Hace 2 años escribí en esta página unas palabras dedicadas a la barra de Trelles y Cucha Cucha si, la de la farmacia San Luis, menciono de paso que lo que escribí me trajo el contacto con varios amigos, lo cual le agradezco, hoy quiero volver a escribir, sin saber exactamente adonde me llevarán los recuerdos.
Amaba el Café y bar Tarzan de Añasco y Trelles, en el barrio lo conocimos como La Tierrita, La Tierrita, pucha que fue parte de mi historia… los pibes mirabamos las mesas de billar como dice el tango, con la ñata pegada al vidrio… cuando, pensabamos, cuando cumpliríamos 18 años para tomar uno de esos tacos, ponerle tiza e intentar hacer una carambola y llegaron los 18 y entramos, conocimos un mundo raro y de adultos, ese mundo que a partir de ese dia fue «mi» mundo.
Y junto con los billares los juegos de naipes, por diversión a veces, otras por el café, otras por guita… cuanta adrenalina, cuanta adrenalina juntaba en ese lugar.
Laburaba muchímo en mi fábrica pero, ni bien terminaba el laburo, me esperaba el feca con esos tipos que alegraban mis noches… gente de las cuales extraje enseñanzas, enseñanzas de la «yeca».
Recuerdo muchos de ellos, todos mayores que yo admiraba… Ramón Lopez, Miguel el tano sastre
Ricardo, que sufría ataques de epilepsia y su papá Ricardo, un tal Bustos, el indio Ochoa, Cesar Gnoqui, que llegó a ser un conocido médico cirujano… los dueños del lugar dos gallegos Garrido, el mayor y Carlos Nava, de nuestra edad, dos gallegos muy vivos y rápido para los negocios.
Mus, Codillo, Truco, Tutte Cabrero en fin,
Café La Tierrita, fuiste mi maestro, mi familia, mis amigos, punto de encuentro… fuiste todo por muchos años… Gracias
Oscar Rodriguez [email protected]