Es uno de los barrios mas típicamente porteños y más antiguo de la ciudad, cerca del centro de la misma, pese a la erosión del tiempo, San Telmo conserva aún resabios de la colonia, atravesando las estrechas callecitas empedradas, casas coloniales con rejas de hierro forjado, construcciones de estilo inglés, francés y art nouveau en sus edificios de los siglos XVII , XIX y XX. Con el aflujo migratorio se llenó de idiomas y hábitos «extraños». Posteriormente al período de la fiebre amarilla que azotó al sur de la ciudad entre 1870 y 1871, las casonas abandonadas por las familias adineradas fueron, nuevamente, ocupadas y rentadas, las subdividieron en espacios de uno y dos cuartos que fueron asignados a diferentes familias. Así nació el conventillo. Los artistas y artesanos eligieron este lugar para instalar sus talleres y residencias. El nombre del barrio San Telmo proviene de un santo napolitano así denominado, protector de los navegantes y de los pescadores. En la actualidad alberga el más importante mercado de anticuarios y reúne el mayor centro de locales en los que se interpreta y baila tango, convirtiéndolo en uno de los lugares turísticos más visitados. En la esquina de Alsina y Defensa, se levanta la iglesia y convento San Francisco, edificado bajo la dirección del jesuita Giovanni Andrea Bianchi (1). Iguales testimonios dan la iglesia de San Telmo, en honor del Beato Pedro González que dio nombre al barrio. Girones de historia quedan en más de una de sus esquinas, como la casa de Liniers. En la Plaza Coronel Manuel Dorrego (2), rodeada por bares y pubs, pueden observarse a los anticuarios vendiendo los más diversos objetos. El Viejo Almacén, situado en la esquina de Balcarce e Independencia, con el frente pintado a la cal, ventanas bajas y una baranda de hierro que bordea la azotea, es una antigua casa sin ochava (3), en el lugar funcionó la casa de tangos, propiedad de la familia del que fuera gran cantante popular: don Edmundo Rivero (1911-1986), declarado sitio de interés cultural, actualmente funciona una tanguería. Durante, el día es un barrio apacible, sencillo e histórico, con su tiendas de antigüedades, talleres artesanales y galerías de arte. De noche, la zona se ilumina mágicamente para recibir al público que se acerca a restaurantes, pubs, cafés y locales de tango en antiguos y pintorescos establecimientos con paredes que datan de siglos anteriores Por eso, la mejor manera de conocer este lugar de la ciudad es caminar sin prisa sus veredas, taconeándolas deteniéndose en cada zaguán y en cada esquina a apreciar el eterno encanto con que Buenos Aires siempre te sorprende.
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Matilde Arias para www.barriada.com.ar |
La foto del Viejo Almacén fue obtenida del sitio web La foto del conventillo fue obtenida de la página web |