Antonio Guillermo Molina: mis recuerdos en Miralla 19

Hola! Soy Antonio Guillermo Molina, nací en Mataderos en 1931 pero en el año 1943, nos mudamos a la calle Miralla 19 casi esquina Rivadavia, al 10.500, en Villa Luro. En la esquina, había una ferretería «El Ombú» que atendía un muchacho de nombre Mario, no recuerdo el apellido, pero en una oportunidad, me contó que el negocio se llamaba así, porque en ese lugar, hace muchísimos años, había un enorme ombú que tenía un  hueco donde vivía un linyera. Allí paraban las diligencias que venían de Flores hacia Luján, a fin de descansar y cargar el agua que tomaban los viajeros. Esto me lo confirmó mi cuñado, que actualmente tiene ochenta y pico de años, viviendo siempre en Elías Bedoya, el nombre que toma Miralla al cruzar Rivadavia.

Una cuadra de allí, en Albariños, frente a la plaza «Los Andes», estaba la Seccional 44a. de la Policía Federal, cuyos agentes andaban en aquella época, a caballo.

Vimos pasar el tranvía de dos pisos, el cual, por malas medidas, no pudo pasar por debajo del puente de Liniers, debiéndolo sacar para siempre del recorrido.

Con el tiempo, Mario fué a atender otra ferretería sobre la calle Rivadavia, casi Urdaneta. Por esa época comenzaba a ir a la escuela secundaria que quedaba por la calle Rio de Janeiro, debiendo tomar un tranvía y el subterráneo, pagando con un boleto de quince centavos.

También por ese entonces, había comenzado a ir al teatro Colón, donde estaba en el coro de niños, debiéndome acompañar la mayoría de las veces, mi padre, pues salíamos muy tarde de las funciones.

Frente a casa vivían dos chicos cuya madre era enfermera, recuerdo que uno de ellos se llamaba Oscarcito y en una oportunidad, por un golpe que se diera, no recuerdo si cayó de un puente mientras estaba con otros niños, quedó paralítico. Se mudaron y no supe nada más de ellos.

En  la casa de la calle Miralla murieron mi madre y mucho tiempo después mi padre, una de mis hermanas, Felisa, se había casado con un vecino de la media cuadra Angelito Bianchi, y la otra, Noemí, con otro vecino, Alfredo Rosas.

Yo me vine a vivir al centro, pero muchos de los descendientes de ellos siguen viviendo en Villa Luro.

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