El Puentecito del Hospital por Mabel Crego

Hay muchos recuerdos escondidos en Buenos Aires, en sus calles angostas van surgiendo hitos que memoran a cada paso las historias que encierran los barrios,  como esta pequeña historia de San Telmo.

A veces nos sorprendemos al leer cosas curiosas, que ocurrieron cuando todavía la cuidad de Buenos Aires, era sólo una pequeña y  humilde aldea.

Mapa de Buenos Aires que muestra a los arroyos Terceros

La apenas mesetita donde se había edificado Buenos Aires, estaba surcada por varios arroyos: “Primero”, “Segundo” y “Tercero del sur” y por ser este último el más caudaloso se los llamó genéricamente los “Terceros”.

Se formaba en los aledaños de la que hoy es Plaza Constitución formando un “riacho” que se escurría por la calle Brasil, luego por Piedras, Chacabuco, saliendo por Europa, (hoy Carlos Calvo) torcía a la derecha, hasta desembocar en San Lorenzo, buscando el  camino descendente hacía el río.

En este último tramo, cuando el Tercero del Sur constituía el límite natural de la traza de la ciudad, corría por zanjones que tomaban el nombre de los vecinos por donde pasaba.

Uno de ellos, el del sur, aparece en 1791 con el nombre de Gregorio Goyo Rivera (o Viera, no se distingue bien en los archivos históricos).

También se lo llamó “Cañadón de Granados”, nombre de un poblador que había hecho fortuna vendiendo pasteles y que según nos cuenta Lisandro López Serrot, era un antepasado de la madre de Juan Maria Gutiérrez, el escritor e historiador de los cantores de la Independencia el autor de “Armonías de la Pampa”.

A causa de eso de “Torcer a la derecha” el arroyo formaba un recodo, en el cual los vecinos, habían construido un Puentecito de madera (entre las actuales calles Chile  e Independencia), llamado “del Hospital” por hallarse muy cerca el “Hospital San Martín”.

El precario puentecito, permitía que aquellos que iban o venían del puerto trasladando mercaderías y alimentos  o visitantes a la Gran Aldea, lo utilizaran muy frecuentemente.

Como el puente era de madera, con el tiempo, las tormentas y las contínuas crecientes del río, era arrastrado por la corriente produciendo el aislamiento del “Sur” con el centro de la Gran Aldea.

Las aguas de los terceros a cielo abierto que se convertían en cauce, no solo para las aguas de lluvia sino también de las aguas servidas, estancadas y vaciaderos de basuras, no sólo interceptaban las comunicaciones con las crecientes, sino que también poblaban el aire de malos olores.

En la memoria municipal de 1862 se estableció que la superficie de este arroyo de una extensión de 15 cuadras aproximadamente, fuera entubado subterráneamente,  el proyecto estuvo a cargo de los ingenieros Enrique Hunt y Otto Armin.

Esto constituyó una gran  preocupación para don Torcuato de Alvear que se hallaba al frente de la función municipal de Buenos Aires.

El trabajo tomo mas de 5 años en realizarse, en el año 1876 la municipalidad inició el proyecto Bateman para el desague de la ciudad.

Mabel Alicia Crego  email

 FUENTES:

  • “Revista Buenos Aires nos cuenta N° 3”
  • “Buenos Aires” de Manuel Bilbao

Fotos:

Obtenida del Libro «Bajo las Baldosas«, Capítulo «Memoria mojada (Historia de los arroyos)»

 

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