Vivo en el barrio y trabajo en él como docente.
Escribo poesías que, al igual que el cuento que te envío, fueron escritos a través de escuchar comentarios e investigar sobre todo lo que generó en el barrio la construcción de la autopista, que dividió al barrio en dos, de un lado las casitas, galpones, fábricas vacías, y del otro lado los departamentos.
En un barrio donde comenzó la historia y donde «La calle Larga» tuvo y tiene tanto protagonismo, porque aún hoy es la principal arteria del barrio con otro nombre Avenida Montes de Oca.
Y también fijate que en la poesía «autopista» se refleja todo lo que se llevó su construcción, si bien es un adelanto importante por la comunicación que tiene con el conurbano, debajo de ese bloque de cemento hay enterrados sueños, vivencias, esperanzas, recuerdos, añoranzas de los viejos que habitaron en esa época.
Construyeron sus casas pensando en cada rincón, con mármoles que traían de Europa, con mayólicas, con estatuas, bronces, luces y con un estilo que caracterizaba a un Buenos Aires de inmigrantes europeos casi todos, que tiñeron a cada uno de los barrios porteños con su cultura, sus costumbres, su estilo de vida familiar.
El paso de la autopista se llevó todo eso y algunas vidas de gente que no pudo resignarse a sepultar en vida tantos recuerdos. Si hoy recorremos Barracas, veremos casas viejas, departamentos, casitas del barrio del ferrocarril, casas tomadas, hoteles llenos de habitaciones con familias numerosas todos viviendo en una sola pieza, duplex, shopping de materiales construidos en fábricas ya abandonadas a su suerte, todo confundido con este siglo que pasa apresurado al igual que la gente que lo habita.
Gracias por tu página que nos permite volcar a los que aún hoy podemos seguir conservando y cultivando ese espíritu que tanta falta hace , para poder entender tanto materialismo, tanta inseguridad, tanta impunidad y tanta injusticia.
Un beso.
Cristina.