Su fundador fue, como en el barrio de Saavedra, el señor Florencio Núñez, quien compró esas tierras y donó los terrenos para que se construyera la estación de tren que, en reconocimiento y gratitud a su generosidad y espíritu de desarrollo, lleva su nombre.
Se caracteriza porque en él existían quintas amplias y confortables rodeadas de árboles y plantas. Es una zona alta, con barrancas y lomadas que bajan en dirección al río y conforman en general un barrio tranquilo y apacible, con excepción de sus avenidas que son muy transitadas por todo tipo de vehículos.
Fue siempre una región de bañados y, aún hoy, hay algunos arroyos que están entubados bajo las calles y desagotan sus aguas en el Río de La Plata; así se justifican las curvas de la Av. Rivadavia que sigue el curso del Arroyo Medrano. Antiguamente, parte del barrio de Núñez tomaba el nombre de Rivadavia, pero como permaneció mucho tiempo despoblado finalmente desapareció.