Nos cuenta el Historiador de Barracas Enrique Horacio Puccia, con su talento, sus conocimientos y conducta, cómo eran los carnavales en Barracas, en el siglo pasado.
Él nos relata con su habitual simpatía, algunos aspectos de los pintorescos, pero lamentablemente ya desaparecidos carnavales en Barracas, con sus comparsas, que rivalizaban con la tradicional ”Unión de la Boca del Riachuelo” cuyos integrantes lucían vistosos uniformes de soldado escocés, “La Marinería Argentina” compuesta casi totalmente por la auténtica marinería.
“Gli Innamuratti Spulsatti” de limpia comicidad y los muy populares “Orfeón Gallego” , “Salamanca primitiva”, “Progreso Argentino”, “Jose Verdi”,”Ocarinísticos Italianos” , “Orfeón del Plata”,”Juventud liberal”, “Negros Congo”, “hijos de La Boca”, “Negros Orientales, “Nación Mongola”, “El Olivo” , “Flor de Cuba”, “Unión Pelotaris”, “Esclavos del Sur”,”Los Parias del Cañadón” , “Regazas de la Pampa”, “Hijos del desierto” entre otras.
Todos sus integrantes, desplegaban una febril actividad, meses antes del Carnaval. Para ello, se dedicaban de lleno a buscar la forma de financiar, mediante colectas y donaciones, los gastos que ocasionarían la instalación de luces y adornos, porque las autoridades, poco o nada contribuían para ese fin.
No obstante, gracias al entusiasmo de los organizadores, se hacía posible el éxito de los Corsos.
En 1895 el Corso de la Avenida Montes de Oca fue uno de los más alegres de la Capital. Estaba iluminado a gas distribuídas las mechas en dos arcadas.
Para 1900 quedaron solamente el de Montes de Oca y el de Avenida Patricios, para el año del Centenario también hubo Corso, en la calle Ituzaingó, desde Piedras a Montes de Oca, que organizó el vecino Félix Ventura.
Un Decreto del 4 de febrero de 1902 y del 12 de febrero de 1903 del Intendente Municipal de Buenos Aires, autorizaba los Corsos en las siguientes arterias barraquenses.
Año 1902 por la calle Iriarte, desde Patricios a San Antonio y San Antonio desde Iriarte a Australia.
En el año 1903 por Av. Montes de Oca de Santa Rosalía a Presidente y Por Iriarte de Montes de Oca a Vieytes.
Los que tenían la suerte de vivir en esas calles, construían sus palcos adornándolos con flores, farolitos, etc. Los vecinos que vivían fuera de esas calles, concurrían con sus sillas a cuestas y se ubicaban a lo largo de la vereda, deseando compartir la alegría de esa gran fiesta popular. La gente se arremolinaba y apretujaba deseosa de no perder detalles del espectáculo y con alegría, gritos y aplausos, festejaban las bromas de las mascaritas.
Al finalizar el Corso , las familias se reunían en alguna residencia amiga, donde encontraban la cordial bienvenida de sus dueños. Se improvisaban bailes, algunos de alto vuelo y otros modestos, realizados en suntuosas salas o en patios embaldosados, pero todos alegres, sanos y de puertas y ventanas abiertas, como invitando a entrar. Flotaban en los salones los “lanceros” y los valses en los teclados de los pianos. Y en los patios de ladrillos, la flauta tocaba poleas y mazurcas. En todas partes, las parejas bordaban romances en los giros de las danzas.
Aún no se daba cabida francamente, a esa otra música que iba surgiendo con el nombre de “tango”, música que tuvo un rendido representante, que trabajó en la barranca y en las calles de Barracas, Angel Villoldo , cantor y guitarrero , autor de “El choclo” y “El cuarteador”.
Así era el carnaval de Antaño!!! El tiempo con su inagotable inconciencia, hoy solo nos deja las calles impregnadas de recuerdos.
Mabel Alicia Crego
Vecina de Barracas
FUENTES BIBLIOGRAFICAS
- “Barracas su historia y sus tradiciones” de Enrique Horacio Puccia
- “Historia del carnaval porteño” de Enrique Horacio Puccia