El Tano de Núñez: Respuesta a Carlos Alberto González

Mi muy estimado, y ya amigo, Carlos.

Como podés ver escribo desde 12 mil km de distancia, los senderos han sido tantos, los pasos andados incontables, y de repente aquél mi querido e inolvidable pasado de Núñez, a aquél Colegio de Ramos, que son como raíces enclavadas en el alma, surgen con la misma fuerza que tuvieron ayer, aquél ayer que vivimos hace ya tantos, tantos años. La estructura que forjamos día a día entonces, sobre aquellas bases libres y morales, son nuestra esencia de hoy, hombres con cabellos grises o sienes plateadas como dicen los tangos…

Volvamos al Colegio, Pio IX, obra Don Bosco, Wilfrid Baron de los Santos Ángeles… Haga doble click sobre las imágenes para ampliarlas

Wilfrid Baron de Ramos Mejía 1953-1954-1955Wilfrid Baron de Ramos Mejía 1953-1954-1955Yo dormí en los mismos dormitorios en los años 1953, 1954, 1955… 5to. grado, 6to. grado y primer año nacional.

SI, yo también tuve a los mismos padres salesianos que vos, Cabrini (en la foto) Bret, Martínez, Sena, (fue mi maestro también en 5to. grado) y te recuerdo otros nombre que tal vez conociste… el padre Lambruschini, director de música y del coro, el padre Aviles que era Prefecto, (en la foto) y que cuando te portabas mal te doblaba el dedo, o te daba un “ñoquis” en la cabeza… “así aprendés a ser un buen cristiano a socotroques en la cabeza, también nuestro Señor tuvo que sufrir…”, el padre Colmegna…

Pasé por esos lugares 10 años antes que vos Carlos, (hoy estoy con 65 abriles) y cuando vos pasaste y dormías en una de esas camas, tal vez la misma donde yo dormí, (la fila al lado de la pared) y cuando a la mañana pasaba el padre a despertarlos golpeando las palmas de las manos, 6 de la mañana en verano, 7 en invierno, y al baño con las largas piletas para lavarnos con agua fría y cepillarnos los dientes, hacernos la cama antes de bajar a la misa, digo que tal vez pudiste sentir la silenciosa presencia y sombras de quienes mucho antes dejamos en esos lugares nuestras vivencias sueños infantiles y esperanzas, en síntesis nuestras sombras…

Te quiero dejar, siendo mas “viejo”, algunas perlas de memorias de aquel colegio que seguramente algunas o todas ellas has vivido y crucificado para siempre en tus remembranzas.

Los castigos:

cuantas veces por haber sido yo un díscolo me castigaban dejándome una hora cara a la pared con los brazos extendidos y las puntas de los dedos tocando la pared! otras me daban 100 vueltas al patio mayor… otras algunos reglazos en las manos… hoy agradezco todo ello, con emoción, nos hicieron hombres de bien a coscorrones y bondad.

En el coro:

yo era uno de los tantos contraltos y tenia que decir solamente con el grupo “et cum spiritu tuo” al final del “dominus vobiscum” allá arriba en el coro los días domingos en la misa “buena” de las 10… un día pensé que a lo mejor ya estaba preparado para ser solista y me lancé en un solitario y bochornoso, largo, interminable, estruendoso et cum spiritu tuo cuando el obispo desde al altar pronuncio su “dominus…” fue mi ultima interpretación canora, el padre Lambruschini me echó y me dejaron una semana de plantón en los recreos…

La semana de las vocaciones:

noviembre… un día me dijeron que yo tenia espíritu de vocación religiosa, dije que sí porque te daban comida especial durante la semana de los ejercicios espirituales, terminada la semana dije que lo había pensado bien y que no tenia adentro al espíritu santo… recuerdo un fuerte coscorrón y otra semana de plantón…

Los certámenes de religión intercolegiales:

yo fui uno de los diez “decuriones de la doctrina cristiana” que participó en aquellos años al certamen nacional de religión… era bueno en memoria, … y también te daban comida especial…

La materia de “caligrafía”:

teníamos “caligrafía”… hoy es cosa de museo histórico, pero cuánta poesía y ternura hay en aquellos cuadernos prolijos con primor de letras y escrituras… fue la base de nuestras futuras cartas de amor a las minas jurando amor eterno que duraba una semana, pero cuanta inspiración, coordinación mental, fantasías y creatividad en las figuras verbales expresando aquellos sentimientos a la novia del barrio… y era todo con una caligrafía hermosa… hoy hay computers y ya no se escriben más cartas, por eso también existe el analfabetismo de saber leer pero no entienden aquello que leen…

Las visitas de los domingos:

suspiradas y aguardadas con ansias, los familiares nos traían su amor, nostalgias y comida que guardábamos en los armarios que teníamos en el comedor… cuando se iban, algo adentro nuestro lloraba, pues entonces, a aquella edad, aun persistían cordones umbilicales misteriosos que sentíamos sin poderlos explicar, y eran también las raíces de la familia… hoy producto raro en extinción…

El comedor:

las mesas… Decurion, (disciplina), Vice Decurion (servía la comida a los otros)… oraciones, la lectura de un libro (recuerdo a Sandokan y el Tigre de Malasia)… yo era Vice Decurion, y duré tres meses… me metí a negociar con los otros chicos de la mesa tipo “trading”… yo te sirvo un pedazo grande de carne vos me das dos naranjas… te doy postre grande vos me das un pedazo de la torta de tu vieja… y todo esto con la colaboración y participación del Decurion… hubo chicos que engordaban, otros adelgazaban… y así nos delataron y pasamos un mes con comida racionada de castigo…

Las huidas del Colegio:

me escapé muchas veces en esos años que pase de pupilo… sentía la libertad como la siente un gorrión preso, me iba a la iglesia al final de la tarde diciendo que iba a rezar… era la única puerta abierta por donde escaparte… me tomaba un colectivo (era el 60?) y le decía al chofer que había perdido a mi mama y que no tenia guita… llegaba al centro de cualquier manera después el tren Mitre hasta Núñez, llegaba a casa a las 2 de la mañana, mi madre lloraba, mi padre siempre viajando, un día en casa, y después a llevarme a Ramos Mejía para devolverme al colegio… Padre Cabrini, Padre Aviles… el perdón, las amenazas de no aceptarme más, mi padre que “donaba” 5 bolsas de azúcar tucumano (mi padre fue inmigrante de aquellos tiempos, después de la guerra, buscando nuevos horizontes en una Argentina hermosa entonces) pues era camionero pequeño propietario y transportador… y la historia recomenzaba hasta la próxima…

Aprendí el concepto de “libertad” en esas escapadas y en esos regresos al redil… nunca mas lo olvidé.

La fiesta de fin de año:

hacíamos un espectáculo religioso donde éramos los actores, todos los padres salesianos presentes, nuestras familias, amigos, visitas de otros colegios… mi último año en el Colegio fue la Ultima Cena, Jesús con los 12 apóstoles… yo era uno de ellos, no recuerdo cual, recuerdo si como estaba vestido y como término… Me pusieron un par de ojotas dos números mas grandes, parecía Pataruca, un camisón largo de media manga marrón oscuro con pintas blancas, en la cintura una cuerda llena de nudos tipo aquellas que amarran los buques en el puerto, en la cabeza un lienzo blanco y una faja que parecía Lawrence de Arabia… yo sólo tenia que decir en toda la actuación “ohh Dios danos tu bendición!” siendo un momento dramático y dando un paso adelante hacia el público… cómo habrá sido mi cara de apóstol, mi atuendo, las ojotas, no sé qué, el tono como lo dije, que apenas acabé la frase hubo una carcajada general… inmediatamente desde el “pozo” del escenario el padre Lambruschini me pego el grito “…Tano salí enseguida del tablado!!”… ahí acabo mi carrera de actor y menos mal era fin de año…

La fotos adjuntas:

la más chica es del 2 de octubre de 1954… ahí se lo ve al padre Placido Aviles con el grupo de chicos del 6º. grado… recuerdo de la peregrinación al Santuario de Luján… me podés identificar con el circulito… Mi Dios!… ahora que miro esta foto después de tanto tiempo siento un apretón grande en el pecho y humedad que baja por la mejilla, y agradezco a Dios poder sentir todo ello sin haberlo perdido. La foto más grande es del año 1955… primer año nacional… podés ver de izquierda a derecha a los padres José Hernando, Guillermo Cabrini, Guillermo Colmegna… yo soy el del circulito… en esta foto hubo nombres importantes y de trascendencia para el futuro del País y aún a nivel internacional… nombres que no menciono por lógicas razones de privacidad. En la misma fila mía, el primer chico a la extrema izquierda, (con el saco mal abrochado, la camisa desordenada, la corbata mal hecha…) se llamaba Carduz, tan generoso cuan descuidado consigo mismo… Ojalá vea esta foto y si aún vive que me escriba…

Para esta foto nos recomendaron ponernos nuestras “pilchas” mejores… y se observa con ternura nuestra humildad y orígenes de familias de gente digna y trabajadora…otra emoción imborrable…parece una pagina del Film de Fellini del neorealismo…En ese mismo año vivimos la revolución, Perón se escapa en la Cañonera y así terminaron nuestras ilusiones con la famosa UES, Unión Estudiantes Secundarios, en Núñez, cerca de mi casa, con las Lambrettas que te regalaban y las chicas de pantalón corto que en cortejo pasaban con el General por Av. Libertador…

Muchos años después querido Carlos, Dios y el destino permitieron que para muchos de esos chicos de la foto llegasen éxitos sucesos y bienestar económico, pero creo, al menos yo hablo por mi mismo, que ninguna posesión material podrá nunca substituir la riqueza de los sueños que teníamos en aquel tiempo, pues era la fuerza misma que generaba nuestra evolución de individuos y hombres de bien… todo el resto es historia.

Pues bien, estoy casi terminando este capitulo de recuerdos de un tiempo que se ha ido, pero no perdido.

Lo que querido compartir contigo pues algo en común une los designios de dos seres humanos que no habiéndose visto jamás, un lugar geográfico un dormitorio una aula un patio de recreos un Colegio los ha visto pasar, y ahí dejar sus huellas…

Ojala mis pequeñas evocaciones sean otras ínfimas raíces que se unen a las tuyas, vienen de lejos, y no terminarán pues son nuestra historia misma de vida.

Agradezco a Monica Ester Rubio la posibilidad de mantener vivas tantas memorias, y ojalá que muchos, los “muchachos de entonces”, puedan aportar otros capítulos de un tiempo que caso contrario se perderá en un olvido natural.

Como habrás leído, cada vez que regreso a BAires, me voy solito y silencioso a caminar por mi barrio, y expreso la ilusión, ahora, de que pueda un día volver a visitar (a lo mejor con vos) “NUESTRO” querido Obra de Don Bosco Colegio Vilfrid Baron de los Santos Ángeles – Ramos Mejía.

Un gran abrazo y nunca olvides las memorias de tu vida, pues si bien todo tiempo pasado fue mejor, es también verdad otro: si el joven supiese, si el anciano pudiese…

Luis, El Tano [email protected]

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