Acuarelas Radiofónicas de la ciudad de Buenos Aires

Una modesta contribución al recuerdo de la radio en Buenos Aires en la segunda mitad del siglo 20. Disfruten y comenten.

Acuarelas Radiofónicas de la ciudad de Buenos Aires

por Raul Mandler
  1. R.A.
  2. Only You
  3. El futbol, pasión de multitudes
  4. La Spica
  5. Hay mas informaciones para este boletin
  6. Reshet Guimel
  7. Radio Mitre en Albuquerque, New Mexico, USA
  8. Notas
  1. R.A.

La RADIO, mi primera pasión, mi incondicional compañera.

R.A.Republica Argentina; RAul; LRA, Radio del Estado, revolución; LR1, Radio El Mundo y su Red Azul y Blanca de emisoras argentinas; RAcing Club; RAnser, de RAdio SerRACadena SER, qué se. RA RA RA, nuestro hurra en Muni; RA RA RA, mal, mal, mal, en la clase de hebreo.  Como con otras pasiones argentinas, no hay punto medio, o todo bien, o todo mal, corriente alterna si las hay.

La RADIO, esa maravillosa vía comunicativa que nos permite prestar atención y escuchar sin interrumpir. Que nos permite caminar por los senderos de la vida acompañados, instruidos y entretenidos.  Esta es mi historia con la radio que quiero compartir con los amigos del Colegio Nacional de Buenos Aires, historia que se remonta a la segunda mitad del siglo 20 y por ahora a 20 años más en el siglo 21.

  1. Only You

Combinado Ken Brown
Combinado Ken Brown

Veo a mi madre en la cocina de la casa de Zabala; tengo 4 años; pronto llega el micro para el jardín de infantes del Sholem Aleijem. Mientras mi mamá prepara la comida con prolijidad, dedicación y suma velocidad, de la Philips de baquelita, y a válvula, emergen unos gritos y unas campanas anunciando que hay que levantarse contento, pues Carlitos Ginés, por Radio Mitre, comienza con su programa «Levántese Contento«, programa cómico y de entretenimientos matinales que amenizaba la rutina hogareña.

TV Philips Holandesa 1952
TV Philips Holandesa 1952

Al volver de la escuela, y en muchas tardes de fines de semanas, entrabamos con Jorge al «comedor«, el lugar absolutamente prohibido si no se usaban patines sobre el encerado piso. Allí estaban la reina, el televisor Philips holandés que mi padre compró cuando nací, el primero del barrio;  y el rey, el famosísimo combinado Ken Brown, con ojo mágico verde, con su bandeja para los discos de pasta de 78 rpm y para los vinilos, long-play, de 33 rpm que se rompían menos que los de pasta, con radio de onda larga y onda corta con el nombre de ciudades y países que muchos años después llegaría a visitar.

Allí  en el comedor, con el «rey» del ojo mágico, practicamos mucha música, con óperas de Donizzetti, conciertos de Paganini y Beethoven, discos de Louis Armstrong, antes de que viniera Paul Anka al país por primera vez.

Con una guitarrita de plástico entonaba de memoria Only You, The Great Pretender, Only Because y otros éxitos del long-play de Los Plateros del sello Mercury con etiqueta negra.

  1. El futbol, pasión de multitudes

Philips de baquelita 1952Y la culpa de mi otra gran pasión, el futbol, esta compartida por mi padre y la radio. Era un domingo de primavera en Colegiales, más o menos las 2 de la tarde. Con mis padres solíamos ir a Muni o algún paseo; día de sol. De pronto veo a mi papá bien vestido, para salir; le pregunto adónde va; me dice, voy a la cancha (cosa que nunca hacía) a ver a Boca (era de Boca) vs River en el Monumental, a platea,  con el Sr. Levy y con su colega y amigo, el Dr. Baudini, todos de la calle Zabala.  

Le pido que me lleve. No puede, dice. Ese fue el día! Me senté en el banquito frente a la Philips de baquelita y a válvulas; empecé a jugar con el cablecito que hacía de antena; sintonicé Radio Mitre, en el 80 del dial, con los relatos de Alfredo Curcu, los comentarios de Rombis, las estadísticas de Juan José Lujambio, las propagandas de la lapicera a bolilla Ralen, la BoliRalen (que justamente ganaría en ese primero superior como premio al mejor alumno) y con las marchas del washingtoniano John Philip Sousa que introducían los programas deportivos de entonces (Manhattan Beach, Semper Fidelis, The Washington Post). Por vez primera escuché todo el partido, no me separé de la Philips. Escuché nombres que recuerdo hasta ahora, Nardiello, Menendez, y Yudica, que me sonaba cómico. Me acuerdo que le preguntaban a Rattin sobre las mellizas. En las noticias al finalizar el primer tiempo recuerdo haber escuchado algo del Sputnik y del general Eisenhower.

Escucho a mi padre regresar a eso de las 6 y media y le estampo un «Boca 3, River 2, estas contento?«. Y de ahí en más, radio, Raul y futbol, una pasión, tal es así que mi mama sugirió, años mas tarde, que en lugar de patear la pelota en los potreros de Flores, en Banderines en Floresta, que me dedicara a relatar, como Curcu, como Muñoz, como Ortega Moreno, como Bernardino Veiga, como Fioravanti, como Peyre, como Luis Elías Sojit, como Cafarelli. El dial de las viejas AM’s era una paleta de relatores con estilos propios, particulares, con mucha emoción.

  1. La Spica

SpicaEn esas tardes domingueras, los quinchos de Muni se llenaban de la más maravillosa música (lo leí de Benedetti y de Fontanarrosa) que a un purrete de 9 años podía deleitar; eran los relatos de José Maria Muñoz, el relator de América, con los comentarios de Enzo Ardigo, los vestuarios de Zavatarelli y los avisos por el maestro Jorge «Cacho» Fontana por LS5, Radio Rivadavia

Esta música surtía de pequeños aparatos forrados en cuero, con agujeritos en las zonas de los parlantes. De las tiras de cuero de los estuches colgaba una especie de valijita o bolsita conteniendo un audífono con cable blanco que se conectaba al receptor. Había llegado la radio a transistores, la portátil. Mi nueva novia. Adiós, Philips de baquelita. Quedate en la cocina para el mate matutino con Clarín, para darle a los viejos las noticias por LS1, Radio Municipal. Yo me llevo la Spica.

La Spica fue el mejor regalo que recibí. Blanquita ella, con su dial al costado derecho, rojo, con 2 eses en forma Ying-Yang, su estuche de cuero, sus 2 pilas Eveready, su audífono, su compañía, su fidelidad.

  1. Hay mas informaciones para este boletín

Entré al Buenos Aires, luego de prepararme con la señorita Vodovotz junto a Damiel Rabinovich y a Marcos Szafir. Entramos los 3!. A la cama a las 21:30 había que ir para  levantarse temprano. A veces era difícil conciliar el sueño, tratando de repasar mentalmente la teoría de conjuntos esbozada por Aliciewicz pero no entendida, o temblando porque se me escapa una fecha histórica para el examen con la Douzon. Entonces aparece mi novia salvadora, mi Spica, a la izquierda de mi cama en la biblioteca y al lado el furioso reloj despertador con su campanaza y su ojos verde brillantes. La luz apagada. El dial en LR5, Radio Excelsior, en mi opinión, una radio pituca, de excelente música. Escucho a Pedro Mansilla (homónimo de nuestro centroforward en la delantera de Racing) anunciando el esperado programa, Modart en La Noche, con música elegida por Ricardo Kleiman. Las tensiones aflojan, el sueño se concilia.

Seis (!) de la mañana!!! Veinticinco minutos antes de lo necesitado para llegar al colegio desde Nazca y Páez. Manoteo el viejo y gruñón despertador y capturo la Spica. Giro el dial bien a la izquierda, donde está Radio Colonia. Allí, la media hora de Gardel y sus tangos antes del famoso informativo de Ariel Delgado. Me quedo dormido un rato pero evidentemente la música de Gardel penetra y queda. Al escuchar The Stars and Stripes Forever de John Philip Sousa pego un salto y me llevo la Spica al baño, bajito para no despertar a mis hermanos o a mi madre. Me entero de que quieren tumbar a Illia-Perette. Dejo la Spica en el dormitorio, abajo mi viejo con Radio Municipal o con Belgrano, la famosa radio de Yankelevich.

Salgo a la parada del 53. Se escucha tango, acompañado por los aromas de pan caliente que vienen de la Panificadora Argentina mezclados con el del chocolate de Bonafide, de Gavilán y Gaona. Durante los 6 años del colegio calculo que pasé unas 12.000 veces con el 53 por la puerta del Instituto Susini, en Rivadavia 6099, casi esquina Malvinas, en Caballito. Si bien el nombre del instituto refiere a otro Susini, el apellido del prócer de la radiofonía argentina, el líder de los «Locos de la Azotea» signaría la continuación y desarrollo de mi pasión radiofónica.

  1. Reshet Guimel

Ya recibido de médico conservo la Spica. Israel la ayuda para acompañarme en mis comienzos como médico clínico durante el internado rotatorio, stage en francés, estaquiario en castellano, siguiendo la tradición francesa de 6 años de facultad y un último de prácticas. Consigo un puesto en el hospital Rambam de Haifa, al norte del país. Mi novia esta en Rehovot haciendo su master en biología en el Instituto Weizmann. Decido no adquirir un automóvil porque ya di los exámenes para trabajar en Estados Unidos, lo que se cumplió al siguiente año.

De la Spica, en los largos viajes de ómnibus entre Rehovot y Haifa, surge ahora la música de Reshet Guimel (Radio 3) , la radio popular del país, con música en hebreo y hits internacionales, como los de Olivia Newton-John, Elton John, The Bee-Gees y otros. Caveret de Israel gana la competencia de Eurovision y todo el país entona «Halleluiya«.

De vez en cuando me doy un descanso del hebreo, en el cual me sumergí y lo dominé en 3 meses para poder trabajar. En esos descansos escucho por Reshet Aleph (Radio 1) las noticias en Ladino, donde comentaban que cuando enfermó la primer ministra Golda Meir, «estaba encamada con calentura» (sic).

  1. Radio Mitre en Albuquerque, New México, USA

Vino mi hermano Rubén desde Israel para visitarnos, conocer a mi recién nacido primer hijo y aprovechar el 1994 para ir a los partidos del Mundial. La Spica, con su onda larga, ya quedaba un poco corta. Univisión televisaba los partidos con el gran relator Andres Cantor GOOOOOOL y los comentarios de Norberto Longo, a quien ya había visto los mediodías por el noticiero del canal 13 durante el colegio. La radio estadounidense flaqueaba. Entonces adquirí una portátil Sony con buena FM y onda corta, que permitía, gracias al vasto y límpido cielo y elevación de 2000 m. al pie de la montaña Sandia, de captar las ondas de Buenos Aires, siempre y cuando las radios piratas de Cuba no interfirieran. Rubén se comportaba como uno de los «locos de la azotea«, tratando de orientar la antena en el jardín para mejor recepción. En un momento en que entre a buscar agua, escucho a Rubén con incredulidad: «no juega Maradona» me dice. «Queeee?» le respondo, flameando los boletos de avión y las 2 entradas para el Cotton Ball de Dallas donde al día siguiente Argentina sería derrotada por Bulgaria, con las 2 pepas de Hristo Stoichkov, sobre el arco que da la tribuna donde estábamos parados, divisando la infructuosa salida de Islas, superado por ese magnifico izquierdazo de Hristo.

Pero, al poco tiempo, un milagro. Estaba escribiendo en la pequeña MacIntosh 256 con modem, recién llegada la Web. Intento una navegación primitiva cual piragua. Encuentro a mi vieja y querida Radio Mitre. Aprieto el link. Escucho la voz de Marcelo Bonelli hablando de economía política y de Menem; escucho propagandas familiares. Escucho el castellano porteño; escucho el alma de Buenos Aires. Estoy en casa. Festejo con el viejo jingle:

LR6 Radio Mitre,
en el numero 80 de su dial,
las 24 horas del diiia,
en los puntos cardinales del país,
pirirpiipiripii, pi piripiii (redoblante)

LR6 Radio Mitre,
en el numero 80 de su dial,
tan tan tan tan, tannnn.

  1. Notas

Solamente algunas emisoras de AM. Esto es un ensayo, no una enciclopedia.

No se ofendan, en este orden de izquierda a derecha, Nacional, Splendid, Belgrano, Excelsior, El Mundo, Libertad, Argentina, Antártida, Provincia y Del Pueblo, donde mi zeide escuchaba religiosamente la Hora Ydische todos los días de tarde, antes de rezar. El cantor de tangos Antonio  Maida fue el director de esa radio y uno de los fundadores de Canio 14.

CW1, Radio Colonia, la Emisora de América, con las noticias relatadas por Ariel Delgado… «más informaciones para este boletín«. Transmitía desde los estudios de Riobamba y Lavalle, al lado de la comisaria 5a. La torre de transmisión estaba en Colonia, Uruguay. Era la radio que transmitía las revoluciones que supimos sufrir.

LS4, Radio Porteña/ Continental desde 1969.  La radio de las tres P’s; Panzeri, Porteña y Peyre. Por ella escuchaba también los partidos de la B los sábados, cuando solían jugar Ferro, Nueva Chicago y All Boys y las carreras de autos con Sojit. Cuando se hizo Continental en 1969 trajeron programas musicales estupendos. Llego la sensual voz de Nora Perlé, con su programas Miss Ylang y Las Siete Lunas de Crandall. Hoy en día soy asiduo oyente de Continental, y me gustan los programas periodísticos donde estuvo mi colega neurólogo Nelson Castro, que por esas casualidades también se entrenó en neurología en Cleveland.  Ahora disfruto de programas periodísticos con Daniel Lopez, cómicos con Beto Casella y Moldavsky, magazines con Fernando Bravo, con quien me senté en Washington a dialogar y donde se escuchaba la dulce voz de Andrea Esteves-Mirson, ahora en Mitre; y por supuesto, deportivos donde pasaron relatores como Victor Hugo,  finos periodistas como Román Iuch,  el equipo de Mariano Closs y ni hablar de Magdalena Ruiz Guiñazú, ahora en Mitre.

LS5, Radio Rivadavia, junto a La Voz de América. Uno de mis programas preferidos era La Oral Deportiva Edmundo Campagnale, dirigida por José María Muñoz, el Relator de América. Mi entrenador de atletismo, el gran maestro Francisco Mura (Don Pancho) tenía su microprograma los martes (cuando no entrenábamos) y daba sus comentarios atléticos, mencionando nuestro equipo de Luz y Fuerza y unas cuantas veces mi nombre como participante ganador de torneos. Y mi preferido, por lejos, era el de los domingos de futbol, con relatos de Muñoz, comentarios de Enzo Ardigó, vestuarios con Zavatarelli, publicidad con Cacho Fontana.

LS1, Radio Municipal, que transmitía primero desde el Teatro Colon, y luego desde el Centro Cultural San Martin. Mi padre era entusiasta oyente de Municipal, mientras desayunaba bien temprano antes de ir a los hospitales. No solo música clásica, sino que todo tipo de música, noticias, eso sí, nada de futbol.

Hace ya 20 años nació y se consagró la  hermana menor,  mi querida estación La 2×4 FM 92.7, radio temática de tango, una joya de la radiofonía mundial, con Marcelo Rojas trotando por el mundo, llevando la bandera en alto de La 2X4; con mis íntimos amigos del éter y sus equipos, Nacho Riverol, Luis Tarantino, Anselmo Marini, Marcelo Guaita, Luis Formento, Rómulo Berrutti, Antonio Carrizo, Lionel Godoy, Guillermo Marcos, José Luis Filachione, Alberto Gerding y colaboradores como Luis Kirszman, Paola Ferreria, Silvia Grasso, Esteban Koszlovsky, Patricia Paola Pons, Graciela Raffa, Hani Versace, Paula Sterczek, Luis Alposta, con Baltasar Jaramillo como director.

LR6 Radio Mitre. Poderosa. Grandes programas periodísticos y deportivos, desde Ginés a Lanata. Con Longobardi, con Leuco, con Curcu, con Bernardino Veiga con Nora Perlé y Andrea Estevez-Mirson, con Gabriel Anello y su Super Mitre Deportivo.

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3 COMENTARIOS

  1. Muy bien escrito el artículo. No sabía que tu viejo era de Boca. Es increíble como la música nos trae recuerdos de años atrás. Saludos,

    La Doce

  2. Hola Raúl
    Leí atentamente tus “acuarelas radiofónicas” que me gustó mucho, me parecieron un resumen excelente, muy descriptivo, cargado de emociones y recuerdos, muchos de ellos compartidos.
    El combinado, el cablecito que oficiaba de antena para sintonizar onda corta, la Spica con estuche de cuero, los Plateros, Bocas vs River…
    Y me permito incorporar tres imágenes que vinieron a mi memoria cuando leía tus acuarelas: en 1955,en que nos vinieron a buscar a la escuela primaria (yo en primer grado) porque “había revolución” y al llegar a casa encontrar a mi primo Hugo que iba moviendo el cable que salía detrás del “combinado” y lo enganchaba en diferentes barrotes de la escalera hasta que logró sintonizar Radio Colonia, desde la cual pudimos escuchar que habían derrocado a Perón …
    En 1966 siendo alumno del Nacional N° 8 (el Colegio Roca, de Belgrano) nos llevaron a un acto que se hizo frente al monumento a Julio A. Roca donde en un mismo palco estaban el presidente Arturo Illia y también el General Onganía, poco antes que este último lo desplazara mediante un golpe de Estado…
    Y un recuerdo que retengo y que no mencionas en tu recopilación (porque los estudiantes de medicina tenían -al menos en los 70’s- diferentes horarios que los que estudiamos arquitectura) las noches de insomnio de casi una semana seguida en que preparábamos nuestras entregas de diseño, y que nos manteníamos despiertos a base de café y radio, escuchando la sensual voz de Nucha Amengual en “Modart en la Noche”….
    Un fuerte abrazo
    Guille

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