron proyectos de reforma de la ley como el iniciado por juan Cafferata el 12 de julio de 1922 basándose en que “(…) la Comisión Nacional de Casas Baratas se ve obligada por la falta de recursos a desplegar una acción lenta y difícil, el problema de la vivienda mala y escasa se agrava con caracteres alarmantes”[42]; y denunciando la pervivencia de la óptica liberal que afecta al inquilino “(…) en la vivienda como en otros ordenes rige la malhadada ley de la oferta y la demanda. mientras dos inquilinos y van detrás de un propietario, los alquileres subirán a pesar de todas la leyes limitativas.”[43]. por lo tanto, promueve la necesidad de financiamiento urgente, la prescripción a sociedades anónimas de destinar un 10 % de su presupuesto a la construcción de casas para sus empleados que no puedan adquirir viviendas por sus medios conjuntamente con una serie de impuestos ordinarios cuyo destino sea la financiación de la CNCB [44]; de todos modos, el proyecto no fue aceptado. dentro de la acción oficial habría que señalar la acción realizada por el banco hipotecario nacional autorizando créditos de fomento para la edificación de vivienda[45]

“(…)la ley procura estimular a los empleados públicos, los particulares propietarios de pequeños lotes, a los obreros, para que se construyan su casa habitación, acordándoles franquicias que la ponen a su alcance, a pesar del modesto sueldo y de presupuestos que a duras penas bastan muchas veces para los cuidados de la familia”[46] ; el destinatario es el “(…) empleado público, verdadero proletario en la actualidad, elemento de esa clase media que el capital y el trabajo parecen estrechar entre sus brazos y que soporta con más rigor que otras la angustia de su situación económica”[47].

sin embrago, yujnosvky relativiza el poder de acción de dichas leyes “puesto que las condiciones de los préstamos los colocan todavía fuera del alcance de los sectores de bajos recursos”[48] .

La CNCB ofició de ámbito de experimentación de nuevos tipos de vivienda que tomaron distancia formal del conventillo y de la casa chorizo e incorporaron criterios de asoleamiento, ventilación y especialización de funciones; la discusión acerca de la vivienda sobre criterios técnicos emerge a la escena pública con la realización de los primeros concursos para construcción de barrios de vivienda obrera. en ello, la CNCB tuvo un rol central. este proceso evidenció la emergencia de los arquitectos como depositarios del saber edilicio y los concursos como medios de legitimación de ladisciplina[49]. a continuación, citaremos un concurso promovido desde la Revista de Arquitectura de la sociedad central de arquitectos[50], que luego de enunciar las bases del concurso, enuncia el programa de edificación de una vivienda colectiva:

”(…) cada casa será proyectada para alojar un número de 90 a 100 familias, más o menos, cuyo número de hijos se considera de cuatro, como promedio, debiéndose tener en cuenta en la distribución de espacios y comodidades la existencia de familias con dos, cuatro o seis hijos. de donde resulta un cálculo de población, por casa a erigirse, de 180 a 200 adultos y 360 a 400 niños. los departamentos de las tres categorías correspondientes a los tres tipos de familias ya descriptos se ejecutarán parcialmente en la planta baja, con una altura libre no inferior a tres metros y cincuenta centímetros y en los pisos altos tres metros de altura interior como mínimo(…) la composición y distribución de los edificios se hará, en cada caso, tratando de reservar, para entradas, circulación, iluminación y aireación un espacio libre del 50 %, por lo menos, de la superficie de los terrenos, y suprimiendo en lo posible los pozos de aire y los corredores cerrados. el programa de comodidades de los cuatro departamentos tendrá dos, tres, cuatro o más habitaciones según las necesidades de las familias-tipos explicadas, y además una cocina y un baño conteniendo bañadera, lavatorio y w.c. a pedestal.”

Alrededor de la vivienda se pueden evidenciar dos cuestiones en debate: la primera, fue la discusión entre vivienda individual y vivienda colectiva; la segunda, la búsqueda de nuevas tipologías arquitectónicas. con respecto a la polémica entre el hábitat individual o colectivo -además de utilizarse argumentos higiénicos, morales y económicos- la vivienda se relacionaba con el alquiler y la individual con la propiedad[51]. en cuanto a tipología hasta 1915 las viviendas individuales estaban constituidos por viviendas de una o dos plantas; con respecto a vivienda colectiva se registra la progresiva apertura de los espacios abiertos hacia el exterior, desapareciendo así la tradicional interioridad del patio de la vivienda colectiva; las causas de la transformación habría que adjudicarlas no sólo a criterios estrictos de iluminación y ventilaciones sino la profunda identificación entre patio central y con conventillo. con respecto a vivienda individual fueron ensayadas variantes de trazados de la ciudad jardín, guiados por ideales higienistas de verde y sol como sinónimos de salud, con viviendas compactas en su mayor parte de dos plantas, en la cual el modelo del cottage inglés fue privilegiado. tres características de importancia signan el período en materia de construcción: en primer lugar, una creciente participación de arquitectos en la medida que fue advirtiéndose la complejidad técnica y urbanistas; en segundo lugar, un avance en el campo de la definición tipológica en el cual se consagra la tipología compacta para la unidad individual, y la pabellonal para los conjuntos; por último, un magro desarrollo técnico alcanzado, en tanto relación costo-calidad no estuvo determinada por la reproductibilidad[52].

La vivienda como proyecto político: cooperativa y gran colecta nacional

La acción en materia de vivienda popular fuera del ámbito oficial tiene como protagonistas a los sectores católicos y al partido socialista; dichos sectores políticos articularon las propias instituciones destinadas a la habitación popular como elemento dentro de la totalidad de su accionar político. los socialistas realizaron su intervención mediante la cooperativa el Hogar Obrero, iniciada en 1905; los católicos, apelando a sectores de la élite tradicional, a través de la gran colecta nacional realizada en el convulsionado 1919[53].

En 1919, los sectores católicos, en un contexto que entrecruzaba el malestar frente a la política obrerista de Yrigoyen basada en el arbitraje, la fundación de la liga patriótica Argentina y ecos de la revolución bolchevique, producen al interior de la institución eclesiástica una reorganización cuyo signo es la oficialización por parte del episcopado del discurso del catolicismo social; el monseñor miguel de andrea, figura central que condensa la mutua reciprocidad de la defensa de la nacionalidad y de la catolicidad en el discurso católico, ilustra dicha reorganización de la iglesia cuyo producto es la unión popular católica Argentina (upca). los sectores católicos encararon la política de vivienda como supervivencia de sus fuerzas sociales[54]; para tal propósito fue menester la crítica a la intransigencia liberal frente a la vivienda popular, mediante concesiones a los sectores populares, como es posible pesquisar en la siguiente frase, en la cual se condensa las invasiones bárbarascon la retorica apocalíptica:

“(…) cuantos ricos de hungría daría hoy la mitad de lo que poseían antes, en los tiempos de paz social, socavada hasta lo más hondo de su base, para recobrar siquiera una parte de sus riquezas perdidas (….) dime, ¿qué menos podrías hacer, si te vieras acosado por una manada de fieras hambrientas que echarles pedazos de carne apara aplacar su furor y taparles la boca? ¡los barbaros ya están a las puertas de roma![55].

La gran colecta nacional pro paz social se integra al conglomerado de representaciones de la derecha tradicional en el convulsionado 1919 presentándose como mecanismo de integración ligado a los mismos ámbitos donde se digito la represión; con el destino de la gran colecta nacional se esbozó un programa unitario y coherente que iba desde la “(…) creación de oficina general de servicios sociales, que coordinara las acciones de todas las instituciones de beneficencia y acción social, la construcción de mansiones populares hasta la creación del instituto técnico femenino”[56].

Laconstrucción de viviendas para obreros, desde la óptica católica, tuvo como objetivo la “paz social” – patrón de análisis de la problemática social de los grupos católicos, a la vez orden político modélico a perseguir – la cual podía ser propiciada mediante la difusión de la pequeña propiedad. el arma para combatir a ideologías socialista internacionalistas y la abolición de la propiedad privada, es ampliar el acceso a la propiedad de tal modo que el trabajador echara raíces y se identificara con la patria, por tanto la propiedad se vincula con la defensa de la integridad nacional.

La construcción de viviendas fue un objetivo parcialmente logrado: sólo se concreto en Capital Federal, córdoba y paraná a pesar de su alcance nacional; en Buenos Aires se edificó la “mansión popular de flores” 88 departamentos con capacidad para 600 personas- y en Barracas el barrio monseñor espinosa -1058 casas individuales para 500 personas-. estas obras se fueron poniendo en marcha desde 1922. ambos complejos tuvieron equipamiento común, el cual contaba con servicios para las madres , como una “(…) cantina maternal donde puedan las madres proveerse a toda hora de leche de inmejorables condiciones higiénica para sus hijos(…) ”[57] En flores y “(…) una un asilo maternal donde las mujeres obligadas a trabajar fuera de su domicilio podrán dejar a sus hijos pequeños(…)”[58] En Barracas, junto a “(…)todas las comodidades que trae la vida moderna y de las que no hay razón alguna porque no participe el obrero”[59][60]

Dentro del partido socialista la política de vivienda se articula al debate político nacional, y al fomento de prácticas culturales cooperativas como instrumento para la transformación de los trabajadores en agentes del cambio social hacia el socialismo; analizar la visión de la política en materia de vivienda del partido socialista es inescindible de la cooperativa el Hogar Obrero fundada en 1905 cuyo objetivo primordial atender la vivienda obrera y el problema del conventillo. la cooperativa se forma en un momento de inacción estatal en materia de vivienda, donde algunas intervenciones directas constituyen meras excepciones. los socialistas consideraban a la vivienda como un objeto pertinente a la autogestión popular, rechazando plenamente la acción estatal – como observamos en los debates acerca de la creación de la Comisión Nacional de Casas Baratas-. dicha actitud es posible pesquisarla a través de pronunciaciones como: “(…) la habitación higiénica y económica será obra del pueblo o no será”[61], “casas para obreros(…) que no las hagan la municipalidad ni el gobierno. en sus manos serán instrumento de robo y corrupción (…)l lo que necesita el pueblo trabajador es que las empresas nacionales y municipales no encarezcan la habitación[62]

Las modestas operaciones iniciales de «el Hogar Obrero» entre 1905 y 1911 -exceptuando las primeras cuatro casas construidas en floresta-, se localizan fuera de la capital. dicho impulso constructivo hacia el oeste por parte del socialismo en materia de vivienda “(…) puede interpretarse como una alternativa a la `ciudad dividida` -imagen en la que los socialistas insisten desde fines de siglo – como una forma de superar el conflicto entre un norte rico e inaccesible y un sur pobre y degradado; entre la `avenida alvear` y los `conventillos`”[63]; es decir el oeste como alternativa identificándose el socialismo como opción política conjuntamente con él.

La posición socialista renuncia conscientemente a una crítica radical a la ciudad y sus modalidades de crecimiento y gestión, ofrece a los sectores populares participación y autogestión y honradez; un lugar autónomo, excéntrico –en tanto propio, y correlativo a la geografía urbana en la cual se edifican sus intervenciones- desde donde intervenir en los procesos urbanos.

En cuanto a la tipología arquitectónica no existe diferencia entre las construcciones de la unión popular católica y la cooperativa el Hogar Obrero; la diferencia reside en el móvil de la construcción de viviendas para los sectores menos favorecidos “(…) si los católicos ponían énfasis en la cuestión moral y en la obligación de asistir a los débiles, los socialistas se centraban en la búsqueda de su fortalecimiento.”[64] En cuanto a la iniciativa privada, la unión popular católica construyó 108 casas individuales y 86 departamentos, con un total de 766 habitaciones, mientras que la cooperativa “el Hogar Obrero” construyó 218 viviendas individuales y 56 departamentos, con un total de 718 habitaciones

En resumidas cuentas, la vivienda de interés social era concebida como instrumento reformador de los sectores populares; acción reformista que debe superar a lo estrictamente habitacional vivienda. tanto en socialistas como en católicos se propuso el abandono de idea de entrega de vivienda en propiedad; desde la militancia católica se argüía que la propiedad de la vivienda era ineficaz como forma de garantizar el orden social, reforma social en base al control y vigilancia directa. desde el socialismo, la vivienda colectiva era un mero recurso para abaratar costos a la vez que una solución eficaz conforme a la capacidad de los sectores populares en materia económica.


[1] Memoria de la intendencia municipal. 1890-1892, Buenos Aires, ed. kraft, 1893, pp. 335-336. al respecto, el socialismo declara la existencia de un interés de carácter rentístico de la inacción: “la municipalidad no tomará nunca una iniciativa sería para fomentar la construcción de casas para obreros porque sus miembros son propietarios de casas y no van a querer mermar sus rentas como resultaría con la rebaja de los alquileres”. en dagnino, esteban, «el problema de la habitación», La vanguardia. 20 de julio de 1907

[2] En la década del 70 se reglamento en los respectivo al hacinamiento, estableciendo no más de tres camas por cuarto y luego en 1875 la inspección municipal a complejos de más de cuatro habitaciones; en la década de 1880 se establecieron las pautas conforme a la infraestructura: hacia 1893 no podían emplearse materiales precarios y debía proveerse al menos una ducha para mujeres y otra para hombres. Liernur, Jorge Francisco, arquitectura en la Argentina del siglo XX. La construcción de la modernidad. Buenos Aires, fondo nacional de las artes, 2001, pág. 51

[3] hay signos de un presente, aunque la enumeración denuncie lo escaso, en torno a la vivienda popular: la tesis universitaria de Raimundo Battle; los primeros proyectos de Buschiazzo para el Intendente Alvear; los primeros números de arquitectura en los 90 de la Sociedad Central de Arquitectos. Liernur, Jorge Francisco, Arquitectura en la Argentina… op.cit. pág. 55

[4] Gutman, Margarita y Hardoy, Jorge Buenos Aires, 1536-2006… op. cit., pp. 117-119

[5] Gache, Samuel “Les logements ouvriers a Buenos Aires” citado en: Batista, José, “La vivienda social en Argentina”, en : Todo es historia, nº 151, 1979, pág. 28

[6] Lecouna op. cit. pág. 141

[7] boletín del Departamento Nacional del Trabajo, nº21, 1912. . “La habitación” pág. 430

[8] boletín del Departamento Nacional del Trabajo, nº71, 1908. ”Habitación obrera”, pág. 661

[9] Ibídem

[10] Ibídem pág. 662

[11] Ibídem

[12] Ibídem

[13] boletín del Departamento Nacional del Trabajo, nº21, 1912. . “La habitación” pág. 431

[14] Ibídem pág. 442

[15] Ibídem pág. 439

[16] Ibídem pág. 441

[17] Ibídem

[18] Lecouna, op.cit. pág. 157

[19] Ibídem pág. 158

[20] subcomisiones del interior: Catamarca, Posadas, San Luis, Córdoba, Jujuy, Mercedes, Bahía Blanca, Las Conchas, Pehuajo, Chivilcoy. VI Memoria de la Comisión Nacional de Casas Baratas, Buenos Aires, Quaglio Hnos., 1922, pág. 7

[21] Rigotti, a.m. “La ciudad y la vivienda como ámbitos de la política y la práctica profesional” en Falcon, R. Democracia, conflicto social y renovación de ideas: 1916-1930. Buenos Aires, sudamericana, 2000, pág. 306

[22] Comisión Nacional de Casas Baratas, ley 9677, antecedentes relativo de la construcción y venta de las “casas individuales” y reclamo de los inquilinos del “barrio Cafferata” Buenos Aires, Talleres Gráficos Moldes, 1927, pág. 9

[23] VI Memoria de la Comisión Nacional de Casas Baratas, Buenos Aires, Quaglio Hnos., 1922, pág. 13

[24] Ibídem

[25] Gutman, Margarita y Hardoy, Jorge Buenos Aires, 1536-2006. … op. cit., pág. 165

[26] VI Memoria de la comisión nacional… op.cit. pág. 58

[27] Ibidem. pág. 58

[28] Ibídem

[29] Ibídem

[30] Ibídem

[31] citado en Lecouna, op. cit. pág. 170

[32] así resume su posición al respecto Nicolás Repetto “es el estado la comisión; es el estado que por su intermedio se constituye en constructor, en vendedor y en alquilador de casitas por mensualidades en todo el territorio de la nación. Es a eso a lo que llamo la acción del estado a eso que no ha hecho hasta ahora ningún país civilizado en la extensión que se propone; a eso que los países más civilizados acaban de abandonar” Ibídem pág. 174

[33] Ibídem

[34] Cafferata, juan félix, labor parlamentaria. Buenos Aires, impr. y encuadernación de la cámara de diputados, 1928 pág. 26

[35] Ibídem

[36] Bunge, Alejandro, una nueva… op. cit. pp.379-380

[37] Ibídem

[38] Ibídem pp. 387-390

[39] XI Memoria de la Comisión Nacional de Casas Baratas, imprenta Ferrari, 1927, pp. 6-7

[40] Ibídem

[41] Yujnovsky, hace un balance del limitado presupuesto de la CNCB: “la comisión nunca fue dotada de los fondos suficientes para que su cometido tuviera significación. la suma del producido en las carreras (2,8 millones se le entrego en títulos del empréstito interno de 1915 cuya cotización se redujo en 30% por la baja del mercado. el ingreso de $ 70000 mensuales de las carreras se redujo debido a que se cambio el recurso por un suplemento de precio de las entradas y al suprimirse las carreras de los jueves. otras iniciativas no fueron aprobadas: entre éstas la del presidente Yrigoyen que proponía invertir utilizando fondos provenientes del derecho adicional del trigo. hacia 1923, los fondos propios de la comisión se agotaron con la construcción de los primeros conjuntos de viviendas restándole provisto por la ley 10358 (23000) mensuales y los alquileres $14000)”. Yujnovsky, Oscar, “Revisión histórica de la política de vivienda en la Argentina desde 1880” en summa nº 72, febrero de 1974, pág. 15

[42] Cafferata, juan félix, labor… op.cit. pp. 37-38

[43] Ibídem

[44] Ibídem. señalamos las principales modificaciones conforme a dotar a la CNCB de un mayor presupuesto:

Articulo 1º – Destínase la suma de treinta millones de pesos moneda nacional, para ser incorporados al fondo especial a la orden de la Comisión Nacional de Casas Baratas, que procederá a construir de inmediato mil casas individuales y diez colectivas en los terrenos adquiridos al efecto en la Capital Federal, y casas individuales y colectivas en las capitales de provincia y ciudades más importantes de la república.

Art. 2º,.- Autorizase a las sociedades anónimas en general, compañías de seguros, sociedades .comerciales y de socorros mutuos, cajas de ahorro y todas aquellas personas jurídicas que por las disposiciones legales vigentes deben mantener inmovilizado sus fondos de reserva, para colocar el lo % de los mismos, en la construcción de casas baratas, para alquiler o venta, dentro de los fines y reglamentación de la ley 9.677.

Art. 12. – Además de los recursos ordinarios establecidos por la ley 9.677 y de los que establece el artículo 19, se destinarán a los fines de la misma, el producido de los siguientes impuestos:

A) el 5 % de 108 pasajes a europa, de primera clase ;

b) el 5 % Ad Ualorem: de las películas cinematográficas impresionadas, nacionales o extranjeras, que no sean con destino a la enseñanza;

c) un adicional de 20 centavos por litro de bebida alcohólica que se expenda, con excepción del vino y la cerveza;

D) un adicional del 2 por mil, a los depósitos bancario, inmovilizados;

e ) un adicional de pesos la moneda nacional por cada arma de fuego que se importe, o un impuesto equivalente a las que se fabriquen en el país.

[45] Préstamos para construcción

sesión de julio 2 de 1926 proyecto de ley

Artículo 1º. – Modifícase el artículo segundo de la ley orgánica del banco hipotecario nacional, en la siguiente forma:

inciso c) especiales de edificación por cuotas a los propietarios de pequeños lotes de terrenos en la Capital Federal, capitales de provincia, capitales de territorios nacionales y ciudades de la repúblicas con más de 5.000 habitantes dentro de la cantidad de 10.000 pesos moneda nacional. estos préstamos podrán hacerse hasta el 80 por ciento del valor de la tasación;

inciso d) especiales de edificación a los propietarios que acepten las condiciones del banco en la construcción de casas o viviendas para ser vendidas a empleados u obreros. estos préstamos podrán hacerse también hasta el 80 por ciento de la tasación;

inciso h) a los empleados y obreros permanentes de la administración nacional y municipal, con diez años de servicio, para la adquisición de casas o terrenos destinados a edificar de inmediato, pudiendo entregar dicho préstamo por cuotas y reservarse un tanto por ciento que entregará una vez concluida la edificación, con la condición expresa de que sean destinados a viviendas de los mismos y respectivas familias y sin otra garantía. estos préstamos se harán hasta el cien por ciento de la tasación, cuando el valor no exceda de pesos 10.000 como máximum, y del ochenta por ciento cuando excediere de dicha suma.

Estos préstamos se cancelarán por cuotas que el poder ejecutivo descontará de los haberes de los empleados que se acojan a este beneficio y transferirá al banco hipotecario nacional mientras el empleado perciba sueldo o jubilación del erario, recabando igual descuento de la administración municipal cuando se trate de sus empleados y obreros, procediéndose en caso de falta de cumplimiento de acuerdo con las reglas ordinarias que rigen los préstamos del banco;

art. 2º. – comuníquese, etc.

[46] Ibídem

[47] Ibídem, pp. 58-59

[48] así lo argumenta: “(…) calculando un costo de construcción de $80/m2 en la década del 20, una vivienda de 75m2 costaría $6000. suponiendo que ese monto representa un 80% del total, un préstamo a un empleado por dicha suma al 6% de interés, 1% de amortización y ½% de comisión, importa una cuota de 37, 5 $ mensuales que debe subir a 48,4 al adicionarse el seguro obligatorio. la gran mayoría del personal del estado en esa misma década tiene sueldos menos de $200; los obreros industriales que, de tendrán acceso sólo a préstamos del 60%, tiene un salario nominal promedio 130$” Yujnovsky, Oscar, “Revisión histórica de la política de vivienda en la Argentina desde 1880” en summa nº 72, febrero de 1974, pág.15

[49] Rigotti, a.m. “la ciudad y la vivienda como ámbitos de la política…” op. cit. pág. 306

[50] Revista de Arquitectura, n° 64, año xii, abril de 1926, pág. 126

[51] El distingo se superará a partir de la ley de propiedad horizontal sancionada en Ballent, A. “interés social, vivienda de”, en: Liernur, J.F. y Aliata, F (dirs.) Diccionario histórico de arquitectura, hábitat y urbanismo en Argentina. Buenos Aires, Clarín, tomo i/n, 2004, pág. 210

[52] Liernur, Jorge Francisco, arquitectura en la Argentina… op. cit. pág. 108

[53] También existieron iniciativas patronales como la fábrica textil gratry en Nueva Pompeya y de Schulz y Lutz en Chacarita 1905; asimismo, empresas ferroviarias la cual construyó Colonia Sola en Barracas. Ibídem., pág. 203

[54] Ballent, A, “la iglesia y la vivienda popular:…”. op.cit, pág. 201

[55] La paz social, 5, setiembre de 1919. citado en: Ballent, A, “La iglesia y la vivienda popular:…”. op.cit, pág. 201

[56] Martin, María Pía, “los católicos…” op. cit. pág. 11

[57] Revista de Arquitectura, n° 29, año vii, mayo-junio de 1921, pág. 4

[58] Ibídem, pp. 4-8

[59] Ibídem

[60] Ibídem. citaremos el nombre de algunos de los proyectos para ilustrar como se mixta el higienismo y la acción social católica: “sol”, “sol y sombra”, “luz y aire” “vitam”, “fe”.

[61] La vanguardia, 3 de febrero de 1909

[62] La vanguardia, 30 de enero de 1909

[63] Ballent, A “Socialismo, vivienda y ciudad la cooperativa el Hogar Obrero.Buenos Aires, 1905-1941” en línea http://www.elhogarobrero1905.org.ar/eho1989201.htm

[64] Ibídem

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