Qué persona que haya nacido en el pintoresco barrio de Parque Chas no conoció a Don Ernesto Piaggio, el fundador del Club El Trébol de la calle Gándara 2840.
Cuantos recuerdos de mi niñez están unidos a ese club, los bailes de carnaval que se hacían en la placita que está justo enfrente del club, allí venían ilustres figuras artísticas traídas por los organizadores de “El trébol”.
Los partidos de fútbol de los domingos, las hamacas de la placita, creo que la niñez de Parque Chas creció toda alrededor de “El Trébol”.
Don Ernesto Piaggio fue el hacedor de esta niñez y de su felicidad, albergando en ese predio y conteniendo los juegos y las ilusiones de esos chicos que contaban con un espacio de referencia y de identidad que era el barrio.
Antes la gente se conocía, todos estábamos cuidados por los vecinos, en este barrio la gente era solidaria, cooperaba, ayudaba a las cooperadoras de los colegios a organizar eventos para recaudar fondos. Eran pobres, no tenían tantas cosas materiales como tienen hoy, pero era otro país, otro Buenos Aires, con casas con olor a abuelos inmigrantes…
“Ellos nos enseñaron que el Apellido era sagrado, que la sinceridad era obligatoria y que la honestidad no se desperdiciaba ni se mal vendía, se vivía de otra manera». Como decía Eduardo Mignogna, cineasta nacido en Chacarita pero criado en Parque Chas.
Cuando había una fiesta religiosa alrededor de la iglesia de San Alfonso o del colegio Petronila Rodríguez o deportista organizada por “EL trébol” o “El Club Parque Chas” todo el barrio estaba allí, todos juntos, unidos por un mismo pensamiento, en familia, como una gran familia que en realidad éramos.
¿Por qué cambiaste tanto? Ahora están todos dispersos, cada uno pensando en salvar su pellejo, sin importarle el otro, egoístamente, apareció el individualismo, la palabra ya no es importante, la lealtad no se conoce, la dignidad se ha perdido y sobre todo “La familia” ya no existe.
La niñez no transita tus calles, están detrás de las rejas que adornan cada casa de este y de todos los pintorescos barrios de la ciudad, la inseguridad asecha a cada paso, ya los vecinos no se conocen, no se sientan con la silla en la vereda, no hay tiempo, no hay diálogo, no hay abuelos con todo ese tesoro que es la experiencia y ese lugar de privilegio que ocupaban en cada casa, en cada nieto, en cada familia.
foto: obtenida de www.parquechasweb.com.ar