Alberto Pereira Rios – Villa General Mitre – Chacras, Quintas, Calles, Caminos, Hornos

-III-

 “Un pueblo que no reconoce sus orígenes, difícilmente pueda proyectar su  futuro” 

I – La chacra, el pueblo y el partido de Flores

A fines del siglo XVIII, la denominación La Matanza fue perdiendo resonancia. En su lugar el nombre de Flores comenzó a tomar predicamento en el area de influencia de la chacra de la familia de ese nombre. Tiempo después, con la formación del pueblo, una amplia zona del oeste que hoy ocupa la actual  Ciudad  Autónoma de Buenos Aires, fue individualizada  con tal denominación. En el presente ese nombre se perpetúa en uno de los barrios más tradicionales de la ciudad. Su historia dio comienzo en 1776, cuando Juan Diego de Flores, hombre de sólida fortuna adquirió una chacra en el Pago de la Matanza con frente en las barrancas del Riachuelo, la que, tal como hemos mencionado, fue una merced otorgada por el cabildo de Buenos Aires, (Ciudad de la Trinidad) durante el segundo gobierno de Hernán Arias de Saavedra (Hernandarias).

Cuando don Juan Diego falleció en febrero de 1801, su hijo Juan Ramón, decidió fundar un pueblo en aquel lugar  que perpetuara la memoria de su padre. Con tal fin encargó a Antonio Millán, su apoderado y amigo, la traza y comercialización de esas tierras. Por tal razón, los eruditos en el tema lo consideran juntamente con Juan Ramón, fundador del pueblo.

Quedaron especialmente destinados sendos lugares para plaza e iglesia. Creemos de interés mencionar que el pueblo se formó en torno a la capilla y al camino llamado De los Reynos de Arriba (hoy Av. Rivadavia) A partir de la venta de los lotes que principió con lentitud. A partir  1810, se aceleró dicho proceso. De tal y el lugar se fue poblando hasta transformarse en pueblo. El obispo de Buenos Aires, por entonces Benito Lué, reconocido por su antagonismo a la Revolución de Mayo, propuso al virrey eregir una parroquia, con cabecera en la nueva capilla. Aprobada tal iniciativa puso a ésta bajo la advocación de San José. A tal denominación se le incorporó de hecho, el nombre del lugar, de tal manera quedó oficializado el San José de Flores. Rómulo Carbia en Breve historia de San José de Flores afirma que la primera noticia referida al Partido, se hallan en las actas del extinguido cabildo de Buenos Aires, correspondientes al 11 de junio de 1811. En ellas se hace referencia que: Se hizo presente en la sala capitular el alcalde electo del cuartel del partido de Flores don Antonio Millán.

Tal distrito abarcaba en su origen más del 70% de la superficie que hoy ocupa la ciudad de Buenos Aires. En 1856, cedió parte de su superficie para formar el partido de Belgrano. En  la época de su incorporación a la capital,  se había reducido a solo dos leguas cuadradas (2.600 Hectáreas) y sus límites aproximados eran valiéndonos de la nomenclatura actual los siguientes: El Riachuelo por el sur, hasta el puente Uriburu; Av. Sáenz; Boedo; Venezuela; Castro Barros; Medrano; Córdoba; Scalabrini Ortiz; Warnes; avenidas: Del Campo; De los Constituyentes; Francisco Beiró y una linea que llegando a Rivadavia, culmina en la estación Ciudadela y desde allí, otra linea hacia el sur, hasta encontrar el Riachuelo nuevamente. Los límites en la zona de Chacarita no estuvieron nunca bien determinados. Lo cual siempre generó roces entre las autoridades de Flores y Belgrano. 

 II- Calles y Caminos

Las calles entre las chácaras tenían 15 varas (1) de ancho y señalaban sus límites (2) Corrían entre el filo de las barrancas, hasta una legua de fondo y convergían a un camino que fue llamado previsiblemente Del Fondo de las Chácaras, posteriormente De las Quintas. Se transformaron con los años en elementales huellones transitados por el ir y venir de los transportes de la época, hoy en calles que atraviesan nuestra ciudad; al igual que los antiguos caminos hoy convertidos en avenidas. Ejemplo de lo cual, fueron los fondos de las chacras; las del Riachuelo, formaron Alvarez Jonte y las del Río de la Plata: la actual avenida San Martín (3) No así la avenida Gaona, que se fue configurando como resultado del fraccionamiento de las chacras. A partir de entonces, fue límite de quintas y transitada ruta alternativa de Rivadavia al centro histórico de la ciudad.

III- Las quintas de Villa Mitre

El  paulatino avance de urbanización, a partir de la incorporación de nuevas áreas  destinadas para asiento poblacional, generó entre otros factores económicos, la creciente subdivisión de las chacras próximas al tejido urbano. Se fraccionaban en minifundios de diez a cien hectáreas, conocidas como quintas. (4)
Ya no cabía allí la posibilidad de explotarlas como chacras, orientadas éstas hacia la producción de cereales. Su laboreo incluyó actividades mas diversificadas, tales como la horticultura, forrajes para caballerías y ganado; hornos de ladrillos, algunos tambos y temporarios lugares de descanso y recreación.
Antes de la formación del barrio, por todos lados verdeaba la alfalfa y los huertos. “Desde Avellaneda para el norte, es decir, volviendo la mirada a la Villa Santa Rita, asomaba un campo abierto, cuyo verde cambiante alegraba el espíritu, así como de Gaona y Segurota, antes Camino al Monte Castro, se repara el amplio Monte de Gozo, que se extendía como una cinta obscura  desde Jonte y Nazca hasta cerca donde está el hospital Roca.  Las chacras de Ottonello; Badaracco; Visillac; Scabino; Zabala  y otras que daban a la distancia una impresión grata por sus árboles altos y sus follajes …” (5) En tiempos en que la ciudad fue designada capital de la República  (6)  cinco eran las quintas comprendidas en la superficie que hoy ocupa el barrio, (Ver  Nº 6)

Croquis Nro. 6 - Alberto Pereira Ríos - Villa Gral. Mitre - Capítulo 3
Croquis Nro. 6 – Alberto Pereira Ríos – Villa Gral. Mitre – Capítulo 3

Para señalar sus límites, hemos empleado los nombres de la nomenclatura actual. Siguiendo el croquis Nº 6 y de sudeste a noreste vemos el predio de Juana Ramos de Garmendia, (chacra Santa Rita) en el cual hoy se asienta  el  barrio homónimo que ocupa el  sector central y el sudeste de la misma (7) El sector de esa chacra  comprendida dentro de los actuales límites de nuestro barrio, es el area ubicada al  noreste, el cual semeja un rectángulo, conformado por veintidós cuadras cuadradas. (8)

La quinta de mención, era el “fondo” de la chácara” que originariamente perteneció a Mateo Leal de Ayala.

El sector de nuestro interés, confinaba por el sudoeste, con Gaona; al noreste con Alvarez Jonte, al sudoeste con Condarco y al noreste con Gral. Artigas.

Tal como podemos apreciar, las restantes están comprendidas dentro de la superficie actual de Villa Gral. Mitre. La quinta de Juan Piana, estaba comprendida entre la calle Gral. Artigas por el sudoeste, Alvarez Jonte por el noreste, Av. San Martín por el norte y el arroyo por el sudoeste. La casona de la familia se conservó hasta los años setenta y estaba ubicada entre las actuales Remedios de Escalada, Pje. La Fronda, Boyacá y Av. Juan B. Justo. Según testimonios de transmisión oral, había allí un molino ubicado en el sector que hoy ocupa la cancha de Argentinos Juniors que proveía agua de excelente calidad y que hacía las delicias de los vecinos de la zona. La de la familia Dounone, tenía dieciséis cuadras cuadradas, limitaba al sudeste con Gaona, al noroeste con Boyacá, al norte con Juan B. Justo y al oeste con Gral. Artigas. (9) La de Nepomuceno Márquez (10) contaba con  algo más de veintidós cuadras cuadradas. Esta quinta fue asiento de una de las primeras canchas  

del Club Atlético Independiente. No sería esta el único asiento de equipos de fútbol de primera división radicados en el barrio.

Croquis Nro. 7 - Alberto Pereira Ríos - Villa Gral. Mitre - Capítulo 3
Croquis Nro. 7 – Alberto Pereira Ríos – Villa Gral. Mitre – Capítulo 3

También existió a principios del siglo XX un stand de tiro al blanco. Sobre la avenida Gaona a la altura de Boyacá, se afectaban en fechas patrias festejos alusivos organizados por los dueños del almacén de ramos generales “El Antiguo Clavo”, que incluía carreras cuadreras y entretenimientos del gauchaje de la época.

Lindaba al sudeste con Gaona, al noroeste con Juan B. Justo, al  oeste con Boyacá y al noreste con Donato Alvarez. Fue la última en fraccionarse en nuestro barrio. Al finalizar la primera década del siglo XX, el loteo estaba en plena comercialización.

Por último la de mayor superficie perteneciente a  Ventura Martínez, que de treinta y ocho cuadras cuadradas de superficie la que  se fraccionó en la última década del siglo XIX. Limitaba al sudeste con la de Márquez, con límite en el arroyo. Al noreste con la Av. San Martín y al noroeste con Boyacá.

Todas estaban demarcadas por el arroyo algunos pocos alambrados y la mayoría cercos vivos de cina-cina cactus, aloe americano ó ñapindá (11) tan tupidos que eran una barrera infranqueable para los ganados. Los alambrados estaban aún poco difundidos en el lugar.
Sus ocupantes reales fueron en su gran mayoría arrendatarios italianos y vascos, que explotaban los rubros antes mencionados. Gran parte de sus cosechas se comercializaban en el mercado de abasto del centro urbano de Flores, el cual estaba ubicado en la esquina de Unión y Necochea (hoy Ramón Falcón y Pedernera)

 IV- Hornos de ladrillos  

Una de las actividades típicas de las quintas periféricas fueron las fábricas de ladrillos llamados hornos. A fines del siglo XIX y principios del XX empresarios del ramo alentados por el auge de la construcción, compraban ó arrendaban tierra alta, en áreas descampadas ó semi- urbanizadas, si bien adyacentes a los accesos de los barrios en formación. Hemos confirmado la existencia de dos de tales establecimientos dentro de los límites del barrio. Se asientan en esa area a principios de siglo  y desarrollan tal actividad hasta enero de 1926. Ambos linderos. El primero estaba circuido entre las actuales: Bufano; Carranza; Gral. Artigas y Arregui. El lindero por Bolivia; Terrero; Gral. Artigas y Lazcano.

El avance de la urbanización acentuaba los inconvenientes y molestias derivadas de su funcionamiento; tales como las periódicas humaredas precedentes de la cocción del ladrillo y los efluvios de los nauseabundos pisaderos que se expandían por el lugar y áreas vecinas impulsadas  por el viento. Era de verse también, los caballos bichocos de los pisaderos vagando sin control por las calles asolando las huertas sin cercos.

Los terrenos que ocupaban las fábricas impedían la posibilidad de prolongar la traza de varias calles, entre ellas Gral. Artigas, una de las más transitadas del barrio que había sido empedrada hasta Jonte.

Era pues inevitable que los vecinos subieran el tono de sus protestas, al cabo encauzadas por los Centros de Fomento  Villa Gral. Mitre  (Hoy Ciencia y Labor) y su par Nicolás Avellaneda. Ambas instituciones se pusieron a la cabeza del justo reclamo vecinal, con el propósito de lograr su clausura  (12) El obstáculo más grande que tuvieron que sortear fue la irreductible actitud de su propietario que pretendía perpetuar la vigencia de tal actividad. Se llamaba Martín Estevarena, era vasco, y es sabido que uno de los rasgos mas peculiares de su estirpe es su porfiada terquedad, en consecuencia  la batalla fue enconada y más larga de lo esperado. En la emergencia el hombre movió sus contactos.  Así fue como los villamitrenses tuvieron que seguir tolerando los olores nauseabundos hasta enero de 1926. Y ello se debió a la enérgica reacción vecinal ante los organismos de competencia. La pugna  entre las partes  se convirtió en un caso testigo, a partir de lo cual, el municipio decidió, no renovar los permisos para la instalación de industrias de ese tipo dentro de los límites de la ciudad de Buenos Aires.(13)

VI- Los horneros

Eran jornaleros que vivían usualmente recluidos en el ámbito fabril. Mano de obra barata. Gente reclutada entre el lumpen  (14) de la perisferia. No había en ellos, esperanzados proyectos de futuro a los que el tano quintero y el vasco tambero nunca renunciaron.

Parte de su labor consistía en batir la mezcla ó pasta que se componía de tierra, pasto seco ó paja de trigo y estiércol. Dicha tarea la realizaba jinete de caballos descartados por lo viejos (15) El gracejo criollo lo define con la conocida sentencia  “Caballo que no galopa se va para el pisadero”.

Se trataba de una superficie circular muy similar al picadero (16) Otros cocían la mezcla en hornallas primero, llamados hornos de campo y después en verdaderos hornos subterráneos con altas paredes y techo liviano. La marca de ladrillos era más grande que la utilizada hoy.
Estas fábricas abandonaban los predios cuando la tierra apta se agotaba (17) dejando desniveles y pozos, que con las lluvias se transformaban en pantanos ó en grandes charcos y lagunas permanentes (18)

El peón laboraba entre esa hediondez del fango y entre animales tan enlodado como él.

El fruto de su trabajo le permitía sobrevivir con algunos vicios. Para tales fines, funcionaba  una cantina llamada La Canfinfla (19) explotada el dueño de la fábrica, quien a través de ese medio, reingresaba a sus arcas, los magros salarios de los jornaleros, los que en definitiva, trabajaban sin provecho, con el agravante de que muchos de ellos, quedaban con deudas, circunstancia que lo retenía incondicionalmente a la voluntad del dueño. En ese antro, se escolaceaba (20) por vino, caña ó ginebra. Cuando el alcohol hacía sus efectos, se producían alborotos y riñas y no faltaba algún ventajero que hiciera trampa preparando el campo para la tragedia. El  comisario Juan Fernández a cargo de la comisaría 35ª (21) nos cuenta que: “Un noche lluviosa entre las dos y tres de la mañana recibo el aviso que uno de los campamentos de los hornos, había sido muerto de una puñalada uno de los trabajadores. En el acto monté a caballo y con toda rapidez, me trasladé al lugar indicado. Para llegar al sitio donde se encontraba el cadáver, tuve que apartarme a cierta distancia para salvar los alambrados y lagunas que inundaban el lugar”. A través de tal testimonio, se advierte claramente lo citado precedentemente con relación al resultado de las excavaciones efectuadas por dichas fábricas para obtener su materia prima en los lugares habilitados para este tipo de actividad. Continuado con su relato se refiere ahora a otro procedimiento en el cual, pudo comprobar en carne propia el lamentable estado de tales predios. “- … Tomé tal dirección y pretendí  doblar por un caminito que solía acortar distancia con su paso, pero como allí, no había alambrado y la noche estaba muy obscura, no pude ver una gran excavación, hecha por los horneros  y en ella me precipité conjuntamente con mi caballo. Caí sobre tierra blanda lo que favoreció a mi pobre esqueleto, evitándome la rotura de huesos  ó pellejo. Quedé en aquel pozo, sin poder orientarme por falta absoluta de luz y la altura de la fosa en que estaba encerrado. El silbato del tren  del ferrocarril “Al Pacífico”, que pasa a corta distancia, me dio la noción de los puntos cardinales y ello  facilitó el rumbo que tanteando encontré para salir por la parte mas baja de aquella excavación. Llegué por fin al punto donde partía el pedido de auxilio que era dado por un vigilante apostado de facción cerca de un almacén y cantina que se llamaba “La Canfinfla”, situada en el centro de lo campamentos en dirección de Jonte. (hoy, al 2300) Este agente pretendió detener a unos ebrios y lo atacaron a agolpes según é; por tal motivo, pidió auxilio (con el silbato) que tuvo como epílogo mi caída en la fosa  (22) -¡Gajes del oficio!  decía mi buen jefe Ramón Falcón (23)

VI- Los quinteros

Mayoritariamente de origen italiano traían de su patria la  cultura del trabajo fecundo, como también irrenunciables tradiciones. Apegados a sus rutinas, se entregaban al trabajo con el fervor de una oración.

Sin otra relación externa, que la de algunos paisanos, que creían tanto como él que tan solo el esfuerzo sin tregua era la única alternativa parta lograr ¡la América!, que algún día le devolvería la bonanza temporal. “Esta esperanzada actitud,  lo acompañaría por siempre. Los hijos de los quinteros de primera generación (23) conservaron intactos las tradiciones el idioma y las costumbres de sus padres. Ya sus nietos, se fueron asimilando al medio merced al poderoso influjo de la escuela pública. Tal adaptación se completó con la influencia niveladora de la radio.

Su empecinado aislamiento fue sin duda el resultado de una economía autosuficiente sustentada por el trabajo de todo el grupo familiar.

Generalmente arrendatarios, ya que el resultado de su tesonera labor, nunca alcanzó para  convertirlo en propietario de las tierras por ellos cultivadas.

VII- Razones que motivaron el fraccionamiento de las grandes quintas

  • La capitalización de la ciudad de Buenos Aires (Ley 1029)  de 1880

  • La  incorporación de los partidos de Flores y Belgrano a la ciudad  (Ley 1829 del 28/9/1887)

  • El costo abusivo de los alquileres de las propiedades de la ciudad.

  • El llamado alud inmigratorio procedente de Europa, fenómeno sin precedentes registrado a partir de las últimas décadas del siglo XIX, el cual persistió hasta el comienzo de la primera guerra mundial, tal circunstancia, que provocó la saturación del mercado de locaciones.

  • Suma de factores que crearon un clima favorable para los inversores, los que orientaron las mismas hacia las tierras del area suburbana, ante la potencial demanda de lotes. Así fue, como se produjo el más formidable lucro inmobiliario de que se tenga noticia. El resultado se tradujo en el nacimiento de nuevos núcleos urbanos en lugares que poco antes fueron quintas de verdura.

1)  Numerosos litigios se suscitaron entre propietarios a causa de la falta de límites precisos, por el elevado costo de las medianeras de la época.
2)  Fue solo una expresión de deseos. En rigor, ninguna de las chacras del Riachuelo alcanzó tal longitud.
3)  Antes Camino a San Martín ó a los Santos Lugares.
4)  El origen de tal denominación se remonta a la Edad Media, donde se las arrendaba a terceros y éstos solían pagar como renta una quinta parte de lo producido.
5)  Felix Visillac. Su quinta había sido parte de la chacra de Joaquín Campana, prominente personaje en época de la Revolución de Mayo. En tal lugar se asentó el barrio de Floresta.
6)  Esta ley asignó a la ciudad de Buenos Aires, los mismos límites oficiales establecidos en 1867. abarcando una superficie de 4.400 hectáreas, con una población calculada en 300.000 habitantes. Maroni, Juan José. Breve Historia Física de  Buenos Aires. Cuadernos de  Bs. As. Nº XXIX P.51.
7)  Para mayor información: Barrio de Villa Santa Rita  de Arnaldo I. A. Miranda, Cuadernos de Bs. As. Nº 61
8)  Tal superficie equivale aproximadamente a una manzana.
9)  Las quintas de Piana Y Dounone, fueron los fondos de la chácara que fuera originariamente de Juan Navarro.
10)  Este al igual que su vecino Ventura Martínez, fueron caudillos conservadores y se desempeñaron como jueces de paz del partido. Los fondos de ambas chacras  pertenecieron al momento de su adjudicación  a Bernardo de León, integrante del cabildo de la ciudad y a Pedro Franco y Pedro Fernández, los fondos también, pero de las chacras con frente al Río de la Plata otorgadas por Juan se Garay.
11)  Arbusto parecido a la acacia.
12)  En diciembre de 1923, se solicitó oficialmente un pedido de audiencia al intendente municipal, en el texto de la nota se le requería su intervención directa para cancelar la concesión. Posteriormente el 24 de febrero, se le informa del caso al Consejo Deliberante, para lo cual, se le remiten todos los antecedentes, demandándole asimismo su urgente intervención. En noviembre de 1924, el Centro de Fomento reclama con firmeza el cierre de aquellos conforme a derecho, ya que el 16 de octubre de ese año había caducado el plazo de la concesión  otorgada a Estevarena. Los subterfugios de la burocracia, presuntamente alentados por el vasco persistieron durante algún tiempo más, no obstante ya se vislumbraba el fin del novelón. Sin embargo, tuvieron que transcurrir aún largos meses, para que el periódico Villa Mitre, anunciara  alborozado la noticia largamente esperada por los villamitrenses ¡¡Los hornos se van ya del barrio aleluya!!
13)  La excepción fue el hijo del tano urbano de primera generación, el cual según se infiere de su comportamiento social, no es hijo de su progenitor, lo es de la ciudad, Scalabrini Ortiz, Raúl El hombre que está solo y espera Plus Ultra 1973 p. 79.
14)  Conjunto de población marginada y sin recursos.
15)  Llamados también mancarrones.
16)  Sitio donde se adiestran los caballos ó donde las personas aprenden a montar
17)  Del Pino, Diego A. El barrio de Villa Ortúzar. Cuadernos. de Bs. As.  Nº 60 P.31
18)  Historias de Buenos Aires, Villa Santa Rita, Municipalidad de Bs. As. Año 2 Nº 12
19)  Del lunfardo Canfinflero, rufián que solo explota a una mujer. José Gobello, Nuevo Diccionario Lunfardo, Corregidor  p. 54
20)  Se refiere a tomar parte de un juego, a fin de obtener beneficio, Gobello ibidem.
21)  Después seccional 41º
22)  Periódico Villa Mitre de enero de v1936 p. 10 Nº 167
23)  Falcón, Ramón Lorenzo 1855-1909 jefe de la policía federal. Entre 1906-1909

Alberto Pereira Ríos email 

Expediente Nº 879344 de la Dirección Nacional de Derechos de autor – Transcripciones: citando obra y autor

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