Me gustaría saber si la Poesía Saraza del señor Tomé, hace referencia al Club Crisol de la calle Saraza próximo a José María Moreno, que no sé si aún existe.
Y en cuanto a la nota de la destrucción del Parque Chacabuco, me recordó la fuente con los sapitos de bronce que tiraban agua de su boca y los chicos la tomábamos. Además una anécdota que vino a mi memoria es sobre un amiguito de la infancia, que saltando de uno a otro cuadrado de cemento que estaban dentro de la pileta, calculó mal y se cayó al agua.
No recuerdo en cambio la estatua que el señor que habló del tema, dice estaba en el medio de la fuente.
Yo también lamenté que la traza de la autopista dividiera el parque y que se perdieran espacios públicos.
Aunque la parte próxima a la Medalla Milagrosa, con la calesita famosa de Tatín y los juegos la vi descuidada, no sé ahora.
Pero, para ser positivos, digo que la zona que suelo recorrer con mis nietas menores entrando por Asamblea y Emilio Mitre, tiene muy arreglado el camino hacia la fuente que me recuerda el barquito que se delizaba atado a un piolín sobre el agua que caía lentamente hacia un nivel más bajo, y alguna vez todos nos extrañábamos al ver uno barquito a cuerda y luego otro a control remoto. Hoy está hermosa la fuente con sus aguas fluyendo.
Y el gran “playón” donde los nenes andan en bicicleta, patines, cochecitos muy bien.
Y la Feria Artesanal que algunas veces recorrí.
Positivo también el aprovechamiento de ese lugar para distintos espectáculos. Un día pude comprar maníes caliente en un cucurucho de papel de diario para que mis nietas, consumidoras hoy de tantas golosinas sofisticadas, revivieran esa experiencia vivida en mi infancia.
Y son imperdibles, levantando la vista, los frondosos árboles de distintas especies que le debemos al paisajista francés Carlos Thays, que nos deleitó con el arbolado de muchas calles de ciudad y de muchos otros parques, así como el Jardín Botánico.
Élida Acri [email protected]