Soy mexicano y estuvimos mi esposa y yo hace un año en Buenos Aires.
En Rawson, cerca de la plazoleta de Carlos de la Púa, fuimos a visitar a unos amigos por primera vez. Yo no tenía mayor referencia del lugar. Cuando supe que aquel espacio abierto que delimitaba el barrio era la Facultad de Agronomía y daba nombre la zona, algo empezó a tintinear en mis recuerdos.
La primera noche salí a fumar al jardincito de los departamentos donde viven nuestros amigos y descubrí que rondaban muchos gatos. Pensé inevitablemente en los cuentos de Cortázar, pero aún sin relacionar nada.
Al día siguiente descubrimos la calle Julio Cortázar y empecé a atar cabos. Esa noche el anfitrión me indicó que ahí nomás en la esquina estaba el departamento donde había vivido el escritor, admirado en México y una especie de leyenda entre los jóvenes (v.g. un sobrino de 18 año tiene un gato llamado Cronopio).
Claro, fuimos a ver el departamento, enfrente del cual ya habíamos pasado, y nos tomamos unas fotos frente a la plaquita conmemorativa. ¡Viva Cortázar por siempre!