Hoy las escuelas se expresan en los espacios educadores de los barrios donde están insertadas. Es un hecho que de esta manera la comunidad participa más activamente porque siente que es integrante de la ciudad a la cual pertenece.
Las escuelas, tienen su sello propio, son grandes, pequeñas, blancas, rosadas, modernas o antiguas. Pero todas tienen en común factores que las unen, todas abrigan cariño, respeto, calidez y esperanza en un futuro mejor.
Tienen las risas infantiles y también sus guías, los directivos, los docentes, los auxiliares y desde un principio a sus patronos.
Este fue el motivo por el cual en la Plaza “Colombia” del barrio de Barracas, recordaron al Arzobispo Mariano Espinosa, Patrono de la escuela Nº 15 del D.E. 5º.
Se reunieron bajo el sol de la mañana de noviembre, integrantes del equipo de supervisión escolar, miembros de las fuerzas vivas, docentes, alumnos, familiares de alumnos y muchos vecinos del barrio.
Resultó muy emotivo el izamiento de la bandera, que mientras iba siendo enarbolada se entremezclaban sus colores, con el celeste-violáceo de las flores de Jacarandá, que parecían asistirla, como guardia de honor, al son de la marcha “Aurora” magistralmente ejecutada por la Banda de Orden Urbano de la Policía Federal.
Elocuentes y reflexivas fueron las palabras alusivas de la docente Silvana Di Meo sobre el tema con que fue preparado el acto “… lo importante no es lo que han hecho con nosotros, sino lo que nosotros haremos con lo que han hecho de nosotros”. En ellas se simboliza la capacidad humana, de revertir situaciones adversas de la vida, haciendo uso de la fuerza de la voluntad, la inteligencia emocional y la perseverancia. “Esto lleva a los educadores, que también como seres humanos tienen “marcas constitucionales” adheridas por el tiempo y el ejercicio de la profesión, a recibir cada año a los alumnos, con la incertidumbre del artista que comienza a modelar la arcilla, a arriesgar las primeras notas musicales de una nueva composición o a plasmar colores en una tela sin una idea acabada de la obra que resultará. Cuando se adquiere la confianza, vientos favorables y aguas tibias estrechan el vinculo, entonces capitanes y marineros, tripulantes de esa nave maravillosa que es el aprendizaje, empiezan a disfrutar del viaje y aparecen los logros, los éxitos, los sueños se concretan y adquieren visibilidad aquellos que parecían invisibles”.
Los niños y los docentes compartieron con la comunidad el fruto del trabajo del año realizado en las aulas, que contra todos los malos presagios, en la escuela pública sigue vivo.
Luego hubo música, baile y una dramatización bilingüe con adaptación libre del cuento “la guerra de los yacarés” de Horacio Quiroga, a cargo de la profesora de Inglés, Verónica Redondo.
Como cierre el director Jorge Gabetta marcó el valioso trabajo que se realiza en la escuela, donde todos los actores institucionales se esfuerzan día a día por brindar una calidad educativa de excelencia, como se merecen nuestros niños.