Farmacia La Estrella, dos siglos de turno

La Farmacia «La Estrella» forma parte de nuestra historia nacional. Es el comercio más antiguo de la Ciudad de Buenos Aires, que aún conserva su estilo y sus detalles originales de gran valor estético, gracias a lo cual ha merecido numerosos premios y reconocimientos. Sigue prestando servicios de laboratorio Homeopático y Alopático de recetas magistrales, y ofrece importantes productos de herboristería y perfumería.

La Farmacia «La Estrella» forma parte de nuestra historia nacional. 
 
Después de la Revolución de Mayo de 1810, muchos profesionales de Europa, llegaron a nuestro país con el fin de aportar sus conocimientos al desarrollo de la ciudad, que se independizaba de España y necesitaba expandirse. 
 

Farmacia La Estrella

Entre ellos, llegó a Buenos Aires el italiano, boticario y botánico Pablo Ferrari, famoso por sus conocimientos. Él fue el encargado de crear el primer Museo de Ciencias Naturales dentro del convento de San Domingo y, en 1834, inauguró la primera botica porteña, a metros del convento. 
 
La ubicación no fue casual, era muy común que las boticas estuvieran ubicadas frente a una iglesia, cuando algún vecino tenía una emergencia podía encontrarla rápidamente, buscando los campanarios.
 
En ese momento en Buenos Aires, la situación sanitaria era muy preocupante. 
 
Eran tiempos de lepra, fiebre amarilla, sífilis, tuberculosis y los barrios porteños eran focos de concentración y propagación de enfermedades, que llegaban al puerto a bordo de buques que no tenían ningún tipo de control sanitario.
 

Farmacia La Estrella

También había muchas pestes, producto de los mataderos tan cercanos a la ciudad, las calles angostas, la humedad reinante y la falta de higiene favorecían la propagación de enfermedades.
 
La situación fue empeorando cuando la elite porteña, que habitaba en San Telmo y Monserrat, se mudó hacia la zona norte, debido a la epidemia de cólera en 1860 y de fiebre amarilla en 1871.
 
Las grandes casonas quedaron deshabitadas, solo quedaban algunos sirvientes, que terminaban contrayendo las pestes y morían. 

Farmacia La Estrella

Más tarde esas casonas se convirtieron en conventillos para albergar a la inmigración de finales de siglo XlX. El hacinamiento propagó más aun las enfermedades.
 
En el año 1838 Ferrari volvió a Italia y vendió la Farmacia la estrella a Silvestre Demarchi, un inmigrante suizo-italiano que llegó junto a su familia y se convirtió en el primer cónsul italiano.
 
Fue un comerciante próspero e inteligente que expandió su negocio creando la Droguería de la Estrella.
 

Droguería La Estrella

Incluso instaló la primera fábrica de productos químicos en el país. Y fue allí, por primera vez, donde se utilizó el algodón cosechado en el Chaco «algodón estrella», para fines medicinales.
 
En 1854 falleció y sus hijos se hicieron cargo del negocio. Su hijo Marcos se dedicó a la botica y fue socio de la casa Bagley, su hijo Demetrio fue profesor en farmacia y Antonio (que se casó con una hija del caudillo Facundo Quiroga) comenzó una actividad comercial, creando la compañía farmacéutica y Droguería Demarchi Parodi & compañía, la más importante de la época.

Farmacia La Estrella

El negocio creció exponencialmente y sus prestigiosos productos originales se recuerdan con nostalgia, por ejemplo, la limonada Roge, el tónico Hesperidina, El jarabe Manetti, las píldoras para la tos «Parodi», que fueron muy usadas en la época. Llegó a convertirse en «la estrella más importante de Sudamérica».
 
Como consecuencia de este rotundo éxito, debían mudarse para expandirse y en el año 1885 se trasladaron a Defensa 201, frente a la Basílica de San Francisco. 
 
Desde entonces la encontramos allí, a través de los años, casi sin sufrir modificaciones y siempre funcionando como «Farmacia La Estrella».
 
El local se construyó con detalles de gran valor artístico y sin reparar en gastos, con detalles de categoría como las estanterías trabajadas en nogal de Italia, talladas con estilo neoclásico, los mostradores lustrados, las arañas de cristal de murano, columnas de mármoles de carrara y los pisos están trabajados en pequeños mosaicos de mayólicas venecianas. Su fachada ostenta una herrería original en sus puertas y una cargada ornamentación, en la que tres angelitos parecen dejarse caer hacia la nada.
 

Lo más sorprendente es que, como en el año 1885 la farmacia conserva hoy el equipamiento de aquella época y la lujosa decoración de entonces, casi intacto. 

Podemos destacar los frescos en el cielo raso realizados por el pintor italiano

Farmacia La Estrella

 Carlos Barberis, (se lo contrató directamente a Italia para decorar las paredes del edificio). Sus simbolismos aluden a «la salud» «la enfermedad» y «la farmacopea», que alegóricamente reflejan el triunfo de la medicina sobre la enfermedad (representada por la imagen de una mujer cadavérica). 
 
Cuelgan de las paredes dos grandes cuadros que representan «la química» y «la botánica», se supone que la hija de Quiroga y la esposa de Roca fueron las modelos del pintor.

Farmacia La Estrella

En su sótano se realizaban «tertulias políticas» a las que asistían los hombres más importantes de la época, Julio Roca, Carlos Pellegrini, Nicolás Avellaneda, Bartolomé Mitre , entre muchos otros.
 
En el año 1969 el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires declaró patrimonio histórico el casco antiguo de Monserrat. De este modo, adquiere el edificio que contiene a la farmacia y los contiguos conformando el Museo de la Ciudad.
 
En el año 2008 se emprendió su restauración y puesta en valor del conjunto de edificios, para preservar su estilo único y detalles originales.
 
Es el comercio más antiguo de la Ciudad de Buenos Aires, que aún conserva su estilo y sus detalles originales de gran valor estético, gracias a lo cual ha merecido numerosos premios y reconocimientos. 
 
Sigue prestando servicios de laboratorio Homeopático y Alopático de recetas magistrales, y ofrece importantes productos de herboristería y perfumería. 
 
Entrar en La Farmacia Estrella, es cruzar al túnel del tiempo, conociendo con nostalgia un Buenos Aires muy distinto al que vemos hoy. 
Mabel Alicia Crego email
Vecina de Barracas
FUENTES:
  • Cuadernillo: «Buenos Aires nos cuenta» 
  • «Historias de Buenos Aires» revista Su Historia
  • Visita guiada con Sebastián Albertini guía de Casco Histórico
  • Apuntes de Evangelina Bucari
IMÁGENES: Obtenidas de distintos sitios de internet
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