RECUERDOS
A mí se me hace triste el barrio de mi infancia
¡Cuántos muertos queridos! ¡Qué sola está mi calle!
A mí se me hacen lejos las horas de los juegos,
con amigas borrosas, ahora a la distancia;
Los chicos de la cuadra, mi hermano y sus amigos,
jugando a la bolita, pateando una pelota…
A mí se me hace un eco la letra de algún tango
cantado por mi padre, la voz de Fioravanti,
un domingo a la tarde, en la quietud del patio.
A mi se me agigantan, como dulces fantasmas,
el tranvía amarillo, el carro del lechero.
Y me suena lejana la voz del organito,
el pregón de un viejito ofreciendo un cartucho
cargado de maníes, calientes y dorados,
en una tarde fría, en la calle Asamblea.
¡Me parecía tan grande el Parque Chacabuco!,
el rosedal, la fuente, los “sapitos” y el chorro
cristalino del agua, mojándonos las manos.
Tan grande parecía caminando en mi infancia.
y hoy mis hijos lo cruzan por la nueva autopista
que indiferente y fría, en nombre del progreso
lo ha dividido en dos, lo mismo que a mi vida:
un antes y un ayer, mi infancia y mi presente.
¿Mi realidad de hoy?: una hermosa familia,
unos muy buenos hijos, y un marido ejemplar.
ÉLIDA ACRI [email protected]