Debajo del Viaducto

viaducto Mitre
Con motivo de la inauguración del nuevo viaducto del ramal Retiro-Tigre, que va desde la Avenida Dorrego hasta el barrio de Núñez han sido numerosos los elogios a la mencionada obra tanto por los pasajeros que utilizan el servicio como por quienes día a día circularán con sus vehículos y que muy pronto verán mayor seguridad y fluidez en el tránsito.

 por Lucas Possi
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carta de Lectores publicada en el diario LA NACION del 17/05/2019

Sin embargo, también el proyecto ha traído cierta preocupación en los vecinos con respecto al destino que tendrá el recorrido de las antiguas vías, es decir el trayecto que va por debajo del actual viaducto.

Si bien, se ha sostenido que la conveniencia de realizarlo de esta manera y no mediante túneles, a diferencia de lo que ocurre en el trayecto de Rivadavia hasta Tigre, obedecería a obtener ingresos por el alquiler de dichos espacios, no debe perderse de vista el peligro que estas zonas deshabitadas puedan generar en la antigua traza, propicios para nuevos asentamientos o lugares inseguros.

Se ha puesto mayor atención  en el espacio que linda entre el Hipódromo de Palermo y el Buenos Aires Lawn Tennis, ya que en la actualidad se puede observar detrás de dicho club, sobre la Plaza Paquistán, la presencia de travestis y algunas estructuras precarias, lindantes a las vías.

En el afán por encontrar una solución, ha trascendido que podría instalarse en ese corredor, mediante el pago de un canon, un estacionamiento para varias líneas de colectivos, (vendría a reemplazar la antigua playa de barrancas de Belgrano) con ingreso por el actual paso a nivel de la calle Olleros.

Al respecto cabe señalar que dicho espacio pertenece al Parque 3 de Febrero, catalogado por el Código de Planeamiento Urbano como Área de Protección Histórica y que  prevé la “…expresa prohibición de realizar obras o actividades de carácter permanente o transitorio que por sus características impida la libre circulación, altere su paisaje o constituya fuente de contaminación”.

Por ello, sería aventurado pensar que un proyecto de esta naturaleza pueda sortear el examen de impacto ambiental que exige la Constitución de la Ciudad o bien eludir el control permanente que ejerce la Asociación Amigos del Lago de Palermo en la preservación del parque, en beneficio de los vecinos que lo visitan diariamente.      

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