En el mes del Alzheimer ALPI propone que todos se informen sobre esta enfermedad que hoy padecen 24 millones de personas en el mundo. Hoy la demencia es una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores.
ALPI, Asociación Civil, www.alpi.org.ar, dedicada a la rehabilitación neuromotora, en el marco del mes del Alzheimer, conmemorado el 21de septiembre, propone concientizar sobre esta enfermedad en pos de mejorar la calidad de vida de sus pacientes.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo 47,5 millones de personas padecen de demencia y cada año se registran 7,7 millones de nuevos casos. El Alzheimer es la causa de demencia más común, acaparando entre un 60% y 70% de los casos. Esta misma organización la describe como una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores, con un fuerte impacto físico, psicológico, social y económico en los cuidadores, las familias y la sociedad. Además, es un síndrome que deteriora la memoria, el intelecto, el comportamiento y la capacidad de realizar actividades cotidianas.
El Dr. Agustín Jáuregui, neurólogo de ALPI, la definió como «Una enfermedad degenerativa de las neuronas que lleva gradual y progresivamente a la atrofia cerebral. Se manifiesta por el déficit de la memoria a corto plazo. Los pacientes van olvidando y no registran hechos recientes, en los estados más avanzados se desarrollan alteraciones en otras funciones cerebrales, como por ejemplo: en el lenguaje se les dificulta encontrar el nombre de los objetos, se desorientan, tienen falta de reconocimiento en el rostro de los familiares, obtienen trastornos emocionales como depresión, ansiedad y trastornos en la conducta.»
La OMS presenta tres etapas de manifestación:
– La etapa temprana, comúnmente pasa por desapercibida, incluye una tendencia al olvido, pérdida de la noción del tiempo y desubicación especial, incluso en lugares conocidos.
– La etapa intermedia cuenta con una demencia evolucionada donde las personas empiezan a olvidar acontecimientos recientes, así como los nombres de las personas; se encuentran desubicadas en su propio hogar, tienen cada vez más dificultades para comunicarse; empiezan a necesitar ayuda con el aseo y cuidado personal; sufren cambios de comportamiento, como por ejemplo, dar vueltas por la casa o repetir las mismas preguntas.
– La etapa tardía, ya la última de la enfermedad, la dependencia y la inactividad son casi totales. Se da una creciente desubicación en el tiempo y en el espacio; dificultades para reconocer a familiares y amigos; una necesidad cada vez mayor de ayuda para el cuidado personal; dificultades para caminar; alteraciones del comportamiento que pueden exacerbarse y desembocar en agresiones.
Si actualmente sufres de esta enfermedad o conoces a alguien que viva con esta demencia, es importante saber que no se está sólo. Actualmente existen 24 millones de personas con Alzheimer, según la OMS. En ALPI recomiendan que lo más importante es: aceptar el cambio que se aproxima. Los profesionales junto con el paciente y los familiares pueden trabajar en estrategias para afrontar los desafíos como por ejemplo, componer una rutina diaria, ir anotando las cosas que podrían costar más esfuerzo en recordar, establecer metas personales a corto plazo, tomarse el tiempo que se necesite para realizar una tarea, no poner a la persona en situación de estrés, entre otros métodos.
Así mismo hay que tomar en cuenta que «El principal factor de riesgo es la edad, a partir de los 65 años aumenta la incidencia, además de existir una predisposición genética. También hay otros factores que pueden acelerar o retrasar la aparición de los síntomas en estos pacientes: la educación, la estimulación y la instrucción que han recibido a lo largo de su vida, sobre todo en los primeros años y los factores de riesgo vascular, (accidentes cerebrovasculares, tabaquismo, hipertensión arterial, diabetes, colesterol alto y sedentarismo).» Señaló Jáuregui.
Diagnosticada la enfermedad, se prosigue con un tratamiento farmacológico y uno no farmacológico. Por un lado, existen medicaciones que ayudan a retrasar las manifestaciones clínicas y por otro, se trabaja con la rehabilitación y estimulación cognitiva. El éxito de una óptima evaluación depende de la realización de un buen estudio neuropsicológico, donde a partir de los resultados se puede plantear una estrategia que rehabilite las funciones más afectadas.
Sí comienza a notar algunos síntomas, pueden solicitar un turno con el equipo de neurología de ALPI a través del 4864-8988.
Fuente: Prensa y Comunicación ALPI
Fuente: Prensa y Comunicación ALPI