El tradicional bar notable estuvo cerrado casi un año y fue reabriendose por etapas, comenzando por la sala de juegos. Fue una puesta en valor que conservó su característico estilo.
Había cerrado el último día de diciembre del año pasado, por las pocas ventas y en crisis. Después cambió de dueños. Y empezó otra etapa: una obra y una intervención híper detallista para volver a recuperar su esplendor. Sus propietarios prometieron devolver el brillo y la historia que supo ostentar. Y hoy, después de casi un año de obra y mucha dedicación artesanal, la promesa está cumplida y los 36 Billares tiene otra vez sus puertas abiertas. Bar, café, restaurante, billar, lugar de juegos, la histórica Avenida de Mayo vuelve a recuperar uno de los más grandes y antiguos Bares Notable de la Ciudad: renovado, lleno de historia y anécdotas, cubierto de una herencia que lo destaca entre los íconos de esa zona de la Ciudad.
Los nuevos dueños -la cadena de pizzas y empanadas La Continental- compraron el bar cuando Los 36 Billares apenas mantenía su planta baja con algunos habitués y vivía sobre todo de sus billares del subsuelo y de los jugadores que tomaban el lugar como propio. En diciembre, cuando se conoció la venta, incluso hubo un rumor que sostenía que el bar iba a cerrar para pasar a ser una pizzería más y desconcertó a más de uno. Pero finalmente eso no ocurrió.
Manuel Jamardo, gerente del nuevo 36 Billares, contó que apenas empezaron a recuperar el salón se contactaron con la Dirección General de Patrimonio del Ministerio de Cultura porteño y pidieron asesoramiento para estos casos. La promesa fue mantener intacto todo lo que se pudiera intacto, recuperar lo valioso y volver a darle esplendor al local, por donde pasaron generaciones de billaristas.
Recuperación
Así, se recuperaron, por ejemplo, las maderas de las paredes, de la barra y las arañas. También las sillas y mesas. En esa obra, se encontraron perlas como un espejo antiguo y un radiador de unos 130 años. Todo eso, hoy está expuesto junto a una serie de cuadros que adornan el bar con toda la historia que carga a cuestas. En la planta baja además ahora hay dos mesas de billar y una de snooker inglesa que trajeron para recuperar el deporte y que de paso atrajo una historia: el antiguo marcador, que estaba en venta en un local barrial, había sido de los 36 en sus años dorados.
En septiembre fue el turno de abrir el subsuelo. Hubo una gran fiesta y la apertura estuvo a cargo de Osvaldo Berardi, campeón de billaristas que hoy aún con 83 años dirige el salón. «Lo pusimos a nuevo, como para un Mundial», dijo el día de la inauguración. Hoy es el turno de la planta baja. Ahí, además de jugar al billar y al snooker, también se puede desafiar al ajedrez, al dominó (un clásico de generaciones que visitaron los 36) o tener la suerte de escuchar algún concierto en el gran piano de cola que ahora da a la calle Rivadavia.
«Se recupera como café bar notable y como lugar de juegos de billar y otros juegos, la idea es que vuelva a ser lo que era hace 50 años, además de volver a instalarlo entre los clásicos e imperdibles bares y restaurantes de Buenos Aires», resumió Jamardo. «Es una enorme alegría, la Ciudad en este caso apoyó como asesor, pero los dueños tuvieron la visión estratégica de poner en valor cada detalle. La inteligencia de la conservación del patrimonio tiene que ver con darle sustentabilidad, si no hay eso, a largo plazo el patrimonio corre riesgo, y acá se ve la sensibilidad en cada detalle recuperado», celebró Hernán Lombardi, ministro de cultura porteño.
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