Durante el primer tercio del siglo XX la mujer tenía un escaso rol protagónico en el contexto social. La educación secundaria quedaba muy lejana, el estudio del piano podía ser una opción, al igual corte y confección de jerarquía menor.
Otra alternativa, prepararse para ama de casa y servir luego a su marido y criar hijos. Había un par de opciones más, casi con exclusividad de la clase más humilde, rajar del rioba, cachar un viejito con vento (dinero) que la banque, pisito incluido o permanecer como la humilde obrerita industrial que va al trabajo buscando «ese mango que la haga morfar» Pobrecita, el frío no perdona, la tuberculosis tampoco. Como diría Homero «yunta oscura trotando en la noche». Es que la enfermedad, venía junto con la parca. (muerte)
Y la piba, que muchas opciones no tenía, de seguro quería dejar el percal y mandarse pa’ el centro, dejar el arrabal, escapar del triste e inevitable final.
«Una mañana fría te vi, por vez primera/por la desierta calle, rozando por la pared, como si el viento helado que barría la acera /te acelerara el paso, camino del taller. Y en el fondo grisáceo de aquel día de hielo,/ ponían una nota de ironía mordaz el sol de tus cabellos, tus pupilas de cielo/y el cuerpecito aterido que envolvía el percal… …Pobre costurerita… ayer cuando pasaste/ envuelta en una racha de tos seca y tenaz como una hoja al viento, la impresión me dejaste /de que aquella tu marcha, no se acababa más… Caminito al conchabo (asalariado), caminito a la muerte, /bajo el fardo de ropas que llevas a coser…» («Caminito al taller». Tango. 1925 Letra y música de Cátulo Castillo)
La mujer relegada y explotada, sabía su triste final, como lo cuenta Cátulo Castillo, en letra que como excepción se atrevió a escribir en vida de su padre José González Castillo. La denuncia social fue más fuerte que el respeto intelectual a su progenitor.
Un hombre de letras que influyó en la obra de Cátulo, fue Evaristo Carriego, que en 1912, en Poemas Póstumos, incluye su famosa «Costurerita que dio el mal paso»
Era cuestión de optar, entre el amor barrial que le dé un hogar y la saque del fangal, o el fangal para la vida disfrutar, pero sin hogar.
Carriego (1883/1912)
… la edición completa de las poesías de Carriego comprende dos libros: Misas herejes y La canción del barrio, titulado en el volumen Poemas Póstumos y subdividido en los siguiente capítulos: «La costurerita que dio aquel mal paso», «Íntimas», «Envíos», «Leyendo a Dumas» e «Interior»…
…es la de la costurerita en desgracia. En realidad, la creación está contenida en un solo soneto: el que lleva ese título, La costurerita que dio aquel mal paso, que es también su primer verso:
La costurerita que dio aquel mal paso. (Evaristo Carriego)
«La costurerita que dio aquel mal paso/y lo peor de todo, sin necesidad
con el sinvergüenza que no la hizo caso/después según dicen en la vecindad
se fue hace dos días. Ya no era posible /fingir por más tiempo. Daba compasión
verla aguantar esa maldad insufrible/de las compañeras, ¡Tan sin corazón!
Aunque a nada llevan las conversaciones, /en el barrio corren mil suposiciones
y hasta en algo grave se llega a creer. ¡Qué cara tenía la costurerita, /qué ojos más extraños, esa tardecita /que dejó la casa para no volver!»
Nicolás Olivari, decide burlarse de él, en la deliciosa y mordaz reescritura de La costurerita en la AMADA INFIEL. «La costurerita que dio aquel mal paso/y lo peor de todo sin necesidad…»
bueno, lo cierto del caso/es que no le ha ido del todo mal./ Tiene un pisito en un barrio apartado,/un collar de perlas y un cucurucho de bombones; la saluda el encargado/y ese viejo, por cierto, no la molesta mucho./¡Pobre la costurerita que dio el paso malvado!/Pobre si no lo daba… que aún estaría,/si no tísica del todo, poco le faltaría. Ríete de los sermones de las solteras viejas;/en la vida, muchacha, no sirven esas consejas,/porque, piensa ¿si te hubieras quedado? (Nicolás Olivari. «De La amada infiel» (1924)
Si te hubieras quedado, sucedería lo que cuenta De Grandis «…¡Cómo tose la obrerita por las noches! /Tose y sufre por el cruel presentimiento/de su vida que se extingue y el tormento /no abandona su tierno corazón; /la obrerita juguetona, pizpireta, /la que diera a su casita la alegría, /la que vive largas horas de agonía /porque sabe que a su mal no hay salvación.» («Cotorrita de la suerte». Tango. 1927. Música: Alfredo De Franco Letra: José De Grandis)
Ricardo Lopa
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