Francisco Pranteda: nacido en Melgar 32, la casa de los lecheros

Estimados amigos de Barracas:

Soy Francisco Pranteda, nacido en 1938 en la calle Melgar entre Osvaldo Cruz y Santo Domingo, en la casa de mi abuelo, en donde me crié desde cuando mis padres, Antonio y Josefina, me concibieron y viví en Barracas hasta 1969 y seguí concurriendo al barrio hasta la fecha por razones de trabajo y familiares.

Son muchos los recuerdos que vienen a mi memoria y empezaré por la década del cuarenta y por las inmediaciones de la calle Melgar.

Calle Melgar: llena de trabajo, gente honesta de varios niveles sociales pero respetuosos de los demás. Donde los pibes nos poníamos a jugar ala pelota, a la bolita, al cachurra monta la burra, a la escondida, al rango, al trompo al balero, a las figuritas etc.

En Melgar 32 estaba mi casa que era la casa de los ‘Lecheros’, donde mi viejo lavaba los tarros junto con mis tíos Gradilone y despachaba leche mi mama Josefa mientras mi papa salía hacer el reparto por Barracas y la Boca mientras yo después de venir del colegio primario de la escuela de ‘Garcia’ (San Antonio y Rio Cuarto) me ponía a jugar a la pelota en la calle o en el potrero de Osvaldo Cruz con mis amigos Raúl Rodríguez. Pepe Vazquez Lito Lattanzi, Elio Carbone, Jose Sabatino, Puchi Barraza, Rubén Ravetta, mi primo Tomas Gradilon, Lalo Chabar, los vecinos ilustres mas viejos que nosotros como Pedro Marassi que fue insider izquierdo de Sportivo Barracas en la década del veinte y que jugó en River con Peuccele y en Boca al lado de Mario Evaristo a principio de la década del treinta (injustamente olvidado en el museo del club Boca Juniors donde falta por lo menos su foto) dado que fue jugador internacional y que no viajó a jugar a Italia junto a Mumo Orsi por no dejar a su mamá.

Esos partidos se interrumpían para mi cuando sentía el silbido de mi viejo Antonio que me llamaba para ir a repartir la leche a los vecinos cercanos de la calle Melgar con un tarrito de diez litros y la medida para despachar.  Esos vecinos que recuerdo eran Clara Santos de Arzeni, Elsa Roget, Pombo, Sarif, Amparo Araujo, Sara Germano, los Vazquez etc.

Club Terremoto de Barracas: Su apogeo fue en la esquina de Osvaldo Cruz y Santa Elena. Su hacedor  económico fue don Isaías Santos  que cedió el terreno y dinero. Recuerdo la imagen de esos amigos que se juntaban en las distintas comisiones del club para mejorar sus actividades. Ahí jugábamos al Basquet a la pelota a paleta a las bochas. Había un buffet  con dos  billares donde llegó a jugar Ezequiel Navarra. También había una Biblioteca donde realizaban concursos literarios. También había actividades de teatro y cinematográficas.

Recuerdo en la década del cincuenta siendo yo un chico haber practicado en partidos de básquet juntos a los que recientemente habían salido Campeones  Mundiales, como ser jugadores como Uder Perez Varela, Poletti, Contarbio etc que jugaban para Racing y como le habían descubierto ciertos pagos como profesionales le suspendieron la cancha de Avellaneda y venían  a practicar al club Terremoto y nos dejaban a nosotros jugar con ellos.

Terremoto hacía los días sábados y principalmente en los carnavales unos bailes espectaculares. Tuve  el privilegio de ver orquestas como la de Juan Darienzo, Pugliese, Troilo, Di Sarli, Deangelis, en carnavales a Pedro Laurenz y Varela Varelita, Astor Piazzola y Washington Bertolin, Feliciano Brunelli, Anconetani con el loco de la batería, Barry Moral. Estos bailes eran glosados por Antonio Carrizo.

En época cercana a los carnavales se iniciaba actividades en la que participaban  gran parte de los socios del club. Recuerdo un muchacho del barrio a quien le decían «Pintor’ el cual se encargaba de parcelizar las paredes del club y en cada una de ellas desplegaba su humor  pintando cuadros o imágenes de personajes de la revista Divito en donde aparecían figuras de mujeres  con prominentes colas y pechos y cinturitas muy estrechas en los cuales remataba con chistes  ingeniosos alusivos a las figuras todo esto pintado en colores, tarea que demandaban muchos días de trabajo, esta costumbre se repetía todos los carnavales.

Era costumbre en esos carnavales del cuarenta y del cincuenta que durante los siete bailes de carnaval concurrieran comparsas bien organizadas de hombres y mujeres simpática y graciosamente disfrazados. Había un muchacho de aspecto jorobado de la Barra de la Esponja que oficiaba de verdulero con una canasta llena de hortalizas pepinos,  zanahorias, bananas acompañado de canciones picarescamente construidas y una humorada muy particular, arrancaba las sonrisa y la participación de los concurrentes al baile.

En esos bailes se usaban las serpentinas el papel picado, los lanza perfumes (que era una especie de sifoncitos de vidrios que tenia en su interior una  agua perfumada gasificada que al apretar una palanquita permitía que saliera un chorro de perfume inmediato, recto con alcance  lejano y muy frio)que aplicado en zonas sensibles levantaban la hilaridad de los concurrentes (siempre y cuando no se dirigieran a los ojos).

También se utilizaban  unos pomos de plomo que al apretarlos lanzaban un chorro de agua perfumada tipo colonia que mojaba pero dejaba un perfume agradable sobre quien recibía el chorro. No faltaban las caretas risueñas y los antifaces para ocultar las caras.

Al finalizar el baile se formaba en el piso una capa de diez centímetros compuestas de las serpentinas y papel picado que se lanzaba durante toda la noche.

Al otro día en la mañana-tarde los muchachos jugábamos al carnaval tirándonos agua, huevos y harina en los patios internos de las casas y en las calles abríamos las bocas de incendios de las veredas donde surgían altos chorros de agua con la participación de las mujeres del barrio y con las delicias visuales para los muchachos dado que se le mojaban las prendas finas de la ropa que usaban por ser verano.

Estas actividades  a veces las desarrollábamos en los patios de los conventillos de La Boca adonde concurríamos arriba de camiones acoplados munidos de agua, harina, huevos, etc.

Al atardecer los muchachos mayores y mas audaces tomaban «prestados» digamos así por dos horas los instrumentos de la Jazz que se guardaban en el club y salían a tocar el bombo los platillos  los clarinetes el trombón por Osvaldo Cruz, Melgar, Santo Domingo y hacían una parada de actuación y de descanso en el almacén-despacho de bebidas  de los Negri en Santo Domingo y Perdriel  o en el despacho de bebidas de los hermanos Franconere en Santo Domingo y Santa Elena.

En la diagonal de la esquina en donde había un mural escrito del Partido Socialista durante la década del cuarenta y cincuenta que decía: Hay quien ante la verdad contrariado se disgusta. Todo tirano se asusta de un grito a la libertad.

No hay que olvidar que tanto La Boca como Barracas fueron los primeros bastiones del Partido Socialista de Justo, Palacios, Repetto, Alicia Moreau de Justo y era común verlos hablar en los mitines políticos por ejemplo en Perdriel y Santo Domingo o en Iriarte y Goncalves Dias,

En el club Terremoto se hizo una cena famosa a la cual concurrió el General Juan Domingo Perón cuando era Coronel  en época  creo del Gral. Farrel.

La foto respaldatoria de lo que digo se encuentra en las vitrinas del Club Social Barracas  que es el heredero del Terremoto cuya sede se encuentra en la calle Villarino casi esquina Goncalves Dias. También ahí se pueden ver fotos e invitaciones de las orquestas y bailes de carnaval que mencione anteriormente.

Si alguien compartió estos recuerdos me agradaría saberlo.

Volveré sobre al particular a la brevedad posible.
Ing. Francisco Pranteda
[email protected]

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