Bialet Massé, Juan por Ricardo Lopa

Juan Bialet Massé
Juan Bialet Massé
Publicamos un nuevo trabajo de Ricardo Lopa, en virtud de la inauguración de la muestra de Bialet Massé, en el Centro Cultural de la Cooperación.

Isabel de Borbón, luego de jurar la constitución, sube al trono de España en noviembre de 1843. Una economía de preferente tono anticuado y no industrializada, un sistema social fundado en el privilegio de pocos y la indigencia de los más y una política de mala aristocracia y de cierta oligarquía sin real participación del pueblo en las decisiones; caracteriza el contexto. Dentro de ese país, en la ciudad catalana de Mataró, viene al mundo Juan Bialet Massé, el 19 de diciembre de 1846.

Al concluir la enseñanza secundaria, se incorpora a la Facultad de Medicina de la Universidad de Madrid y adhiere a la postura republicana en oposición a Isabel II. Recibido de médico, decide viajar. Elige el horizonte americano y en el primer lustro de la década del setenta llega a la Argentina.

La crisis internacional de 1873, viene a refluir sobre la Argentina con Avellaneda, en el poder desde 1874.  La misma crisis muestra como reverso un alza revolucionaria en el índice de producción de trigo, que ha de iniciarnos como país exportador, y un florecimiento de incipientes industrias de transformación y de manufactura. Paralelamente y con aliento presidencial se constituye un movimiento de opinión y fomento de la industria nacional en el que militan Vicente Fidel López, Emilio de Alvear, Leandro Alem, Carlos Pellegrini, Roque Sáenz Peña, Nicasio Oroño, José y Rafael Hernández y otros precursores de entonces de nuestra independencia económica. Tales son algunos trazos centrales del “fresco” de la Argentina a la que arriba Juan Bialet Masse.

La coyuntura es favorable, pues Avellaneda se halla empeñado en su campaña de reforma y expansión educacional a lo largo de toda la república.

Dentro del plan de Avellaneda reciben especial atención los catorce colegios nacionales ubicados en provincia. A ese frente misional va a servir Bialet. A partir de 1874 se desempeña como profesor y en la rectoría de los colegios Nacionales de Mendoza, San Juan y La Rioja. En el año 1875 publica su primera obra en la Argentina. Es un “Compendio de Anatomía, Fisiología e Higiene Humana”, obra adaptada para servir de texto en la segunda enseñanza.

En San Juan conoce a la joven Zulema Laprida, nieta del prócer del Congreso de Tucumán; casándose con ella.

Milita en la avanzada de la postura nacional,  integrante del círculo “proteccionista” que trata de rodear a Avellaneda.

Nos acercamos al ochenta. Bialet, se afinca en la ciudad de Córdoba. Es propuesto para titular de la cátedra de Medicina Legal de la Facultad de Medicina. Pero Bialet no concibe la matera sin la ciencia del derecho y el manejo de la legislación argentina. Decide entonces cursar la carrera de abogado y en sólo veinte meses se recibe. A su iniciativa se crea la cátedra de Medicina Legal, de la que es su primer profesor.  Estudia también Teología Moral.

En el mismo año 1880, aparece una recopilación de fallos del Superior Tribunal de Justicia de Córdoba realizada por Bialet. En 1885 completa su labor desde la cátedra de Medicina Legal, publicando un tomo de lecciones sobre la materia aplicadas a la legislación de la República Argentina.

El Dique San Roque: La construcción es encomendada en 1886 a una empresa propiedad de Bialet y de Félix Funes suscribiéndose el correspondiente contrato: Bialet además de su cátedra y profesión, ha montado una industria de productos hidráulicos calcáreos en Santa María, cuyos hornos servirán para quemar la cal a usarse en el dique. La construcción empieza con impulso y entusiasmo. Al ausentarse Funes, Bialet queda al frente de la empresa; Casaffousth es el ingeniero oficial de las mismas. En 1888 se firma un nuevo contrato para obras de complementación y perfeccionamiento del murallón a las que Bialet y Casaffousth se dedican hasta 1889. Las instalaciones finales son recibidas por el gobernador Marcos Juárez y libradas al público en abril de 1890. La inauguración oficial es –después de caído Juárez- en setiembre de 1891. La superficie regada por esta obra abarca múltiples hectáreas. La fuerza hidráulica del dique es aprovechada en la producción de energía eléctrica para el servicio de la capital de la provincia.

Sin embargo, tales resultados no logran disipar la psicosis progresiva que va ganando los espíritus, alentada desde las sombras por misteriosas manos. “A medianoche el dique se viene”. El cambio de autoridades y la enredada situación política ha favorecido la confabulación y miedo. Todo era ahora malo en el dique. El 12 de setiembre de 1892 el gobierno presionado por el clima público, urge la acción del agente fiscal. Cinco días después se abre el sumario contra Bialet y Casaffousth “por defectos de construcción del Dique San Roque y canales de irrigación”. Sin ninguna prueba ni elemento de juicio coherente, se oficializa la calumnia. Casaffousth es detenido mientras dicta clase. Bialet sigue igual camino, encarando su “defensa en causa propia”, que llega a acumular alrededor de ochocientas fojas.

La situación política plena de desencuentros y miserias que caracteriza a la etapa condiciona todo el torpe juicio. El dique de San Roque y sus autores,  hacen entonces de “cable a tierra” del revanchismo faccioso. Van pasando así largos y penosos meses. Hasta que un juez ”verdadero”, el doctor de la Vega, termina con el atropello y pone en libertad a Bialet y Casaffousth reconociendo su inocencia.

En 1903, cuando una formidable creciente del río es detenida por el dique, Bialet declara públicamente: “La Providencia ha querido dejarme contemplar este triunfo…” La Presión de los tiempos y de sus progresos llevó a la sustitución, entre 1939 y 1944, de la vieja presa por otra más moderna y de mayor dimensión. Cuando las paredes del viejo dique debieron ser destruidas, ni la dinamita logró arrancar totalmente sus cimientos. ¡Aquellos mismos cimientos que estaban siempre “por venirse”!

La Enseñanza y conferencia Retorna en Córdoba a su cátedra en la Universidad y a su infatigable trajinar de investigación y estudio. En 1900, se debatía en el Congreso Nacional la cuestión de la enseñanza secundaria. Da una conferencia con el título de “Cuatro verdades sobre enseñanza secundaria” Critica la tendencia imperante de utilizar planes de estudios al estilo europeo, con innumerables materias harto ramificadas. Señala que es imprescindible ubicar las cosas de acuerdo a las características mentales de la población. Manifiesta que hay que utilizar experiencias extranjeras poniendo el acento en las peculiaridades nacionales y un enfoque práctico. Y en cuanto a la problemática de la tendencia “dependiente”, que muy agudamente observa en la intelectualidad rioplatense, con respecto a toda expresión europea afirma: “Aquí recibimos sin beneficio de inventario todo libro que nos viene de Europa; …no importa que sea del ultra reaccionario Donoso Cortés; es europeo y envenene o no nuestras ideas, bienvenido sea” ¿Hasta cuándo?

DESARROLLO YJUSTICIA SOCIAL En sus actividades como industrial y empresario Bialet ha reunido valiosas observaciones y pensamientos acerca de los caracteres de las clases obreras argentinas y de la situación social de la misma. Se abre así ante sus ojos el mundo social, por entonces sacudido y conflictuado por nuevo problemas y por la creciente protesta reivindicadora del anarquismo y del socialismo.

En 1902 publica en la ciudad de Rosario, un proyecto de Ordenanza Reglamentaria del servicio obrero y doméstico “de acuerdo con la legislación y tradiciones de la República Argentina” En una advertencia al lector señala, entre otras cosas, “…que las leyes de conchavos…han fracasado, porque fueron dictada en interés de los patrones, e impuestas a los obreros, violando los principios de libertad de trabajo, de igualdad ante la ley, sancionados por la Constitución Nacional, y porque fueron dictadas por autoridad incompetente e inadecuada”

Quedan en la “Ordenanza” como antecedentes del futuro “Informe”, el preaviso, la indemnización por enfermedad inculpable y por antigüedad, el pago del salario en moneda nacional, la consideración de mujeres y niños y el descanso dominical.

En la primera quincena de marzo de 1903 se reúnen en congreso constituyente de la Unión General de Trabajadores 75 representantes de 22 organizaciones obreras de todo el país. A las sesiones realizadas en el Salón Vowärts asiste Bialet como delegado de la Sociedad Obreros Estibadores y de Ribera de Rosario.

El 29 de noviembre de 1903, Bialet da una conferencia en el local de la sociedad Confederación de Ferrocarrileros de Rosario acerca de los deberes y derechos de los obreros. Esta conferencia es luego editada por los dirigentes de la citada confederación.

El día de Reyes de 1904 habla a la Unión de Dependientes de Comercio en el Teatro de la Comedia de Rosario, acerca del descanso semanal, como tema de un “socialismo práctico y argentino”

Dentro de su orientación socialista nacional, científica y de equidad legalista, va Bialet desarrollando su actividad, en lo concerniente a la –por entonces explosivamente nueva- cuestión social.

El 21 de enero de 1904, El Poder Ejecutivo Nacional, con la firma del presidente Roca y del ministro Joaquín V. González, dicta un decreto comisionando al doctor Bialet Massé para que se traslade a las distintas localidades y centros de trabajo del interior de la República y eleve un informe detallado sobre las condiciones del trabajo, de la población obrera en general, de las industrias y de los sindicatos. Ya en la nota de remisión a J.V.González surgen párrafos concluyentes y de interés…” esta comprobación demuestra 1º el error y la falta de fundamento del menosprecio con que se ha mirado al obrero criollo; 2º el error gravísimo con que se ha procedido y procede en materia de inmigración y colonización atendiendo exclusivamente al elemento extranjero dejando de lado al criollo, mucho más eficaz y valiosa; 3º la necesidad de legislar para el hijo del país, mirando su desarrollo y bienestar,..Y la primera y más grande afirmación que creo poder hacer es: que ha encontrado en toda la República una ignorancia técnica asombrosa, más en los patrones que en los obreros”. Continúa expresando:” Uno de los errores más trascendentales en que han incurridos los hombres de gobierno de la República argentina, ha sido preocuparse exclusivamente de atraer el capital extranjero, rodearlo de toda especie de franquicias, privilegios y garantía, y de traer inmigración ultramarina, sin fijarse sino en el número, y no en su calidad, su raza, su aptitud y adaptación, menospreciando al capital criollo y descuidando al trabajador nativo, que es insuperable en el medio”. Sigue luego analizando las frustradas posibilidades de un crecimiento más rico y de mayor reparto de la renta nacional entre el pueblo laborioso.

El médico Bialet estudia el estado sanitario, la capacidad física y las condiciones psíquicas. El abogado Bialet, refiere la situación leal y jurídica, los antecedentes históricos y la proyectiva de legislación de gobierno pertinente. El empresario industrial Bialet describe las estructuras económicas, los talleres, las fábricas, los obrajes, los transportes y las plantaciones. El humanista Bialet analiza los grupos sociales, las perspectivas históricas, las líneas psicomentales, las condiciones geográficas, el ambiente y las ideas políticas.

De toda esta gigante introspección surge un verdadero tesoro de conocimiento y una interesante plataforma creativa, integrada por las siguientes proposiciones de revolución estructural:

Contrato de trabajo en forma escrita; alimentación y remuneraciones suficientes y justa en base a un tope mínimo legalizado y al pago en moneda nacional; institucionalización por medio de una legislación nacional de la jornada de ocho hora, del descanso semanal, de la indemnización por enfermedad y por accidente de trabajo, de la prohibición a los patrones de imponer multa al personal; protección de la mujer y el niño; fomento y protección oficial de las asociaciones de trabajadores y de patrones, en función de un convenio colectivo, de conciliación y de arbitraje; legalización del derecho de huelga por incumplimiento de contrato, violación de la ley o causa justa; incentivación de obras públicas y de industrias nacionales. El informe también contemplaba el acceso a la tierra en el sector rural, mediante el uso de lotes de propiedad del Estado.

En el mismo mes el presidente Roca envía a las cámaras un proyecto elaborado por su ministro González. Es el de Ley nacional de Trabajo. Ha sido preparado por la comisión dirigida por el ministro, e integrada por Manuel Ugarte (delegado del Partido Socialista ante el Comité Internacional de Bruselas), Enrique del Valle Iberlucea (miembro del Consejo Nacional del citado partido), Augusto Bunge (miembro del Comité Ejecutivo socialista y directo de su órgano “La Vanguardia”), contando también con la colaboración de José Ingenieros y del entonces socialista Leopoldo Lugones. Este proyecto tiene como base fundamental el bagaje nutrido de datos, conclusiones y proposiciones logradas por Bialet, quien también ayuda en la preparación de la ley laboral.

Finalmente, después de largas discusiones, la Ley de Trabajo no fue aprobada por el Congreso. El influyente empresariado se sentía afectado por el posible incremento en el costo de la mano de obra. También temía las consecuencias inmediatas de una mayor libertad sindical, por canalizada que fuera dentro de normas legales e inspecciones de la autoridad.

Pero los propiciadores no se entregan así no más. Allí está un nuevo decreto del gobierno que con fecha 11 de julio de 1904, designa a Bialet para realizar una nueva información de tipo complementario. Recorre nuevamente Córdoba, Tucumán, Mendoza, San Juan y San Luis. Aporta así una increíble tabla de medición comparada de la fuerza muscular obrera por regiones, y sendos análisis de la zafra tucumana, del sur cordobés, de la industria vitivinícola cuyana y de la zona puntana. Con ello compone la segunda parte de su copioso informe que eleva al Ejecutivo en el mes de setiembre. La obra completa será luego publicada en tres tomos con más de 1.300 páginas en total.

En 1905 el silencio del parlamento, frustran definitivamente el proyecto, al que los socialistas dejan de apoyar. De allí en adelante el “Informe” (“El estado de las Clases Obreras Argentinas”) pasa a ser un tesoro de biblioteca y de gabinetes. 

Las opiniones políticas de Bialet, más progresistas que las del régimen con el que colaboraba, carecían en realidad de “plafón” histórico. Su “Informe”, al pedir con las medidas sociales comicios democráticos, que las “elites” del liberalismo oligárquico no podían aceptar.

En abril de 1905, presenta al ministro de Agricultura un “Informe sobre la creación de Colonias Nacionales Algodonera” en las provincias del centro y nortes de la República. En 1906 realiza la compilación del “Censo General de la Población, Edificación, Comercio, Industria, Ganadería y Agricultura de la Ciudad de Córdoba”.

También en 1906 es designado como primer profesor de la cátedra de Legislación Industrial y Agrícola; y su consecuencia decide cursar la carrera de ingeniero agrónomo en la Escuela Nacional de la especialidad de la misma Universidad cordobesa. Completa así su trilogía universitaria agregando a los diplomas de médico y abogado el de agrónomo. Y esta será su última aventura, su última “locura”. Enferma, y debe abandonar su amada Córdoba para buscar asistencia médica en Buenos Aires. Allí fallece el 22 de abril de 1907.

Ricardo Lopa
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BIBLIOGRAFÍA

  • Iñigo Carrera, Héctor J., Suplemento nº 20, Revista “Todo es Historia” JUAN BIALET MASSE. “una batalla por el desarrollo y la justicia Social.
  • Torcuato S. Di Tella. Historia Social de la Argentina Contemporánea, pág. 118.

 

 

 

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