La Torre del Fantasma

Intersección de la Av. Almirante Brown con las calles Wenceslao Villafañe y Benito Pérez Galdós, barrio de La Boca

En la intersección de la Av. Almirante Brown con las calles Wenceslao Villafañe y Benito Pérez Galdós, en pleno barrio de La Boca, llama la atención un antiguo edificio ubicado en una esquina trapezoidal que ostenta una torre similar a la ficha de ajedrez.

Según cuenta la historia, la rica estanciera María Luisa Auvert Aurnaud, decide invertir en la construcción de una vivienda popular para lo cual contrata al arquitecto catalán Guillermo Álvarez. Al ver concluido el edificio, maravillada por el resultado, decide instalar allí su vivienda, dejando de lado el negocio inmobiliario.

La Sra. Auvert equipó el edificio donde no faltaron plantas exóticas de Cataluña, entre las que aparecieron setas (hongos caracterísiticos de España) de las cuales algunas especies son comestibles y otras son alucinógenas.

Luego de un año de vivir en el edificio, la señora Auvert y sus sirvientes abandonaron el lugar, volviendo a vivir al campo en Rauch, dejando encargada la venta del edificio a una inmobiliaria de la zona, quién dividió en departamentos la estructura e hizo de ella una vivienda colectiva de renta. Las habitaciones fueron alquiladas en su mayoría a inmigrantes o a artistas. El último piso del edificio fue habitado por Clementina, pintora de estilo clásico, cuyo atelier se ubicaba en la torre sobresaliente de la casa. Era una mujer hermosa, de larga cabellera, alegre y muy querida por el barrio, quien pasaba casi todo el día en el atelier. Por las tardes bajaba a tomar un café en el bar que quedaba enfrente, donde pasaba horas leyendo un libro. Clementina estudiaba historia de las artes en la Facultad. Una periodista, llamada Eleonora, decide hacerle un reportaje, ya que Clementina era una pintora conocida en el ambiente artístico, varios de sus cuadros habían sido exhibidos en importantes eventos y galerías de la ciudad.

Clementina y Eleonora subieron al atelier, donde se encontraban colgados sus cuadros terminados y en elaboración, donde la periodista tomó fotos de sus trabajos. Noches después, los vecinos escucharon gritos que provenían de la torre y más tarde Clementina se arroja al vacío muriendo al impactar su cuerpo sobre la vereda. El barrio quedó conmocionado porque el carácter de la artista no se correspondía con semejante decisión.

Cuando la periodista recibe las fotografías que mandó a revelar sobre las pinturas de Clementina, llama su atención que en la foto del cuadro que la artista estaba por terminar, había tres duendes que no estaban allí al momento de tomar la foto. Es así que ella decide investigar y, alertada por los vecinos de la intempestiva partida de la señora Auvert, decide entrevistarla. La Sra. Auvert le cuenta una leyenda que relaciona a los duendes con las setas alucinógenas. Estos duendes, científicamente fueron asociados con los efectos alucinógenos de las setas, hongos que pueden a veces ser venenosos, pero otros dicen que existen en realidad. Los «follets» pueden ser muy colaboradores, pueden ayudar a las personas en sus trabajos o quehaceres, pero si se los alteran pueden ser de los más traviesos y no tienen límites.

Más allá de la veracidad de la leyenda, y de lo que cada uno de nosotros quiera y pueda creer, la historia quedará por siempre relacionada a la característica edificación del barrio de La Boca.

Foto: Taringa – Historia: Rincones Historias y Mitos de Buenos Aires