Avenida de los Italianos y Macacha Güemes en el barrio de Puerto Madero
El monumento, que fue realizado por el artista Fernando Pugliese con un polímero que simula bronce, representa a un taxista calvo y de bigotes acodado sobre el techo de un taxi del clásico modelo Siam Di Tella.
El Sindicato de Peones de Taxis de la Capital Federal tomó la iniciativa de construir un monumento en el que los trabajadores de la actividad puedan verse representados. El legislador porteño Claudio Palmeyro presentó el proyecto de ley impulsando la aceptación de la donación realizada por la organización sindical del “Monumento al Taxista” y la autorización para su emplazamiento. Aprobadas todas las instancias, audiencia pública mediante, se sancionó la Ley Nº 4260.
Fundamentos del proyecto de ley 201100300 sancionada como Ley 4260
«Al igual que el Obelisco y el tango; el taxi es una de las marcas registradas de la Ciudad de Buenos Aires. Diariamente, miles de techos amarillos recorren cada una de sus calles, aún cuando ésta, que nunca duerme, entrecierra sus ojos.
Esta noble y solidaria actividad que sabe de gratitudes e ingratitudes y que diariamente depara esta jungla de cemento tiene su inicio formal en el siglo XIX cuando se crea la primera ley de patentes para los carruajes de alquiler, actualmente denominados taxis, en el año 1860 llegando a contar con 2282 carruajes registrados en el año 1901.
Ya en 1904 comienza el auge del automóvil en Buenos Aires y empiezan a verse vehículos de alquiler por las polvorientas calles de la Ciudad. Según cuenta la historia, en 1905 circulaban casi 400 autos en la Ciudad de los cuales unos 50 funcionaban con taxímetro. En ese mismo año, se creó una reglamentación base que determinaba la existencia de tarifas nocturnas entre las 24 y las 7 de la mañana.
A principios de 1909 comienza a notarse una nueva modalidad para la búsqueda del pasajero. Estamos hablando del famoso y legendario «yiro» de los coches de alquiler porteños.
Muchos lugares de la Ciudad carecían de paradas; solo los sectores privilegiados tenían posibilidad de tomar coches. Si bien esta nueva práctica trajo numerosas protestas por parte de un grupo de personas calificadas felizmente hoy gracias a este sistema en Buenos Aires se puede tomar un taxi en cualquier lugar.
Para terminar con las discusiones entre conductores y pasajeros sobre el valor de los viajes, en el año 1910 se dicta una ordenanza donde determina el uso obligatorio del reloj taxímetro.
El francés Maurice Tachon’s fue el primer fabricante de los relojes taxímetros. En éstos estaba impreso su nombre, razón por la cual al taxi lo empezaron a llamar «tacho» y a raíz de la deformación lingüística, al taxista le comenzaron a decir «tachero».
En 1942, mediante la ordenanza 13545, se declara oficialmente a los automóviles de alquiler «servicio público» resumiendo en su artículo primero el significado de esta etapa para el servicio, donde decía: «Declárase servicio público el que prestan los automóviles de alquiler dentro de la Ciudad de Buenos Aires para el transporte individual de personas. Ningún automóvil podrá ser explotado en este servicio sin haber obtenido la correspondiente licencia que otorga la Municipalidad.» Actualmente, el taxi es el único servicio público de pasajeros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Los avances tecnológicos de la industria automotriz fueron provocando cambios importantes en esta actividad. Pero seguramente hay una etapa que ha quedado grabada en la mente y en el corazón de muchos argentinos: La época del Siam Di Tella, el Falcon, donde hasta la televisión le dedicaba su horario central y el país se paraba cuando comenzaba la novela Rolando Rivas Taxista.
Hasta 1967 los taxis que circulaban por la Ciudad podían estar pintados de cualquier color. En ese año se dispuso una norma que indicaba que todos los taxis debían tener la carrocería pintada de negro en la mitad inferior y de amarillo en la superior.
Actualmente circulan por la Ciudad de Buenos Aires 38.600 taxis que sumado a las actividades que se generan a su alrededor llámese mecánicos, chapistas, gomeros, relojeros y operadores de radiotaxis, entre otros se generan más de 150.000 puestos de trabajo.
Por eso la iniciativa del Sindicato de Peones de Taxis de crear un monumento que los represente debe ser acompañada desde esta Legislatura y desde el Gobierno de la Ciudad en reconocimiento a aquellos que transitan nuestras calles las 24 horas del día. Los mismos que se convirtieron en los actores principales de este servicio: Los trabajadores, verdaderos hacedores de esta actividad. Son ellos, quienes permiten la prestación del servicio y la puesta en marcha de esta compleja ingeniería. Son ellos quienes soportan estoicamente las inclemencias del tiempo; quienes deben sortear los imprevistos que se presentan a diario. Quienes socorren a las mujeres embarazadas o a los ancianos, entre otros. «.