Ché porteño por Ricardo Lopa

Catulo Castillo
Boedo, sus raíces

¡Qué hermosas mañanas de verano, en la matinal diciembre! Café en el feca, pero cortado. Mesa de fichaje a la yeca porteña y el desfile constante, de mujeres y hombres, Cada cual en lo suyo, cada cual con su felicidad de vivir en esta querible ciudad. Ya no están las mariposas revoloteando por el barrio, escasean los gorriones, al igual que los pibes con la de pulpo, adoquines como cancha. Todo piantó, unos de la mano del hombre, siempre presta a destruir, otras, fruto de la modernidad.

Pero, de puro caprichoso, persiste el boliche de la esquina de San Juan esquina Castro, Boedo, para más datos.

Y ahí o aquí, un maduro, le pide a Vicente,

-che mozo, que el cortado venga acompañado con una medialuna

Y el maduro, observa y medita, “cada cual con su problema, cada cual con su felicidad de vivir”, y el tradicional desayuno está acompañado por el infaltable libro para hacer completa la puesta en escena de la supuesta realidad.

Y el broli, adquirido en una pesada tarde de domingo en una librería de Parque Centenario, trata sobre la biografía y producción de Cátulo Castillo. Por supuesto, no hay desconocimiento del personaje, pero, sería bueno recordarlo .
 
Cátulo había nacido un 6 de agosto de 1906 en la calle Castro tirando para San Juan, sarpando a Carlos Calvo, del Barrio de Boedo. Claro uno conoce más la producción tanguera y otras yerbas que algunos datos biográficos, pero éste, en especial, era significativo para el quía, que además estaba escrachado en ese lugar. Y revuelvo la taza de café para que el líquido blanco que lo corta se vaya desparramando como una gran mancha que se supone leche y te manyo batiendo;

“…yo nací … un 6 de agosto de 1906, a las cinco de la tarde. Caía una lluvia tremenda y hacía un frío de la Madonna. Mi padre trabajaba, entonces, en los Tribunales. Edmundo Montagne, un amigo, que también era poeta, le avisó:
– ¡Pepe: ha nacido tu hijo Cátulo
Montagne ya tenía previsto el nombre. Mi padre corrió a casa. Me arrancó del lado de mi madre, me quitó los pañales, salió al patio, me puso bajo el agua que caía con fuerza y exclamó:
-hijo mío: que las aguas del cielo te bendigan!
 A causa de tanto lirismo y ritual anarquista yo, recién nacido, me pesque una pulmonía que me tuvo tres o cuatro meses entre la vida y la muerte. Sin los cuidados de mi madre, ahora no loe estaría contando esto…” (“La Maga Colección, dic/1995,..Idem. Por Cátulo Castillo, pág.12)

 
“Cuando tenía veinte años, mi padre robó a mi madre y se casó con ella. La sacó de los alrededores de La Plata, donde mi abuelo trabajaba en un stud como cuidador. Era a principios de 1905. Se fueron a vivir a Buenos Aires en una casita de la calle Castro al 900. (947) Yo nací al año siguiente, un 6 de agosto de 1906, a las cinco de la tarde”
(“La Maga Colección, dic/1995, Seis Poetas del Tango, “Todo fue tan simple, claro como el cielo. Por Cátulo Castillo, pág.12)
 
“…Cátulo nació en un caserón de la calle Castro, a la que el musgo había dotado de un perfil de provincia, con un tambo próximo y un potrero minado de verduras…”
(César Tiempo. Periódico ABC. Almagro­­-Boedo-Caballito. Pág.5)

Y el jovato, un anarquista de aquellos, en signo de victoria, sea por el nacimiento del bepi, sea, por el primer aniversario de la conquista del Descanso Dominical, intentó lo imprevisible e imposible

(José González Castillo y Cátulo Castillo)
(José González Castillo y Cátulo Castillo)

“ …Dos días después , mi padre y sus amigos se fueron a anotarme en el Registro Civil. El empleado le preguntó:
-el niño, ¿cómo se va a llamar?
– Descanso Dominical González Castillo – le respondió mi padre, rotundo y lleno de gozo.
– ¿Cómo, señor?
– “Descanso Dominical González Castillo”
– No puede ponerle ese nombre ¿Cómo le va a poner a una criatura “Descanso Dominical”?
– ¡Ud. le pone “Descanso Dominical”!
Y se armó el lío. Casi se van a las manos. Triunfaron los amigos y entonces me pusieron Ovidio Cátulo, como quería Montagne.
Mi padre deseaba llamarme “Descanso Dominical” porque por ese tiempo habían promulgado la ley, que era una vieja aspiración libertaria, y quería llevar su fe anarquista hasta las últimas consecuencias” …” (“La Maga Colección, dic/1995,..Idem. Por Cátulo Castillo, pág.13)
 
“….Su padre, José González Castillo, tuvo una agarrada épica con el jefe del Registro Civil, que se negó a inscribir al neonato con el nombre de Descanso Dominical.
La sensatez de este funcionario impidió que cargara con ese nombre, precisamente él, que trabajó todos los días de su vida, aun en aquellos que se dedicó a soñar. El padre lo pensó mejor y lo hizo llamar Ovidio Cátulo. Ovidio por el poeta latino que irritaba a Augusto con sus epigramas y que conoció él la melancolía del exilio, y Cátulo por el poeta de la Pelea, que tuvo el coraje de atacar vivamente a César y fue amigo de Cicerón, el autor de las famosas Catilinarias, tan nombradas como poco aprovechadas…” (César Tiempo. Periódico ABC. Almagro­­-Boedo-Caballito. Pág.5)
 
– bueno, che Vicente cobrate, la historia de Cátulo y su Boedo, recién empieza y hoy, tan solo por hoy me tomo el piro y le doy vacaciones al gran poeta.

Salute 

Ricardo Lopa
contacto: [email protected]
Boedo, abril de 2011

 

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