La Inmigración en la Argentina – 1° parte por Mabel Crego

ingreso al país de inmigrantes, el desembarcaderoLa Argentina está considerada como un país de inmigración, con el trillado termino “crisol de razas”, la sociedad Argentina, fue influida por este fenómeno inmigratorio masivo, que tuvo lugar a partir de mediados del siglo XIX. Para finales del siglo XIX, millones de personas abandonaron Europa como consecuencia de los cambios producidos por la Segunda Revolución Industrial, en particular por el exceso de mano de obra rural a raíz de la tecnificación agrícola.

La Argentina fue uno de los países de América que más inmigrantes recibió en el período de emigración de masas, cerca del 10 por ciento del total. Si bien en términos absolutos la cantidad de inmigrantes que se instalaron en el país entre 1880 y 1930 fue inferior a la de los que se dirigieron a los Estados Unidos, la Argentina fue el país que tuvo la mayor proporción de extranjeros con relación a su población total. De acuerdo a los datos del censo de 1914, una tercera parte de los habitantes del país y la mitad de los habitantes de la ciudad de Buenos Aires eran extranjeros.

Una combinación de factores determinó la dirección de los flujos migratorios. Por un lado obraban las condiciones que se daban en el país de origen, denominadas factores de expulsión. En el caso de Europa estos factores incluyeron la desocupación masiva, los bajos salarios, las crisis políticas y sociales, las guerras y en algunos casos el deseo de mejorar las propias experiencias profesionales.

Por otro lado, también operaron los factores de atracción del país de destino. La Argentina ofrecía la promesa de grandes fuentes de trabajo, salarios más elevados, y otros beneficios como la existencia de una vigorosa educación pública y gratuita para los hijos y una sociedad dinámica en donde el ascenso social era posible.

De manera simultánea a los procesos de cambio económico y social que afectaban a Europa, la Argentina iniciaba un camino de modernización económica. La explotación de los recursos de la extensa pampa con el fin de satisfacer las demandas del mercado externo requería abundante mano de obra, mucho más que su escasa población.

Estos dos procesos, argentino y europeo, coincidieron en el tiempo y de este modo se dio una secuencia de expulsión – atracción de población. No obstante, la llegada de europeos a la Argentina no fue totalmente espontánea. El Estado alentó la llegada de inmigrantes, por razones que iban desde la creencia en su aporte civilizatorio hasta la necesidad de asegurar el flujo de mano de obra.

El preámbulo de la Constitución de 1853 convoca ofreciendo justicia, paz, bienestar y libertad a “todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino”; el artículo 20 asegura a los extranjeros el goce de todos los derechos civiles del ciudadano; y el artículo 25 señala que “el gobierno Federal fomentará la inmigración europea; y no podrá restringir, limitar ni agravar con impuesto alguno la entrada al territorio argentino”.ingreso al país de inmigrantes, mientras esperan para ser atendidos

Tras la lucha entre unitarios y federales, que impidieron establecer políticas demográficas consensuadas, durante el primer medio siglo de independencia, a partir de 1854, el gobierno nacional decide dar impulso a la inmigración europea. La decisión no se basaba simplemente en la necesidad de proveer al país de mano de obra (barata) que permitiera aumentar la producción de la tierra, para cumplir con el papel agro exportador, que la división del trabajo vigente le asignaba. También respondía a la idea de las elites ilustradas, de modificar la composición poblacional, para “corregir” lo que Juárez Celman calificara, de “El turbio entendimiento del pueblo Argentino”.

El gran proceso inmigratorio comienza en la Argentina a partir de 1856, año en que se asientan en el país las primeras colonias, en Baradero y después en Esperanza (Santa Fe). Desde entonces se han radicado en nuestro territorio, unos 4 millones y medio de inmigrantes, pasando a ser el segundo país, en inmigración, del mundo. La mayoría, era de origen latino, con una gran proporción de italianos y españoles. La gran cantidad de inmigración, entró por el puerto de Bs. As. Y en menor escala por Rosario, hasta completarse toda la ocupación. Recién a partir de 1870, comienza a cobrar importancia la gran inmigración preconizada por Alberdi.

Para los Estados Europeos, fue una válvula de escape a muchos problemas locales. No hubo país latinoamericano que hubiera recibido tantos inmigrantes europeos, en un período tan corto. Ni siquiera Estados Unidos igualó los volúmenes alcanzados en la Argentina durante el período que va de 1880 a 1886.

La navegación a vapor, permitió un traslado transoceánico rápido y barato. Proliferaban compañías cuyos voceros, recorrían los campos procurando convencer a sus pobladores, de que probasen la “tentadora emigración”. Agentes consulares y comerciales, contribuyeron ofreciendo incluso pasajes gratuitos. Hubo episodios de explotación, de engaño, en que se mentía, el destino del emigrante y se los llevaba a lugares en donde las condiciones de trabajo eran abusivas.

Al comienzo Bs. As duplicó su población. En el litoral (Santa Fe, Entre Ríos, y parte de Corrientes) desde mediados del siglo anterior, se venían instalando colonias de variados orígenes étnicos: judíos, suizos, franceses, alemanes, eslavos, españoles e italianos. Dieron origen a lo que se llamó “ Pampa Gringa” o “ Pampa sin gaucho”. El gobierno nacional pretendía que llegasen europeos nórdicos, en especial ingleses, (pero estos, prefirieron rumbos norteamericanos).

Albinmigrantes italianoserdi y Sarmiento se aprestaban a dirigir el país. Tenían gran fe en la posibilidad, de que miles de europeos llegasen a poblar nuestra Pampa y enseñar a nuestros habitantes hábitos de trabajo, ahorro y respeto por la autoridad, que todavía no existían, y cuya ausencia volvía a nuestro pueblo, a juicio de estos hombres, “incapaz de gobernarse”.

Según ellos, la inmigración, iba a producir con el transcurso del tiempo, el cambio a un ciudadano distinto, trabajador, laborioso, que entendiese de máquinas, que no tuviese esa “vocación indisciplinada, propia del paisano”. La inmigración, es uno de los elementos, que estos hombres creen indispensable, para que el país se pueble, sobre todo, con “razas que puedan mejorar el nivel étnico y la mentalidad de los argentinos criollos”.

Los inmigrantes que llegaron en décadas posteriores, no fueron los que el estado había deseado. Ellos querían anglosajones, que tuvieran el mismo tipo de mentalidad que habían visto en Estados Unidos. Entre 1860 y 1880 empezaron a llegar inmigrantes en poca cantidad, pero significativa como para armar una política de inmigración y permitirles en algunos casos la propiedad de colonias. Que se fueron estableciendo en Entre Ríos, Santa Fe y en menor cantidad en Bs. As.

La expansión de la economía exportadora de carnes y cereales, originó profundas transformaciones en la sociedad Argentina. Durante las últimas décadas del siglo XIX se registró un vertiginoso crecimiento numérico de la población del país, que hasta entonces, estaba relativamente “despoblado”.

Con la Presidencia de Nicolás Avellaneda (1874-1880) hubo un intento de asegurar las condiciones, para que la pequeña y mediana propiedad prevaleciera en el país, siguiendo lineamientos ya trazados durante la presidencia de Sarmiento.

Se promovió la ley número 817 de Inmigración y Colonización, sancionada el 19 de Octubre de 1876. Se consideraba “inmigrante”, a toda ”persona que llegase en segunda o tercera clase, en barco a vapor o a vela, que sea menor de 60 años, libre de defectos físicos o enfermedades, útil para el trabajo, que declare ser jornalero, artesano, industrial, agricultor o profesor”.

Esta ley establece que los territorios nacionales, deben dividirse en secciones cuadradas de 20 Km. de lado. Y cada una de estas, en lotes de 100 ha. De estos, los cuatro centrales se reservan para pueblo, y otros (76 exteriores) para ejido.

Constituye un intento de orden, de todo lo que corresponde a la inmigración y colonización del país, sobre tierras e inmigración. Ésta ley creaba un departamento de inmigración, que promovería la llegada de colonos. Controlaría, que no hubiera fraudes en los contratos y aseguraría que la tierra, fuera a parar a muchas manos, en pequeños lotes, mas bien que a formar latifundios. Esta política consiguió frenar la extensión del latifundio, pero ante la gran expansión de tierras fértiles, conquistadas en 1879 por la campaña del Gral. Roca, fue difícil controlar la tendencia a repartir, las nuevas extensiones en grandes unidades.

Cada una de las primeras 100 familias recibiría un lote gratis de 100 ha. El resto sería vendido a plazos por un precio de 2 $ la hectárea. La gran mayoría de los europeos arribados a la Argentina, fueron italianos y españoles. Los primeros contingentes de italianos provenían de las zonas agrícolas del Piamonte, Lombardia y El Friul, luego llegaron campesinos de las tierras del sur (como Sicilia, Calabria y Nápoles). inmigrantes en el campo

A partir de 1905, la mayoría de los inmigrantes que llegaron eran españoles. Muchos de ellos eran originarios de Galicia, por lo que se impuso el nombre de “gallegos” para designar a todos los nuevos habitantes llegados de España. También arribaron franceses, ingleses, alemanes, suizos, sirios y judíos (muchos de ellos provenían de Rusia), por lo que se comenzó a llamar rusos a los judíos, aunque fueran oriundos de Polonia o Alemania.

Se establecieron asimismo familias de irlandeses, dedicados a la cría de ovejas, en el sur de la provincia de Buenos Aires, y colonias de galeses, en la provincia de Chubut. Una sociedad para la emigración galesa, fue creada en el Reino Unido en 1850, fue la que impulsó el desembarco en Puerto Madryn de 153 personas en 1865. La Patagonia era, por entonces, un territorio semidesértico, sin autoridades administrativas estables y carencia total de atención sanitaria y escolar. Allí habitaban los tehuelches, que ya comerciaban pacíficamente con quienes arribaban a sus costas.

En las nuevas colonias, europeos e indígenas establecieron provechosas relaciones. Los tehuelches enseñaron a los galeses a cazar y a pescar cuando las primeras cosechas no fueron suficientes para mantenerlos. Les dieron caballos y les enseñaron a domarlos. Encontraban mas conveniente, comerciar con los recién llegados, mas honestos que los patagones. Los galeses les dieron artículos necesarios y a su vez comercializaron lo que les vendían los indígenas.

La sociedad duró hasta que hacia 1880, el ejército procedió a ocupar el territorio patagónico y combatir al indígena. Los galeses trataron de defender a sus socios enviando emisarios a Bs. As., pero factores políticos hicieron inútiles sus gestiones. Las colonias galesas gozaron de privilegios otorgados por el estado argentino, como el de tener su propio gobierno elegido libremente, su correspondiente sistema de justicia y hasta billetes de banco escritos en galés.

Mabel  Alicia  Crego – Maestra   Secretaria email
Docente JIC 4 d.e. 6º

Nota relacionada:
01/09/2012 “La Inmigración en la Argentina” – Segunda Parte

FUENTES:

  • “Historia 3” Miretzky / Royo / Salluzzi, Kapelusz, 1988
  • “La Argentina y el Mundo Contemporáneo” Alonso / Elisalde / Vázquez / Blanco / Fernández Caso /
  • Guerevich., Aique, 1998.
  • Notas de Canal Encuentro
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2 COMENTARIOS

  1. Qué curiosa la relación entre galeses y tehuelches,y que mal que el ejército entró a discriminar a unos en favor de otros. Si en su lugar se hubiesen realizado políticas de inclusión, el país hubiese sido otro. Finalmente la inmigración fue el sueño de una elite blanca que quería limpiar nuestro pais del hombre y la mujer nativa. Y es allí, en esa visión, que Argentina quedó como país racista y elitista. Una lástima.

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