Argentina, el primer país en prohibir la producción y venta de grasas trans

Será a partir de diciembre cuando entre en vigencia la regulación que frenará producir y comercializarlas los alimentos procesados con estas grasas.

«Hace cuatro años se modificó el Código Alimentario Argentino para que se supriman las grasas trans de los alimentos procesados», sostuvo el viceministro de Salud de la Nación, Eduardo Bustos Villar.

Bustos Villar explicó que «al prohibir la producción y comercialización, Argentina se convertirá en el país líder en el mundo en la regulación de las grasas trans».

Las grasas trans «están presentes en productos como las harinas y aceites vegetales, y son las que desencadenan las obstrucciones arteriales», recordó el funcionario.

El funcionario participó de la reunión de alto nivel convocada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el fin de evaluar los avances en medidas de prevención y control de enfermedades no transmisibles (ETN) acordados en la Asamblea General de 2011.

En este escenario, el viceministro instó a reforzar las regulaciones para desalentar el consumo de alimentos no saludables y promover la actividad física para enfrentar el creciente fenómeno del sedentarismo y reducir los factores de riesgo sanitario.

El funcionario argentino subrayó que la obesidad «es uno de los problemas y desafíos que enfrentan todos los países del mundo, y por ende, requerirá políticas públicas integrales más enérgicas tanto a nivel nacional como regional y global».

«Desde la legitimidad que nos otorgan los logros realizados en beneficio de la salud de los argentinos, instamos a los países miembros de la ONU a implementar políticas que incluyan claramente a la regulación de la publicidad de alimentos; a desplegar acciones dirigidas a promover el consumo racional de azúcar; a propiciar medidas para reducir la ingesta de alimentos no saludables y a promover la actividad física», puntualizó.

En la misma línea, reforzó ante el plenario: «Con satisfacción y orgullo, podemos decir que la República Argentina lidera en la región la regulación de las grasas trans, y que a partir de diciembre de 2014 seremos un país libre de ellas».

Las enfermedades no transmisibles, en su conjunto, son responsables de más del 60 por ciento de las muertes, 80 por ciento de las cuales ocurren en países de bajos y medianos ingresos, según datos del Ministerio de Salud de la Nación.

Las principales de estas patologías son la diabetes, las cardiovasculares y respiratorias crónicas, el cáncer y la enfermedad renal, y se caracterizan por compartir los mismos factores de riesgo: el tabaquismo, la mala alimentación, la falta de actividad física y el consumo excesivo de alcohol.

En su exposición, el viceministro informó que se profundizó la política de reducción del consumo de sal, a través de una ley; se reglamentó la ley nacional de control de tabaco; y se actualizó  la ley de diabetes, al ampliar la cobertura a los pacientes.

Asimismo, alertó sobre «la necesidad de trabajar enérgicamente en la prevención y detección precoz del deterioro neurocognitivo, que se expresa en depresión, demencias y otras patologías derivadas del aumento de la expectativa de vida de los adultos mayores».

«Si no lo hacemos, estaremos perdiendo una oportunidad inmejorable para combatir los males que afectan a nuestros pueblos desde el siglo pasado, pero que constituyen en el siglo XXI una verdadera epidemia, como es el caso del sobrepeso y la obesidad, que condicionan gravemente el desarrollo armónico de nuestros países», agregó.

El funcionario destacó: «No podemos ser meros espectadores frente a la transición demográfica, epidemiológica, biotecnológica y cultural que pone en riesgo la preservación de una calidad de vida digna para nuestros ciudadanos en el futuro inmediato. Debemos actuar con innovación y creatividad para dar respuesta a estos desafíos que ya son una realidad concreta».

El viceministro de Salud de la Nación advirtió que «sólo con el fortalecimiento de los estados miembros, con clara rectoría en políticas públicas integradas, integrales, intersectoriales y sostenibles», se conseguirá que las enfermedades crónicas no transmisibles «dejen de ser una acechanza sobre la salud de los pueblos y sus economías, forjando un porvenir más saludable, más equitativo y socialmente más justo».

La delegación presidida por Bustos Villar está integrada por la subsecretaria de Prevención y Control de Riesgo, Marina Kosacoff, y el director Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles, Sebastián Laspiur.

Ello ocurrirá desde diciembre ya que estará prohibido producirlas y comercializarlas, afirmó el viceministro de Salud de la Nación, Eduardo Bustos Villar, tras participar de una asamblea de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York.

¿Pero qué son las Grasas Trans?
              
Las grasas trans son un tipo de grasa que se forma cuando el aceite líquido se transforma en una grasa sólida añadiendo hidrógenos. Este proceso se llama hidrogenación y sirve para incrementar el tiempo de vida útil de los alimentos. Así se obtienen grasas y aceites para freír que son muy útiles para la industria alimentaria, puesto que ayudan a mejorar la perdurabilidad, el sabor y la textura de los productos. Algunos alimentos, como la carnes de cerdo y de cordero, así como la mantequilla y la leche, contienen de manera natural cantidades pequeñas de estas grasas hidrogenadas. Sin embargo, la mayoría de las grasas trans de nuestra alimentación provienen de alimentos procesados preparados con aceites vegetales parcialmente hidrogenados: margarinas, bollería industrial, galletas, patatas fritas y otros snacks… Investigaciones recientes han indicado que este tipo de grasas pueden ser nocivas para la salud, fundamentalmente debido a que elevan el colesterol «malo» (LDL) y los triglicéridos. 

Las papas fritas caseras, elaborada con papas frescas y aceites vegetales (ej. oliva),  no contienen grasas trans.

Las grasas trans tienen otros inconvenientes. Por ejemplo que, como han demostrado hace poco investigadores de la Universidad de Navarra y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, su ingesta aumenta el riesgo de sufrir depresión. Por el contrario, el aceite de oliva protege frente a esta dolencia.

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