El miércoles 3 de octubre, a las 18 hs., se inaugurará la exposición fotográfica que reinterpreta La piedad de Miguel Ángel, a través de la mirada de un conjunto de artistas y fotógrafos de Salta, Córdoba, Tucumán y Buenos Aires. Podrá visitarse hasta el 20 de diciembre de 2018.
- Curaduría: Belkys Scolamieri y Hernán Ulm.
- Lugar: Rectorado de la Universidad Nacional de las Artes, Azcuénaga 1129, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
- Inauguración: miércoles 3 de octubre a las 18 hs. Cierre: 20 de diciembre de 2018
- Horario de visita: de lunes a viernes de 12 a 18 hs.
- Entrada libre y gratuita
Allí se la ve en la orilla del océano, como en el borde mismo que la trae a la tierra desde un continente perdido. En otra se abre, en el aire que la recibe en la vida cotidiana, a la claridad de su tormento frío. Ahora aparece en la exuberancia del paisaje, desamparada por las miradas que la huyen y la esquivan. Luego se ha vuelto un breve esquema, una ensoñación maquínica que la inviste, relevándola, de lo sacro ambiguo. Pero se la ve también, presa de un extraño regocijo, rodeada de heteróclitos objetos perdidos. Reaparece bañada en la luz de un taller en que el trabajo y los pesares parecen haber dejado la señal de sus días. Y se muestra también en la distancia insalvable de la mirada de una infancia quebrada, hecha de retazos y de persistente olvido. Entonces se aparenta cliché, adorno de vitrina, memento del turista. Otra vez se presenta adusta y leve en sus colores de sol desplegado. O, contra un fondo que rechazándola la enmarca, clavando su mirada sobre nosotros, justiciera. Rodeada del vacío negro que la contempla, se triplica en el juego de marionetas que nos impone su martirio. Y en la ausencia de algún hijo, en su mirada resplandece la ausencia irrevocable de lo que ha sido.
Citar La Piedad
por Belkys Scolamieri
Cuando hacemos referencia a «la Piedad» la asociación más inmediata, posiblemente sea a la imagen de la escultura de Miguel Ángel, la cual representa, bajo ese título, una virgen con su hijo asesinado en su regazo. Si bien se trata de una escultura de bulto de grandes proporciones, en el mayor de los casos, nuestro acceso a la obra es a través de fotografías que, en general, tienen un mismo punto de vista frontal, de modo que la imagen se ha constituido en un fuerte ícono dentro del imaginario que constituye el relato más elevado de la historia del arte universal.
A partir de la ocurrencia de Hernán Ulm de retomar y resignificar la obra, nos aliamos en una curaduría compartida y nos conformamos luego en un conjunto de artistas intentando pensar nuevos sentidos alrededor de la piedad. Uno posible resulta de pensar las condiciones de producción de la obra original y la dimensión institucional que significa la operatoria del encargo hecho por la Iglesia, en la persona de el cardenal Jean Bilhères de Lagraulasal artista Miguel Ángel Buonarroti, quien había dejado claramente demostrado su talento a lo largo de su trayectoria.
Desde otra perspectiva también podemos reconocer la piedad como un valor a exaltar que eligió ser representado, en dicha oportunidad, en el cuerpo de una madre sosteniendo al hijo asesinado. La cita al vínculo madre/hijo nos interpela en un ejercicio de memoria viva. En la configuración polisémica de nuestro imaginario, la idea de madre no solo se encarna en la figura de la virgen, sino que nos remite también al cuerpo colectivo de mujeres en la plaza pública pidiendo por piedad la aparición con vida de sus hijos desaparecidos. Piedad podría entenderse como el sentimiento que surge frente a un sujeto que sufre, en un intento de redimirlo… aun así supone y reproduce un modelo asimétrico de relaciones, tal como el que organiza el mundo contemporáneo. Piedad /impiedad posiblemente hayan derivado en otro sentimiento, uno potente que se construye desde una lógica diferente que reacciona contra la asimetría y sale a manifestar: «ni olvido ni perdón».