Caminado sin rumbo por las calles de mi barrio voy descubriendo cada día particularidades que son características del barrio y me encanta compartirlas.
En la calle Australia y la estación Solá nace como si estuviera detenida en el tiempo, una calle muy particular. Veo su nombre en el cartel herrumbrado y azul de la calle y leo “Santa Magdalena”.
Luego como un camino zigzagueante, se va angostando a medida que avanza por el barrio hasta transformarse en una pequeñísima callejuela por donde sólo pasa un auto pequeño.
Poco a poco va acercándose a la intersección con la calle Villarino, detrás del pasaje Darquier y la estación Hipólito Irigoyen. Allí es cuando mágicamente pegadita al paredón del ferrocarril aparece toda embaldosada y tachonada con viviendas también pequeñas, donde las puertas abiertas dejar entrar el sol de la tarde, los niños juegan con sus triciclos o bicicletas en plena calle y la gente va y viene tranquilamente por la calle sin veredas.
Una rareza que pocos barrios tienen pero que llamó mi curiosidad. Santa Magdalena es la calle mas angosta de Buenos Aires. Dato curioso para darle a los guías de turismo ¿verdad?
La señora Maria D´Abate, docente e historiadora de Barracas, en una charla en Santa Felicitas, contó que la calle Santa Magdalena es la más angosta de Buenos Aires.
La definición de pasaje es: calle estrecha y corta. En Buenos Aires hay varios pasajes, como el del costado de la Iglesia de San Jose de Flores, que es adoquinado y con baldosas, pero que no tiene tránsito vehicular. También existen pasajes, como el San Lorenzo en San Telmo, que son muy cortos, pero su ancho es como el de una calle común y tienen tránsito. Lo llamativo, en la calle Santa Magdalena, es que la calle se va angostando y termina sin veredas, pero un auto pequeño puede circular, no entra dentro de la categoría de «pasaje» puesto que es larga y tiene tránsito, pero es tan angosta en su terminación que se asemeja a un pasaje.
Mabel Alicia Crego 
