Donde hoy se erige el barrio de Almagro había, en el siglo 18, quintas con árboles frutales, tierras de cultivos, fábricas de ladrillos y llanura en estado natural.
Hoy es un barrio que tuvo siempre su personalidad, donde han convivido al mismo tiempo, tango, poesía, conventillos, quintas, caudillos políticos, circos, mataderos, fábricas, buenos colegios, la iglesia más bonita de Buenos Aires, clubes, etc.
Por sus calles y bares circularon muchos de los grandes del tango; tuvo el privilegio de ser el primer escenario que escuchó cantar a Carlos Gardel.
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