Cristina Suárez: Barracas

La construcción de la Autopista 9 de Julio Sur, generó mucha tristeza a los vecinos del barrio de Barracas.

Tuvieron que ver como un montón de sueños y recuerdos quedaban enterrados debajo de una gran pila de escombros, cuando les demolieron sus casas, no se resignaban a dejar sus raíces y a los fantasmas de los seres queridos que las habitaban.

Algunos vecinos ya ancianos, no pudieron sobrevivir a tanto dolor y murieron de tristeza, otros emigraron a otros barrios pero siempre guardan en sus corazones el recuerdo y el perfume de esos patios con parrales y malvones que la autopista se llevó.

Los vecinos opinan que el barrio se dividió, los que viven del lado de la Avenida Montes de Oca, que desde el comienzo de la historia tuvo un papel destacado en la memoria del barrio, y los que viven del otro lado de la calle Herrera.

La Avenida Montes de Oca, con sus departamentos modernos, sus negocios, las iglesias, los bares donde se dan cita la cultura, el tango, la amistad y el amor.

Del otro lado de la autopista las calles tranquilas con casa bajas, con sus tardes de siestas donde los vecinos toman mate en la vereda y donde el pasado se quedó a vivir.

El progreso tiene su costo y a Barracas la construcción de la “Autopista” la fracturó en dos, ya la gente no se comunica como antes. El trabajo se alejó del barrio de la mano de la globalización, se cerraron las fábricas y los obreros que poblaban sus calles llenándolas de vida, se fueron también.

La autopista agilizó el tránsito, comunicó a este barrio con otros, descongestionó la Avenida Montes de Oca pero fue muy alto el costo que tuvieron que pagar.

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