La Asociación se fundó el 20 de octubre de 1917. El doctor Francisco Beiró, su propiciador y primer presidente, presidía a su vez el Concejo Escolar 17 y acababa de terminar su actuación en la Comisión de Vecinos, que había presidido, la cual remplazaba de alguna forma al Concejo Deliberante, con integrantes que habían sido elegido íntegramente por el presidente Hipólito Irigoyen, entre miembros del partido radical.
por Edgardo Oscar Tosi (*)
La Asociación se fundó el 20 de octubre de 1917. El doctor Francisco Beiró, su propiciador y primer presidente, presidía a su vez el Concejo Escolar 17 y acababa de terminar su actuación en la Comisión de Vecinos, que había presidido, la cual remplazaba de alguna forma al Concejo Deliberante, con integrantes que habían sido elegido íntegramente por el presidente Hipólito Irigoyen, entre miembros del partido radical.
Su principal finalidad era «despertar y mantener vivo el interés público por todo lo que concerniera a la educación común, así como también proveer de ropas, calzado y útiles a los niños pobres concurrentes a las escuelas de la villa.»
Era una institución no oficial creada para que funcionara en forma paralela al Concejo Escolar, buscando que el vecindario estuviera acicateado respeto a su interés por la educación. La señorita María Isabel Aveleyra afirmaba en un artículo aparecido el 4 de diciembre de 1934 en Noticias Devotenses que «tanto los concejeros que lo acompañaban [en el C. E. 17], como los directores y directoras de esa época, cooperaron y formaron parte de la Asociación. Pero además de estos debió necesitar una nómina, la cual no conocemos, de socios lo más numerosa posible. Creemos que ello debió ser así ya que los aportes materiales conocidos fueron sumamente importantes. Los recursos necesarios, al no provenir del erario público, surgían normalmente de la cuota societaria a lo que se agregaban alcancías que recolectaban los óbolos del vecino común. Pero sobre todo un gran recurso provenía de la realización de fiestas populares algunas de las cuales marcaron la vida del pueblo.
La primera de ellas, seguramente a comienzos de 1918 fue un té danzante realizado en el salón de la Sociedad «Operai Italiani», que sirvieron las ex alumnas de la escuela Delfín Gallo, y que según su directora contaron con «el mejor de los éxitos».
Poco después se preparó un evento de mayor importancia. En los terrenos del Tiro a Segno de Nueva York y las vías de Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, se llevó a cabo una «Kermesse» que se definió como Argentina, al parecer por ser la primera que se hacía en la villa sin tener el auspicio de las colectividades italiana o británica, que las efectuaban periódicamente en el lugar, sobre todo durante la Gran Guerra que acababa de terminar.
Pero lo más impactante fue la organización del primer Corso de Carnaval. Hasta ese momento Villa Devoto no lo había podido realizar, creemos por no lograr el permiso correspondiente, su fiesta de Momo propia, que se realizaba con mucho interés en otros lugares más poblados próximos de la ciudad y de los alrededores como Villa Urquiza y San Martín
Podemos pensar que la presidencia del Doctor Francisco Beiró, ya diputado nacional, en aquella sociedad facilitará que para febrero de 1919 Villa Devoto fuera autorizada a realizar su corso junto a los de los barrios de la Boca, Barracas, Belgrano, Flores, Villa Urquiza y Vélez Sarsfield.
Se lo programó a lo largo de calle Nueva York desde San Nicolás hasta Mercedes, ramificándose por Fernández de Enciso a la Estación y por Bahía Blanca y Mercedes frente a la plaza, (calles que en ese momento ya estaban adoquinadas), con recorridos de ida y vuelta.
Todo el barrio participó en lo que significó un hecho social de relevancia y diversión. La presencia de carruajes, automóviles abiertos y palcos permitió una competencia que sin dejar de ser popular sirvió de lucimiento a los grupos más acomodados.
Presidió la comisión organizadora Juan Leandro Arroqui, actuando como secretario Deoclesiano Fernández, siendo tesorera la infaltable señorita María Isabel Abeleyra, y vocales Manuel Silvestrini, Natividad F. de Leonhart, Argimina V. de Varela, Marta Araoz de Lamadrid, Ernesto J. Muller, Pablo V. Alsina, Pedro J. E. Monza, Francisco M. Ferrari y Carlos Spilbury, cuyos nombres seguramente estaban dentro de la nómina de la Asociación ya que la mayoría de ellos son docentes como las señoras de Leonhart, Varela, Lamadrid y señorita Aveleyra que sabemos era la vicepresidenta. A todo ello se agregaba subcomisiones que aportaban una larga nómina de activos miembros de la sociedad barrial.
Era tradicional en los corsos la formación de un jurado encargado de premiar palcos, mascaras, automóviles y carrozas que se conformaba con lo más selecto de la sociedad barrial y que en este caso pudo constituirse con miembros de aquella Asociación. La presidía en ese momento, el coronel José Rodríguez, primer presidente de la recién constituida Liga Patriótica (1), el comisario Fenelón Costas, y los miembros del Concejo Escolar: el Doctor Francisco Beiró, el Doctor José G. Rivas, y el Señor Grassi.
Aquel primer corso que estuvo profusamente iluminado y engalanado con colgaduras y gallardetes, alineándose a lo largo del recorrido sus setenta y un palcos, siendo amenizado el desarrollo por la banda de regimiento ocho de infantería.
Se siguió repitiéndose el corso todos los años sobre el mismo recorrido, hasta 1938 en que se consideró que la fiesta había perdido interés para el vecindario. Se afirma que afectó las recaudaciones la progresiva desaparición de los vehículos abiertos. Pero no es éste el tema que nos ocupa.
La «Protección a la Niñez» formó parte de aquel corso solo un año más, compartiendo la recaudación con el Hospital Vecinal. Para 1921 los aportes en cuanto monto y destino fueron fijados por una reglamentación municipal.
Sabemos que la Asociación realizó otra kermesse, pero de menores proporciones que aquella primera, llevada a cabo en el local de la Biblioteca Devoto. Aunque la fuente no dice la fecha creemos que esta debió realizarse entre 1922 y 1923 antes de la muerte de la señora Elina Pombo de Devoto.
«Como en esa época no había cooperadoras, la acción de Asociación se extendía a través de las escuelas dándoles preferencia a aquéllas donde concurría el elemento más pobre.» Afirmaba el mismo artículo de Noticias Devotenses.
Agregaba este que una de las obras de mayor importancia de la Asociación, que merecía destacarse, era la presentación de una Memoria redactada por el entonces presidente Beiró, a algunos concejales. Esta había tenido la virtud de cristalizarse luego, en una ayuda mantenida durante varios años, a los niños pobres de las escuelas de la capital. Tenemos la idea, que no hemos logrado confirmar documentadamente aun, que el Doctor Beiró como ramificación de esa «Protección a la Niñez» procuró desde el Ministerio del Interior la creación del Preventorio Roca aprovechando el legado de Manuel Roca sobre la calle Segurola casi Juan B. Justo.
Esta institución inaugurada tiempo después y que llegó en su concreción a tener un carácter represivo para menores, buscaba en su nacimiento la intención de ser una escuela modelo para niños huérfanos o abandonados bajo protección estatal.
Aun cuando conocemos escasos aportes concretos a los niños de bajos recursos, realizados por la Asociación, los documentados son importantes. En marzo de 1922 adquirían $ 1.500 en guardapolvos que debían superar las mil unidades. (2) En agosto de 1930 habían entregado a las veinticinco escuelas que contaba el distrito quinientas setenta y seis tricotas. (3)
El Doctor Beiró habría comandado la Asociación hasta 1928 año de su fallecimiento. Había presidió el Concejo Escolar entre 1917 y 1924 teniendo como vicepresidente al Ingeniero Carlos Buschiazzo quien debió reemplazarlo en más de una oportunidad dadas sus actividades primero de diputado nacional y luego de ministro, siendo designados para reemplazados en 1925 a los doctores Rafael Leguizamón y José G. Rivas.
Su desaparición no impidió que la organización continuara recorriendo el camino que se le había trazado, y cuando se disuelve para 1934, la causa principal, tal la palabra usada, que se atribuyó, fue que no tenía razón de existir, ya que cada escuela contaba para ese momento, con su cooperadora. Aun pudiendo ser razonable el planteo, se perdió la presencia de la Asociación en las calles de la villa.
Al disolverse la Asociación tenía socios, dos alcancías colocadas en al almacén Nicomar de Fernández de Enciso y Asunción y en la Farmacia Italiana y un capital en efectivo de $ 1.432,35, que se equilibraban con deudas por el homenaje a Francisco Beiró realizado para julio de aquel año y las tricotas entregadas cuatro años antes. Estaba presidida por Manuela P. de Silvestrini, permaneciendo como vicepresidenta la señorita Aveleyra. Su tesorera Dolores Claveles Montero de Torres sería la encargada de entregar el reducido saldo de $ 50,95 al Concejo Escolar 17.
La desaparición, aunque fuera verdadero el motivo planteado, aumentaba el vacío de participación popular referido a la enseñanza que había tenido la población desde la presencia en el barrio del Concejo Escolar 17 y que había comenzado a deteriorarse con la renuncia traumática del Doctor Rafael Leguizamón luego de su segundo período en la presidencia del Concejo que se produjo al no aceptar imposiciones improcedentes del presidente del Concejo Nacional de Educación Doctor Pico.
La Asociación Popular de Educación y Protección a la Niñez se disolvió el 8 de noviembre de 1934.
(*) Fundador, primer presidente y miembro honorario de la Junta de Estudios Históricos de V. Devoto
(1) Con anterioridad a la creación de la Liga Patriótica surgía, antecedente de esta, grupos de civiles que luego de los sucesos de la semana trágica 11 enero de 1919, se habían inscripto en las comisarías entre los cuales los hombres de Villa Devoto se destacaron desde un primer momento.
(2) En la Razón de Villa Devoto 19 de marzo de 1932.
(3) Noticias Devotenses 27 de noviembre de 1934
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