“Floresta Tango”
Mis ruines alegorías me mienten por Gaona,
y de un saque yo me avivo de la treta.
Quema en la baldosa sus pisadas de princesa,
y en mi mente tu vil partida, son sólo grietas.
Duerme en la cruz del olvido el sabor de tu presencia,
y yo por Floresta con mi inútil queja.
En mi alma un cúmulo de errores me acosan,
diciéndome, ahora bancatela por no corresponderla.
Triste, yo voy caminando por Concordia,
tratando de soportar la cruda existencia.
En este barrio muy preciado por sus historias,
nos propone una Luna a la vuelta.
La plaza Vélez Sarfield donde el atardecer se acuesta,
y yo imaginándote como un niño en la hamaca.
Me “escabio” de un solo trago la calle Avellaneda,
con todas sus vanas utopías de telas.
Intento revivir mis indulgencias rotas,
y en los añosos balcones descubro, tu escondida mirada.
Quise olvidarte en tu ausencia, Floresta,
pero siempre yo llevo tu “zaga” en mis venas.
Este barrio margina a los que descreen de tus proezas,
te dará a cambio un sopapo como prenda.
Se roba del arrabal el sueño de una niña,
y lo deroga en sus apacibles ventanas.
He conocido la laya de tus bares y esquinas,
y como un fantasma merodeante por Segurola.
Esboza este Tango sus garras de fiera,
y te arranca del corazón todas las penas.
Te reverencio por tu nobleza, Floresta,
te indulto por todas mis ilusiones rotas.
Agradezco tus enseñanzas de entreveros y copas,
y algún romance en tus animosas puertas.
En mis noches sombrías yo prendo una vela,
rezando en tus generosas iglesias.
Pido por la paz y la sana armonía,
y me atrapa la melancolía por la calle Rivadavia.
Y un Tango que en la milonga se desangra,
y yo recorriendo la pista abrazado a nada.
La agonía de mi memoria se pone en la cola.
y recibo el dulzor de tu mirada,
dando el último adiós, la nostalgia se apaña,
y de a poquito esfumándose por Campana,
las rosas lloran tu partida dibujada.
Ing. Daniel H Guasti/
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